Los derechos de monos y humanos
El 25 de junio, en una votaci¨®n hist¨®rica, la Comisi¨®n de Medio Ambiente, Agricultura y Pesca del Parlamento espa?ol declar¨® su apoyo al Proyecto Gran Simio, una propuesta para dar derecho a la vida y la libertad y proteger de la tortura a nuestros familiares no humanos m¨¢s pr¨®ximos: chimpanc¨¦s, chimpanc¨¦s pigmeos, gorilas y orangutanes. Otros pa¨ªses, como Nueva Zelanda y el Reino Unido, han tomado medidas para proteger a los grandes simios de los experimentos da?inos, pero ning¨²n parlamento nacional hab¨ªa declarado que un animal puede ser un individuo con sus derechos.
La resoluci¨®n, que se espera que apruebe el pleno del Parlamento, dice al Gobierno espa?ol que promueva una declaraci¨®n similar en el ¨¢mbito de la Uni¨®n Europea. Asimismo, pide al Gobierno que apruebe, en el plazo de un a?o, una ley que proh¨ªba someter a los grandes simios a experimentos potencialmente da?inos que no vayan en beneficio de ellos.
Espa?a es el primer pa¨ªs que acepta oficialmente el Proyecto Gran Simio
En Austria hay activistas detenidos en virtud de una ley creada para la mafia
Mantener a los grandes simios en cautividad se permitir¨¢ s¨®lo con fines de conservaci¨®n, y siempre en condiciones ¨®ptimas para los monos. Adem¨¢s, la resoluci¨®n recomienda que Espa?a tome medidas en foros y organizaciones internacionales para asegurar que se proteja a los grandes simios de los malos tratos, la esclavitud, la tortura, la muerte violenta y la extinci¨®n.
Paola Cavalieri y yo fundamos el Proyecto Gran Simio en 1993 con el fin de romper las barreras entre los animales humanos y los no humanos. Investigadores como Jane Goodall, Diane Fossey y Birute Galdikas han demostrado que los grandes simios son seres pensantes, con conciencia de s¨ª mismos y ricas vidas emocionales, y prepararon el terreno para que se les extendieran los derechos esenciales.
Si consideramos los derechos humanos como algo que poseen todos los seres humanos, independientemente de su capacidad intelectual o emocional, ?c¨®mo podemos negarles derechos similares a los grandes simios, que sin duda sobrepasan a algunos seres humanos en racionalidad, conciencia de s¨ª mismos y v¨ªnculos emocionales con otros? Ser¨ªa mostrar un prejuicio contra otros simplemente porque no son miembros de nuestra especie; un prejuicio que llamamos especie¨ªsmo, para resaltar su parecido con el racismo. El Proyecto Gran Simio pretende cambiar nuestra forma de pensar sobre los grandes simios y sobre los animales en general. La resoluci¨®n espa?ola representa la primera aceptaci¨®n oficial de esa propuesta.
Es especialmente significativo el uso del t¨¦rmino "esclavitud" como una cosa que no debemos hacer con los animales porque, hasta ahora, se ha supuesto que era justo que los animales fueran nuestros esclavos, que los utiliz¨¢ramos como quisi¨¦ramos, para ti-rar de nuestros carros, ser cobayas de enfermedades humanas en investigaci¨®n o producir huevos, leche y carne para alimentarnos. El hecho de que un Gobierno reconozca que puede estar mal esclavizar a los animales es una brecha importante en el muro de exclusividad moral que hemos construido en torno a nuestra propia especie. No obstante, mientras los parlamentarios espa?oles examinaban con simpat¨ªa los derechos de los animales, en Austria, 10 dirigentes de organizaciones legales de defensa de los animales iniciaban su quinta semana en prisi¨®n. Al amanecer del 21 de mayo, los agentes de polic¨ªa irrumpieron en 23 lugares distintos, levantaron a las personas que encontraron en la cama, les colocaron la pistola en la cabeza y obligaron a un l¨ªder de una de las organizaciones a permanecer de pie y en calzoncillos en un lugar p¨²blico durante dos horas. Confiscaron ordenadores y documentos, y dejaron incapacitado el movimiento de defensa de los animales cuando se dispon¨ªa a lanzar una nueva iniciativa para consagrar la protecci¨®n de los animales en la constituci¨®n austriaca.
Los 10 l¨ªderes arrestados est¨¢n detenidos sin cargos ni acusaciones concretas, en virtud de una ley pensada para miembros de organizaciones criminales como la mafia. La polic¨ªa no ha presentado ninguna prueba de que alguno de los detenidos hubiera participado en actos violentos. Sin embargo, un tribunal acaba de decretar su prisi¨®n preventiva hasta septiembre. Despu¨¦s de 17 d¨ªas en la c¨¢rcel, tres fueron acusados de amenazar a una encargada de prensa de una tienda de modas impidi¨¦ndole que se fuera en su coche. A otro, Martin Balluch, le presentaron un expediente policial de 1.500 folios con el que pretend¨ªan justificar su detenci¨®n. En el documento, su nombre s¨®lo se menciona tres veces, todas ellas en relaci¨®n con entrevistas que ha concedido a medios de comunicaci¨®n o art¨ªculos que ha escrito.
Lo ir¨®nico es que Balluch, un hombre brillante con doctorados en F¨ªsica y Filosof¨ªa, es, en el movimiento mundial de defensa de los animales, uno de los principales partidarios de la v¨ªa no violenta y democr¨¢tica. En un ensayo que escribi¨® para In Defense of Animals, un libro que edit¨¦ en 2006, dec¨ªa: "Ning¨²n n¨²mero posible de ataques guerrilleros del estilo de los realizados por el Frente de Liberaci¨®n de los Animales habr¨ªa podido hacer tanto da?o a la industria de la cr¨ªa intensiva como la nueva ley austriaca".
En los ¨²ltimos a?os, las organizaciones austriacas de defensores de los animales han tenido un ¨¦xito notable en su labor de convencer a votantes y legisladores para que apoyen leyes que vayan eliminando poco a poco las jaulas para gallinas ponedoras, la cr¨ªa intensiva de conejos para carne y la cr¨ªa de animales para pieles. Como escribe Balluch: "Una ley que proh¨ªba toda una industria hace mucho m¨¢s da?o econ¨®mico a la industria de maltratos a los animales que cualquier otra cosa que pueda hacer el movimiento en defensa de sus derechos". La persecuci¨®n policial del movimiento en defensa de los animales parece ser un intento por parte del partido conservador -que controla el Ministerio del Interior- y sus partidarios de la industria de utilizaci¨®n de los animales de responder a una campa?a pac¨ªfica y leg¨ªtima contra nuestra forma de tratar a los animales. Que pueda ocurrir una cosa as¨ª en una democracia europea es un esc¨¢ndalo.
? Project Syndicate, 2008.
Peter Singer es profesor de Bio¨¦tica en la Universidad de Princeton. Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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