TIRARSE A LA PISCINA
En la piscina de mi barrio pasan cosas extra?as. De un tiempo a esta parte no dejo de pensar en alg¨²n misterio gordo escondido bajo sus aguas celestes, como en la piscina de Cocoon. Es inevitable pensar en un nido de extraterrestres vi¨¦ndolos ah¨ª, sumergidos hasta el cuello, a la vista s¨®lo sus peque?as cabezas de siliconas y sus antifaces de Aquaman. Son los ba?istas de polideportivo, seres despersonalizados por sus trajes de ba?o y sus movimientos r¨ªtmicos, flotando en su elemento como fideos en una sopa. Por eso mi incredulidad al descubrir que estas criaturas no son asexuados, sino que est¨¢n aqu¨ª aposta para lanzarse miradas de 50 metros planos, para hacer exhibicionismo submarino y perderse en el laberinto de vestuarios y duchas con una peque?a toalla como ¨²nico escudo. No hace falta m¨¢s que hacer una breve tipolog¨ªa del ba?ista de barrio: a) El entra?able chulopiscinas. b) Las viejitas del aquagym mirando embelesadas al monitor de turno. c) El gay lig¨®n en mini slip. Y d) La t¨ªa regia que se mueve como si fuera Ludivine Sagnier en The Swimiing Pool. ?Qu¨¦ tienen las piscinas que son tan favorables al ligoteo? ?Tiene el cloro propiedades afrodisiacas? ?Por qu¨¦ se ruedan tantas escenas porno en estos dep¨®sitos de agua? ?Por qu¨¦ en Gran Hermano siempre hay una alberca y una pareja follando? ?Por qu¨¦ existe el Kamasutra de piscina? ?Es verdad que los t¨ªos meten sus penes en los skimmers?
Analicemos una vez m¨¢s la respuesta de Woody Allen a la pregunta "?Es sucio el sexo?". Respuesta: "S¨®lo cuando se hace bien". Me parece un principio b¨¢sico, por eso no entiendo cu¨¢l es el sentido de hacerlo con tanta agua alrededor. Salvo que est¨¦s en un charco fangoso, el agua evoca higiene y es contraria a los factores de olor, sabor y tacto. Que alguien si no intente embuchar algo sin olerlo o probarlo antes. Ni qu¨¦ decir de la omnipotencia del agua en menoscabo de ese ant¨ªdoto contra las fricciones lastimeras llamado lubricaci¨®n natural: los fluidos ¨ªntimos son como los r¨ªos que van a dar a la piscina, que es el morir.
Pero no hay que decir de esta agua no beber¨¦. Argumentos a favor del sexo piscinero: es la s¨ªntesis perfecta entre lo municipal y lo individual, una actividad colectiva con derecho a roce. La piscina es una gran cama p¨²blica climatizada y el agua una s¨¢bana transparente que deja entrever, adivinar o deducir (infinitivos muy er¨®ticos) que lo de la superficie no es nado sincronizado. Una raz¨®n final es la sensaci¨®n de ingravidez y la confianza que da el agua como red amortiguadora, perfecta para trapecistas y aficionados a poses que en tierra firme ser¨ªan sin¨®nimo de fractura. Advertencia: no intentarlo en la ba?era.
Gabriela Wiener es autora de Sexograf¨ªas (Melusina, 2008).
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