Un borr¨®n pone en jaque a Espa?a
La ciclista Maribel Moreno, primer positivo oficial de los Juegos el d¨ªa en que Phelps y sus compa?eros firman una gesta inolvidable en los 4x100 metros libre
En plena admiraci¨®n internacional por el deporte espa?ol y con el ciclismo en exitosa fase de regeneraci¨®n pese a ciertas sospechas transfronterizas, una corredora, Maribel Moreno, puso ayer en jaque a Espa?a, absurdamente expuesta ante toda clase de verdugos. Un desgarro descomunal: el COI anunci¨® oficialmente que el primer positivo detectado en los Juegos era el de Moreno, que hab¨ªa dejado Pek¨ªn el pasado 31 de julio por una supuesta crisis de ansiedad. La ciclista, con posibilidades muy remotas -salvo milagro- de cualquier ¨¦xito deportivo, no pas¨® el control al que fue sometida por sorpresa el d¨ªa, el citado 31 de julio, que lleg¨® precisamente a la Villa Ol¨ªmpica.
En otro momento y en otro marco, la noticia habr¨ªa resultado intrascendente, pero ayer, con tantas lupas sobre el deporte espa?ol y con el irremediable eco universal que tienen unos Juegos, caus¨® una enorme cicatriz. Tanto el secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky, como el presidente del COE, Alejandro Blanco, se vieron obligados a dar explicaciones ante todos los medios, nacionales y extranjeros. Ambos acentuaron su pol¨ªtica de tolerancia cero ante el dopaje e intentaron aislar el caso. Lo sucedido con Moreno revela de nuevo que las autoridades y las federaciones deben extremar a¨²n m¨¢s su vigilancia. En estos tiempos, cualquier suceso semejante, por modesto que sea el deportista con la tacha, supone un borr¨®n considerable para la imagen de un pa¨ªs, esta vez Espa?a. Pero, en el paisaje actual, una irresponsabilidad individual -por lo que supone para la propia salud del deportista y la onda que expande sobre sus compatriotas- no puede derivar en una culpabilizaci¨®n colectiva. Por ejemplo, nadie ha pasado m¨¢s controles este a?o que los grandes ciclistas espa?oles, cuyas victorias tienen como consecuencia que se estreche el cerco sobre ellos.
El funesto caso de Moreno empa?¨® la inolvidable gesta protagonizada a primera hora de la ma?ana por Michael Phelps y sus tres compa?eros del relevo estadounidense de 4x100 metros libre: Garrett Weber-Gale, Cullen Jones y Jason Lezak. Una carrera ¨¦pica, uno de los momentos que quedar¨¢n para siempre en la retina del olimpismo. Fueron tres minutos llenos de grandeza, con muchas haza?as en un duelo que parti¨® con Francia como indiscutible favorita y con Estados Unidos lejos incluso de Australia.
Era la prueba m¨¢s inquietante para Phelps y su intento de superar los siete oros de Mark Spitz en una misma cita ol¨ªmpica. En Atenas, su hom¨¦rico sue?o se esfum¨® tras perder este relevo ante Sur¨¢frica y Australia. Phelps no es un especialista en los 100 libre, ni mucho menos, y hab¨ªa nadado una hora antes una serie de los 200 libre que le clasific¨® para la final de hoy. A su lado, en la primera posta, el australiano Eamon Sullivan, que bati¨® el r¨¦cord del mundo en los primeros 100 metros (47,24s). A Phelps le quedaba otra serie por la tarde, la de 200 mariposa, en la que, por cierto, bati¨® la marca ol¨ªmpica. Pero estuvo inmenso, colosal, y toc¨® la pared a una cent¨¦sima (47,51s) del mejor registro anterior, el que ten¨ªa el franc¨¦s Alain Bernard (47,50s). As¨ª es este H¨¦rcules de Baltimore. Weber-Gale mantuvo el tipo en el segundo relevo al igual que Jones, un afroamericano del Bronx, en el tercero. Pero todo apuntaba al ¨¦xito de Francia con el temible y reverenciado Bernard medio cuerpo por delante de Lezak, que, a los 33 a?os, parec¨ªa imposible que pudiera remediar lo sucedido en la capital griega. Pero su remontada fue majestuosa y un manotazo final le glorific¨® incluso por delante de Phelps. Al menos, por unos minutos. Victoria y una rebaja de cuatro segundos del r¨¦cord mundial, establecido en 3m 8,24s. "Se me ha disparado la adrenalina. Me parece todo irreal", solt¨® Lezak. Como quiera, pero el sue?o de Phelps sigue siendo real gracias a ¨¦l, a su inesperada heroicidad.
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