EE UU advierte que el desaf¨ªo ruso "no puede quedar sin respuesta"

Con el recuerdo en la mente de los viejos duelos entre superpotencias, Estados Unidos intenta hacer frente al acto de fuerza ejercido por Rusia en Georgia con prudencia, pero decidido a actuar diplom¨¢ticamente para que este aparente desaf¨ªo no quede completamente impune.

"Esto no puede quedar sin respuesta", ha advertido el vicepresidente, Dick Cheney, que recoge un estado de opini¨®n muy cr¨ªtico contra la actuaci¨®n del Gobierno ruso, tanto de parte de la Administraci¨®n como de los candidatos presidenciales.

"Quiero expresar mi profunda preocupaci¨®n por la desproporcionada respuesta de Rusia y condenamos en¨¦rgicamente el bombardeo de Osetia del Sur", dijo ayer el presidente George W. Bush en Pek¨ªn, poco antes de emprender regreso a Washington, donde a partir de hoy discutir¨¢ con sus asesores de seguridad la reacci¨®n m¨¢s adecuada.

Bush califica de "desproporcionada" la respuesta de Mosc¨² a Georgia

Washington estima inaceptable el retorno a antiguos criterios expansionistas

"Rusia deber¨ªa cesar sus actividades militares de forma inmediata e incondicional y retirar todas sus fuerzas del territorio soberano de Georgia", exigi¨® ayer el candidato presidencial republicano, John McCain.

Aunque el estallido de este conflicto ha cogido al candidato dem¨®crata, Barack Obama, inoportunamente de vacaciones, tambi¨¦n ¨¦l hizo ayer un comunicado, m¨¢s equilibrado, en el que, adem¨¢s de condenar la invasi¨®n rusa, ped¨ªa que "ambas partes manifiesten contenci¨®n y pongan fin a este conflicto armado".

Como cada hecho importante o irrelevante, esta crisis militar ha atravesado la campa?a electoral norteamericana y dar¨¢ oportunidad a que cada uno de los aspirantes exhiba sus habilidades y sus ideas en un caso grave de pol¨ªtica exterior. McCain cuenta a su favor con el asesoramiento de Randy Scheunemann, uno de sus principales consejeros de asuntos internacionales y un gran experto en Georgia. Tan experto, a?aden en la campa?a dem¨®crata, que ha hecho lobby a favor de Georgia en el Congreso norteamericano.

Para los candidatos y para el Gobierno, en esta situaci¨®n hay en juego m¨¢s de lo que la lejan¨ªa geogr¨¢fica del problema o su desconocimiento entre los ciudadanos podr¨ªan hacer parecer. Est¨¢ en juego la capacidad de ayudar a un aliado incondicional y, al mismo tiempo, la autoridad de Washington para poner l¨ªmites a la nueva aparici¨®n agresiva de Mosc¨² en el escenario internacional.

Estados Unidos es tan querido en Georgia que en Tbilisi, su capital, hay una calle con el nombre del presidente George W. Bush. Los peri¨®dicos norteamericanos recog¨ªan ayer el grito desesperado de los ciudadanos de ese pa¨ªs rogando a sus amigos de Occidente que acudan en su ayuda. "No se trata de Osetia del Sur, se trata de salvar a Georgia como naci¨®n", dec¨ªa ayer en The Wall Street Journal el presidente georgiano, Mija¨ªl Saakashvili.

Responder a ese llamamiento, para Estados Unidos no es simplemente una cuesti¨®n humanitaria. Se trata de enviar un mensaje a Rusia de que el retorno a antiguos criterios expansionistas por encima de la voluntad de las naciones no es aceptable en el mundo actual.

Es dif¨ªcil, sin embargo, establecer ese principio sin deteriorar las relaciones con Rusia m¨¢s de lo razonablemente admisible. Bush y el primer ministro de Rusia, Vlad¨ªmir Putin, estuvieron sentados a pocos metros de distancia el pasado viernes durante la inauguraci¨®n de los Juegos Ol¨ªmpicos. Aunque se saludaron e intercambiaron unas pocas palabras sobre lo que estaba sucediendo en Georgia, seg¨²n ha contado Bush, el lenguaje corporal de aquel encuentro manifestaba la tensi¨®n entre ambos.

Estados Unidos no tiene muchos instrumentos de presi¨®n sobre Rusia sin perder la cara entre sus aliados en la regi¨®n. El instrumento de Naciones Unidas est¨¢ descartado porque Rusia es miembro permanente del Consejo de Seguridad y, como tal, con derecho a veto sobre cualquier iniciativa que le perjudique.

El contexto internacional no permite tampoco hoy el juego de ajedrez estrat¨¦gico tan frecuente durante la guerra fr¨ªa y que daba lugar a que una superpotencia retirara una ficha de Georgia si la otra retiraba la suya de los Balcanes. Mosc¨² est¨¢ claramente insatisfecho con la evoluci¨®n de los acontecimientos que permitieron la desintegraci¨®n de Yugoslavia, su gran aliado, pero poco puede ofrecerle ahora Estados Unidos al respecto.

Todo lo m¨¢s que Washington puede hacer para que Rusia conserve la influencia en su entorno geogr¨¢fico es responder negativamente al deseo de Georgia de formar parte de la OTAN.

Para Estados Unidos tambi¨¦n es importante que los movimientos que se puedan dar en relaci¨®n a la crisis actual est¨¦n coordinados con Europa y esperen a que los europeos tomen la iniciativa.