?C¨®mo influir¨¢ la raza en las presidenciales?
Una encuesta reciente de The New York Times muestra que el 31% de los votantes blancos y el 83% de los votantes negros tienen una opini¨®n favorable del candidato dem¨®crata putativo a la presidencia, Barack Obama. Confieso mi sorpresa y mi preocupaci¨®n ante esa enorme diferencia, y en el presente art¨ªculo me gustar¨ªa sugerir las razones hist¨®ricas por las que la "naci¨®n de inmigrantes" que m¨¢s ¨¦xito ha tenido en el mundo sigue pensando de forma tan distinta sobre los negros que sobre cualquier otro componente ¨¦tnico de su poblaci¨®n.
Para empezar, siempre ha habido una "jerarqu¨ªa" en la actitud de Estados Unidos hacia los inmigrantes. En los siglos XVIII y XIX hab¨ªa una clara preferencia por los anglosajones, germ¨¢nicos y escandinavos. Eran sobre todo protestantes, s¨®lidos granjeros, artesanos y miembros de las ¨¦lites profesionales y sociales. Y antes de que, en el siglo XX, la antropolog¨ªa convenciera a la mayor¨ªa de las clases educadas de que todas las "razas" eran iguales, la mayor¨ªa de los norteamericanos daba por sentado que los pueblos del norte de Europa eran superiores.
Obama y McCain se comprometieron a no utilizar la raza como tema pol¨ªtico
Algunos negros creen que Obama no representa sus reivindicaciones hist¨®ricas
Al mismo tiempo, los inmigrantes cat¨®licos irlandeses, jud¨ªos, mediterr¨¢neos, balc¨¢nicos y eslavos fueron constituyendo un segundo nivel de nuevos estadounidenses: ¨²tiles como trabajadores industriales y en los servicios, y candidatos a una asimilaci¨®n gradual en una sociedad cuyos "valores" y cuyos dirigentes pol¨ªticos y sociales segu¨ªan siendo sobre todo predominantemente del norte de Europa.
Hasta finales del siglo XIX, casi todos los inmigrantes proced¨ªan de Europa, pero la construcci¨®n del ferrocarril transcontinental, la apertura de minas y pesquer¨ªas y la agricultura intensiva en la costa del Pac¨ªfico atrajeron a un n¨²mero cada vez mayor de latinoamericanos e inmigrantes del este asi¨¢tico, mucho m¨¢s "distintos" de los europeos del norte, f¨ªsica y culturalmente, que los pueblos eslavos y mediterr¨¢neos. Durante d¨¦cadas, recibieron un trato de coolies y, en la II Guerra Mundial, miles de familias japonesas completamente inocentes fueron internadas en campos de concentraci¨®n; no les llamaban japoneses, sino japs, con una connotaci¨®n de maldad. Sin embargo, los estadounidenses siempre han admirado el trabajo duro, la competencia econ¨®mica y profesional, as¨ª que, en la segunda mitad del siglo XX, los logros y el alto nivel educativo de la gente procedente del este de Asia permiti¨® su r¨¢pida aceptaci¨®n y su asimilaci¨®n en la sociedad.
Los latinoamericanos no han tenido un ¨¦xito tan espectacular como los orientales, pero, en la medida en que se van convirtiendo en "clase media", desde el punto de vista econ¨®mico y educativo, tambi¨¦n se ven aceptados como iguales por la mayor¨ªa.La gran excepci¨®n han sido los negros, que llegaron, no como inmigrantes voluntarios, sino como esclavos. En la ¨¦poca colonial, los due?os de plantaciones descubrieron que no pod¨ªan hacer esclavos a los indios americanos, sino s¨®lo matarlos o deportarlos a los territorios del oeste en los que a¨²n no se hab¨ªan asentado los granjeros blancos. En ?frica, la esclavitud era com¨²n, por lo que era posible comprar esclavos a traficantes tanto negros como blancos, y as¨ª se hizo durante los dos siglos anteriores a 1808, cuando la Constituci¨®n americana, aprobada unos a?os antes, prohibi¨® la trata de esclavos. Sin embargo, la importaci¨®n se sigui¨® haciendo de forma clandestina hasta la Guerra de Secesi¨®n (1861-1865). En teor¨ªa, los esclavos fueron legalmente emancipados en 1863, pero, aunque la Confederaci¨®n perdi¨® la guerra civil, las costumbres sure?as ganaron la "paz", en el sentido de que los negros siguieron siendo una clase oprimida hasta mediados del siglo XX y las hist¨®ricas leyes de derechos civiles de los a?os sesenta.
Desde entonces, los negros han progresado de manera considerable en la creaci¨®n de su propia clase media y en una serie de logros profesionales y cient¨ªficos que, poco a poco, van estableciendo su igualdad ante el resto de los estadounidenses.
No obstante, pese al terreno ganado desde mediados del siglo XX, los negros siguen sujetos a fuertes -aunque poco recono-cidos- prejuicios en comparaci¨®n con las dem¨¢s minor¨ªas ¨¦tnicas. Existen al menos tres razones para esos prejuicios: 1) el desprecio por quienes, durante siglos, fueron esclavos; 2) el desprecio porque tienen familias menos estables que las de los descendientes de europeos y asi¨¢ticos; y 3) el temor a la supuesta agresividad sexual de los varones negros. En realidad, fue la conducta de los blancos la que cre¨® las condiciones que generaron esos prejuicios.
Los se?ores blancos importaron a los negros como esclavos y, a lo largo de dos siglos, vendieron a maridos, mujeres y ni?os a distintos due?os que viv¨ªan a cientos de kil¨®metros de distancia, sin preocuparse en absoluto por mantener unidas a las familias. Y en cuanto a las relaciones sexuales, los se?ores blancos y sus hijos se llevaban a las mujeres negras a la cama sin preocuparse por sus sentimientos. M¨¢s del 80% de los negros americanos tiene algo de sangre blanca en sus venas, y el mestizaje forzoso impuesto por los amos blancos se transform¨® en una obsesi¨®n por la supuesta agresividad sexual de los negros.
Barack Obama no es descendiente de esclavos, sino hijo de un estudiante universitario de Kenia y una estadounidense blanca a la que su padre dej¨® cuando el ni?o era a¨²n peque?o. Es decir, por sus or¨ªgenes, Obama se escapa a la tr¨¢gica historia de la esclavitud, y eso hace quiz¨¢ que est¨¦ menos a merced del desprecio no reconocido de los blancos hacia la poblaci¨®n de antiguos esclavos.
Al mismo tiempo, algunos negros consideran tal vez que no representa del todo sus reivindicaciones hist¨®ricas. En las primeras semanas de la campa?a, cuando empez¨® a verse que Obama y McCain ten¨ªan todas las probabilidades de ser los dos candidatos, ambos se comprometieron a no permitir que sus portavoces explotaran la "raza" como tema pol¨ªtico. Sin embargo, a medida que Obama ha moderado algunas de sus anteriores posturas izquierdistas, y ante el entusiasmo que la prensa y el p¨²blico -tanto en Estados Unidos como en Europa- han mostrado por ¨¦l como posible presidente, est¨¢ claro que los conservadores han decidido que la ¨²nica forma de impedir que salga elegido es destruir su reputaci¨®n.
Internet, radio y televisi¨®n han empezado a llenarse de anuncios en su contra: se le ha relacionado con l¨ªderes negros "extremistas". Tiene escasa experiencia pol¨ªtica civil, y ninguna militar (en contraste con un h¨¦roe de guerra encarcelado y torturado en Vietnam). Es una estrella de cine, no un abogado ni pol¨ªtico experimentado. Es un orador elocuente, pero no ha dicho cosas concretas sobre c¨®mo resolver los problemas econ¨®micos y proteger a Estados Unidos del "terrorismo mundial". La clase obrera blanca no conf¨ªa en ¨¦l y los estadounidenses m¨¢s patriotas, en general, consideran que es un "elitista" y que se ha beneficiado de las leyes de "discriminaci¨®n positiva", que disminuyen las oportunidades educativas de los buenos estudiantes que no pertenecen a una minor¨ªa. Un truco malintencionado que ya ha recorrido Internet y los medios de comunicaci¨®n es la insidia lanzada en un mitin republicano en Tejas con la leyenda "Si gana Obama, ?seguir¨¢ siendo blanca la Casa Blanca?".
Despu¨¦s de haber vivido la mayor parte de los ¨²ltimos 25 a?os en Espa?a, no me siento capaz de calcular la fuerza de los prejuicios que puedan quedar en Estados Unidos. Pero la opini¨®n p¨²blica estadounidense sigue dividida en funci¨®n de los mismos criterios que produjeron unas elecciones muy re?idas en 2000 y 2004, y una brusca reacci¨®n contra la presidencia de Bush y Cheney en los dos ¨²ltimos a?os.
Muchos comentaristas han dicho que "si Obama pierde las elecciones, ser¨¢ exclusivamente por su culpa". Personalmente creo que, si la gran mayor¨ªa elige entre Obama y McCain como si ambos fueran blancos, seguramente ganar¨¢ Obama, por los mismos motivos por los que ganaron Franklin Roosevelt, Harry Truman y John F. Kennedy. Y si pierde, ser¨¢ porque muchos millones de votantes no est¨¢n preparados para votar a un presidente negro.
Gabriel Jackson es historiador estadounidense. Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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