"No veo m¨¢s futuro que estar con Rusia"
Los habitantes de la capital de Osetia del Sur empiezan a recuperar su ciudad tras la batalla
Solitarios y desconcertados, los habitantes de Tsjinvali salen de los s¨®tanos y escondrijos, donde sobrevivieron al ataque georgiano. Vagan por las calles y contemplan su ciudad destruida. S¨®lo quedan unos 2.000 habitantes de los 30.000 que viv¨ªan antes de la guerra. Por doquier, ruinas, edificios destruidos y algunos todav¨ªa en llamas; chatarra, vidrios rotos, hierros retorcidos y requemados, consecuencias de la metralla y de las bombas. De cuando en cuando, tanques carbonizados de los atacantes. Era el paisaje que aparec¨ªa ante la vista de una treintena de corresponsales que ayer llegaron a la capital de Osetia del Sur en un viaje organizado por el Kremlin.
- 12.30. La frontera. La cruzamos por el paso del Bajo Saramag. No ense?amos ni un pasaporte. A los oficiales de guardia les basta con la lista donde apuntamos nuestros nombres. Hasta ayer, este paso parec¨ªa totalmente infranqueable para los que no somos ciudadanos de la Comunidad de Estados Independientes, que agrupa a 12 pa¨ªses que pertenecieron a la URSS.
- 12.55. El t¨²nel de Rok. Tras cruzarlo aparece ante nosotros la Transcaucasia, paisaje maravilloso de monta?as escarpadas y en parte cubiertas de nieve. En nuestros minibuses se sientan escoltas armados. Un letrero con la imagen del presidente surosetio, Eduard Kokoity da la bienvenida a los visitantes.
- 14.00. Corta parada en Dzhaba. La localidad m¨¢s importante al norte de Tsjinvali. Debido al gran atasco de veh¨ªculos que se ha formado en ella, da la impresi¨®n de ser una gran urbe, aunque se trata de un paisaje de huertos. En la plaza hay un busto de Lenin y voluntarios del servicio de rescate que tratan sobre detalles de la operaci¨®n de recogida de cad¨¢veres. Varias personas se pasean como n¨¢ufragos. Una anciana mueve la cabeza y repite: "Esto est¨¢ muy mal". Para seguir a Tsjinvali, cambiamos los minibuses por carros blindados.
- 15.55. Tanques carbonizados. Lo primero que vemos en Tsjinavli son dos tanques T-72 carbonizados en el cruce de la calle Pacificadores y la calle Mosc¨². A la ventana de un edificio sin cristales, se asoma Isolda Bepeiva, de 50 a?os, que dice haber sido actriz del Teatro Dram¨¢tico Georgiano-Osetio. Este teatro fue clausurado en 1992, despu¨¦s de la primera guerra. "Saakashvili es un paranoico y un asesino", dice. "?Ha visto el pie?", pregunta, y explica que en la acera todav¨ªa est¨¢ el pie de uno de los tanquistas carbonizados en este lugar despu¨¦s de que su blindado deambulara por la ciudad disparando a diestro y siniestro. Al principio parece que est¨¢ recordando su pasado teatral, pero despu¨¦s de fijarme en el sitio que me muestra distingo entre los hierros torcidos un pie humano.
- 16.05. Hotel Al¨¢n. Estamos cerca de la estaci¨®n de Tsjinvali. Frente a nosotros se encuentra el hotel Al¨¢n destruido y en este paisaje se alzan los carteles dedicados a las jornadas de amistad entre el Transdni¨¦ter y Osetia del Sur. Este acontecimiento, ocurrido hace poco, fue muy importante en el mundo de las relaciones internacionales de los Estados no reconocidos de la antigua URSS.
- 16.10. I¨®sif. Por la plaza se pasea I¨®sif, que ha llevado a sus padres a Tsjinvali. "Con Georgia nunca m¨¢s va a ser lo mismo despu¨¦s de lo que ha pasado. Se necesitar¨¢n muchos a?os para superar esto y yo no veo m¨¢s futuro que estar al lado de Rusia", dice.
- 16.15. Primer d¨ªa normal. Nuestro acompa?ante, el coronel ?gor Konachenko, ayudante del comandante en jefe de la infanter¨ªa rusa nos explica que por las calles de Tsjinvali hay una cincuentena de tanques carbonizados y destruidos. Los rusos capturaron algunos que todav¨ªa funcionan, entre ellos tres Cobras norteamericanos que han sido entregados a los osetios. ?stos circulan con sus banderas blancas, amarillas y rojas por la ciudad. El coronel Konachenko nos explica tambi¨¦n que hoy es el primer d¨ªa normal. Cuenta que despu¨¦s de que los georgianos se reagruparan el d¨ªa 9 y se lanzaran al ataque ten¨ªan 10.000 hombres mientras que los rusos estaban en condiciones muy inferiores. Los rusos consiguieron controlar la situaci¨®n el 10 por la noche.
- 16.45. La universidad, destruida. Por el camino a la cl¨ªnica principal de la ciudad vemos la universidad est¨¢ completamente destruida pero notamos que la sede del Partido Unidad est¨¢ intacta. En el hospital, la m¨¦dica Tina Zaj¨¢rova nos cuenta que all¨ª, en el s¨®tano, 224 personas tuvieron que ser atendidas durante varios d¨ªas. Hasta el lunes tra¨ªan heridos que durante esa jornada fueron 18. El s¨®tano es impresionante: un largo corredor, donde se suceden las c¨¢maras, por as¨ª llamarlas todav¨ªa llenas de literas con s¨¢banas y vendas ensangrentadas. Del lugar surge un olor apestoso. Aqu¨ª, sin ninguna condici¨®n higi¨¦nica han tenido que ser tratadas esos dos centenares de heridos. Los m¨¦dicos operaban en el pasillo. "Los georgianos me dan l¨¢stima, por estar gobernados por un personaje como Saakashvili", dice Tina.
- 17.30. Hospital de campa?a. El hospital de campa?a, organizado por el Ministerio de Sanidad y de Situaciones de Emergencia, continuaba realizando operaciones. En la unidad de cuidados intensivos, hay un soldado georgiano de 23 a?os con heridas de arma de fuego. El m¨¦dico jefe, Valeri Chab¨¢nov, dice que el chico est¨¢ muy asustado. Chab¨¢nov, que tiene mucha experiencia en otras situaciones b¨¦licas, nos dice que hay una gran diferencia con Chechenia. Los chechenos les reprochaban herirlos primero y curarlos despu¨¦s. Los osetios son puro agradecimiento. Chab¨¢nov dice que hoy han ingresado 44 heridos con quemaduras, impactos de metralla, balas. De ellos cinco fueron heridos el martes mismo.
- 18.00. La tumba de Vera. Vamos al huerto donde est¨¢ enterrada Vera, una mujer de 45 a?os que fue alcanzada por un explosivo en uno de los barrios m¨¢s afectados de la ciudad. La enterraron junto a un ciruelo. A su alrededor, los perros asustados de la casa ladran sin cesar. En los alrededores hay calles enteras de casas destruidas.
- 18.50. Olor a cad¨¢ver. En el cruce de la calle Pushkin con la calle Stalin huele a cad¨¢ver. Precisamente por el olor es f¨¢cil saber en qu¨¦ s¨®tanos y ruinas uno puede encontrar muertos todav¨ªa. Los nombres de las calles reflejan las coordenadas culturales de esa ciudad surosetia: de una parte, el gran poeta ruso del siglo XIX; de otra, el sangriento dictador de la era comunista.
- 19.00. Salida de Tsjinvali. Abandonamos la ciudad. Nos despide un cartel: en un lado est¨¢ escrito "Putin, nuestro presidente" y en el otro "Osetia Unida".
- 19.05. Casas quemadas. Casas quemadas en Tamarasheni, el primer pueblo a la salida de Tsjinvali. Tamarasheni era uno de las cuatro aldeas georgianas que se encuentran en la ruta hacia Rusia. El viaje de regreso transcurre sin incidentes y a las 10 de la noche cruzamos la frontera tras haber cambiado de nuevo los carros blindados por autobuses.
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