La dieta mediterr¨¢nea huye del Sur
Aumenta el consumo de grasas y baja el de hidratos en los pa¨ªses ribere?os
La dieta que se tomaba en Espa?a a principios de los sesenta era m¨¢s sana que la actual. Aquellos habitantes obten¨ªan casi el 63% de las calor¨ªas que consum¨ªan cada d¨ªa de los hidratos de carbono (pasta, pan, patatas), y s¨®lo el 24% eran de grasas (desde el aceite hasta el tocino). Ahora, el panorama ha cambiado: en Espa?a ambas fuentes de energ¨ªa se han igualado, seg¨²n un estudio de la FAO (Organizaci¨®n para la Agricultura y la Alimentaci¨®n de la ONU).
"Durante los ¨²ltimos 45 a?os, la famosa dieta basada en frutas y verduras frescas ha deca¨ªdo y se encuentra en estado moribundo" en su propia ¨¢rea, seg¨²n un estudio del economista Josef Schmidhuber. La creciente prosperidad de la poblaci¨®n en Europa meridional ha producido un r¨¢pido deterioro de sus h¨¢bitos alimentarios, considerados en el pasado como un modelo para el resto del mundo, afirma el economista.
En Espa?a, el 40% de las calor¨ªas viene de los l¨ªpidos, el doble que en 1961
Entre 1962 y 2002, la ingesta diaria de calor¨ªas en los Quince aument¨® cerca del 20%. Pero en Gracia, Italia, Espa?a, Portugal, Chipre y Malta, que inicialmente eran pa¨ªses m¨¢s pobres -y que, curiosamente por ello, ten¨ªan una dieta m¨¢s sana basadas en materia prima cercana sin una elaboraci¨®n demasiado complicada-, el aumento fue del 30%, asegura Schmidhuber.
"El mayor consumo de calor¨ªas y un menor gasto de las mismas han hecho que Grecia sea hoy el pa¨ªs de la Uni¨®n Europea con la media m¨¢s alta de ¨ªndice de masa corporal, y la tasa m¨¢s alta de sobrepeso y obesidad", asegura Schmidhuber.
Lo mismo ocurre con otros pa¨ªses mediterr¨¢neos. M¨¢s de la mitad de los italianos, espa?oles y portugueses sufren igualmente de sobrepeso. Al mismo tiempo, se ha producido un notable incremento de calor¨ªas y carga gluc¨¦mica en las dietas de los residentes del norte de ?frica y Oriente Pr¨®ximo.
En Espa?a, la ingesta de calor¨ªas ha pasado de las 2.673 de media al d¨ªa a 3.405. Una subida superior a la de la media de la UE. En los 40 a?os estudiados, s¨®lo Finlandia ha reducido el consumo.
Este pa¨ªs es considerado un modelo. Como han se?alado los responsables de la Agencia Espa?ola de Alimentos cuando se han presentado los planes contra la obesidad NAOS y PAOS, este pa¨ªs comenz¨® hace ya varias d¨¦cadas a implantar medidas como la reducci¨®n de las porciones de los platos precocinados as¨ª como una progresiva eliminaci¨®n de la sal. Este condimento preocupa mucho a las autoridades sanitarias por su relaci¨®n con la hipertensi¨®n y otros problemas cardiovasculares. La Organizaci¨®n Mundial de la Salud recomienda que no se tomen m¨¢s de dos gramos de sodio al d¨ªa. Todos los pa¨ªses de la UE sobrepasan ese l¨ªmite.
Aparte de un mayor nivel de ingresos, entre las causas que apuntan los expertos para el cambio est¨¢ la uniformidad en las costumbres. Los del norte empiezan a hacer dietas m¨¢s parecidas a las del sur; y, en el sur, se copian los gustos del norte. La prueba est¨¢ en que en 1961 la diferencia entre los m¨¢s tragones (Irlanda) y los que menos (Espa?a) era del 26%. Ahora, entre Portugal -que se ha puesto a la cabeza de la lista- y Finlandia -el ¨²ltimo- es del 19%.
Hay, sin embargo, un dato positivo: "La poblaci¨®n mediterr¨¢nea [y el resto] consume ahora m¨¢s frutas y verduras y m¨¢s aceite de oliva".
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