El Atl¨¦tico amenaza con despedirse
El equipo de Aguirre se mantiene en pie ante un Schalke superior de principio a fin
El Atl¨¦tico se asom¨® ayer a esa especie de escaparate europeo, aunque tenga tanta pinta de mercadillo, como es la previa de la Champions, y se fue comprando apenas una esperanza de rebajas. Cay¨® por la m¨ªnima, ante un Schalke menor, pero dio tal sensaci¨®n de no saber por donde se andaba que sembr¨® de dudas su entrada en el grupo de los elegidos. Se lo jugar¨¢ todo en unos d¨ªas, en la vuelta, ya con Ag¨¹ero en liza, pero el mensaje que dej¨® ayer en Gelsenkirchen invita a la compasi¨®n.
Es el estadio Veltins Arena uno de los mejores del mundo. Seguro que s¨ª. Como an¨¦cdota, por sus tripas circulan cada d¨ªa de partido 52.000 litros de cerveza, los que se fabrican en sus s¨®tanos para dar de beber a quien all¨ª acuda. A litro por espectador. Una juerga es aquello. A los jugadores, al menos antes del partido, se supone que no les toca nada en el reparto. Tampoco a los del Atl¨¦tico. Pero durante a ratos, anoche pareci¨® que s¨ª. Sobre todo durante una primera parte casi demon¨ªaca, en la que el equipo dio lo peor de s¨ª mismo.
SCHALKE 1 - ATL?TICO 0
Schalke: Schober; Westermann, H?wedes, Bordon, Pander; Jones, Ernst, Engelaar, Rakitic (Asamoah, m. 80); Farf¨¢n (Altintop, m. 70) y Kuranyi. No utilizados: F?hrmann; Grossmuller, Zambrano y Vicente S¨¢nchez.
Atl¨¦tico: Leo Franco; Perea, Heitinga, Ujfalusi, Antonio L¨®pez; Assun?ao; Maxi, R. Garc¨ªa, Simao (Pern¨ªa, m. 86); Sinama-Pongolle (L. Garc¨ªa, m. 69) y Forl¨¢n. No utilizados: Coupet; Cleber, Miguel, Pablo y Camacho.
Gol: 1-0. M. 31. Falta directa que transforma Pander a la izquierda de Leo Franco.
?rbitro: Meter Fr?jdfeldt (Suecia). Expuls¨® a Antonio L¨®pez (m. 75), por doble amarilla. Amonest¨® a Ernst, Ra¨²l Garc¨ªa, Heitinga, Farf¨¢n, Maxi, Pern¨ªa, Jones y Luis Garc¨ªa.
52.000 espectadores (lleno) en el estadio Veltins Arena.
Porque el Atl¨¦tico tard¨® 53 segundos en ser presa del p¨¢nico. Los que tard¨® el croata Rakitic en lanzar un zapatazo que Leo Franco sac¨® con una habilidad que despu¨¦s no demostrar¨ªa. Min¨²sculo se qued¨® el cuadro de Aguirre entonces. Incapaz de dar cuatro pases seguidos, vivi¨® una primera parte de infierno. No porque el Schalke hiciera nada del otro jueves, que no lo hizo, sino porque a este Atl¨¦tico, ayer, hoy, ma?ana, y llegar¨¢ el d¨ªa en que pasado ma?ana no, le faltan argumentos futbol¨ªsticos, en el sentido m¨¢s futbol¨ªstico de la palabra. Porque le falta presencia en el campo, generalato.
Le falta dar miedo, ayer, quiz¨¢ porque no estaba Ag¨¹ero; en un rato, quiz¨¢ porque no cree demasiado en lo que hace. El miedo que s¨ª demuestra el club cuando se pasa un mes sin anunciar que Paulo Assun?ao, el tipo que llega para ser el ancla del equipo en el medio del campo, el Makelele de turno, est¨¢ pero no est¨¢, por aquello de que el Oporto, su ex equipo, pone trabas para que llegue su transfer internacional. Y ¨¦ste no llega. Y pasan horas y horas. Y va a llegar el partido, y antes, minutos antes, aparece el transfer, todo ello rodeado del mayor misterio, como si fuera un delito, como si fuera el Atl¨¦tico el primer club que se enfrenta aun problema de venganzas burocr¨¢ticas. Pero debe ser el Atl¨¦tico un club que tiene miedo. Y lo contagia a la gente que est¨¢ en su n¨®mina, plantilla incluida.
Esa plantilla, esos once elegidos, no sin criterio, por Aguirre para jugarse la vida, tiraron ayer una vez a puerta. Lo hizo, precisamente, Assun?ao, el de la burocracia, valiente en cualquier tarea pero incapaz de hacer da?o m¨¢s all¨¢ de su tarea de sufridor. El Schalke vivi¨® tranquilo 90 minutos, dirigido desde la retaguardia por el brasile?o Bordon. Que desarm¨® a un hu¨¦rfano Forl¨¢n (nostalgia del Kun, quiz¨¢), y a un Sinama cuyo esfuerzo, como el de todos, acab¨® resultando cansino.
No result¨® extra?o que, apretando lo indispensable, el Schalke se encontrara con un gol. Ocurri¨® en una jugada de estrategia, a bal¨®n parado, como corresponde a un equipo que domina al dedillo ese arte. Cometi¨® una falta Antonio L¨®pez, la primera que hizo en ese tono, y a la segunda se fue a la calle, y Pander lanz¨® un zurdazo que Leo Franco ni vio.
Quedaba partido, mucho, pero no quedaba Atl¨¦tico. El equipo sigui¨® empeque?ecido, m¨¢s all¨¢ de unos minutos en la segunda parte. Minutos, ya por entonces, con un siglo por delante, casi de la basura, en los que Aguirre movi¨® ficha, en los que Forl¨¢n retras¨® su posici¨®n para intentar que un equipo sin f¨²tbol jugara al f¨²tbol. Perdi¨® 1-0 s¨®lo el Atl¨¦tico, con los aficionados del Schalke silbando las acciones de los suyos, de un equipo que pudo matar y no mat¨®. Luego, al final del partido, aplaudieron. Pero luego ten¨ªan por delante 52.000 litros de cerveza. Igual esa es la clave.
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