La econom¨ªa es pol¨ªtica
La salida de la crisis requiere concertaci¨®n y establecer prioridades en el gasto p¨²blico
Las medidas que hoy aprobar¨¢ el Consejo de Ministros, y de las que el Gobierno ofreci¨® ayer un adelanto, aspiran a estimular una salida de la crisis que sea a la vez el inicio de una transformaci¨®n del modelo de crecimiento. Se intenta as¨ª pasar de los gestos a las propuestas concretas y responder a las acusaciones de pasividad lanzadas por el PP en las ¨²ltimas semanas. Algo puerilmente, la plana mayor del partido de Rajoy se reuni¨® el pasado jueves en un llamado "comit¨¦ de seguimiento de la crisis" para transmitir la idea de que ellos actuaban mientras el Gobierno holgaba. Se trataba de ganar por la mano al Ejecutivo, que ya hab¨ªa anunciado, hace semanas, un Consejo de Ministros extraordinario a mediados de agosto. El Gobierno respondi¨® a ese gesto con el de anunciar que Zapatero en persona (y no Solbes) presidir¨ªa una reuni¨®n especial de la Comisi¨®n Delegada para Asuntos Econ¨®micos previa a ese Consejo, en el que se aprobar¨ªan reformas a a?adir a las 54 anunciadas el mes pasado.
Son decisiones con las que el Gobierno trata de recuperar el tiempo perdido a cuenta de su empe?o en no reconocer la naturaleza del problema. Esto no s¨®lo ha provocado retrasos sino transmitido mensajes equ¨ªvocos en relaci¨®n con las prioridades del momento. Por ejemplo, es contradictorio atribuir la crisis a causas externas (la crisis financiera internacional y el precio del petr¨®leo) y proponer medidas de pol¨ªtica econ¨®mica interior. Sin posibilidad de pol¨ªtica monetaria propia, la presupuestaria es el principal instrumento de actuaci¨®n del Gobierno frente a la coyuntura. Pero los presupuestos est¨¢n en el aire por la exigencia de los aliados posibles de un acuerdo sobre financiaci¨®n auton¨®mica que s¨®lo podr¨ªa cuadrarse con un aumento del gasto p¨²blico.
Zapatero dijo que lo irrenunciable era mantener el gasto social, y algunas autonom¨ªas le han cogido la palabra con el argumento de que ellas gestionan ese gasto. Es un rasgo de las pol¨ªticas socialdem¨®cratas hacer compatibles las medidas liberalizadoras (destinadas a estimular la actividad empresarial) con la protecci¨®n de los desempleados. Olvidar este aspecto de la cuesti¨®n le cost¨® caro a Aznar en el debate por televisi¨®n que le gan¨® Felipe Gonz¨¢lez en 1993. Sin embargo, la idea de mantener los compromisos de gasto puede estar trasmitiendo un mensaje equivocado sobre la necesidad de un reparto equitativo de los costes de la crisis, base de la concertaci¨®n social.
En la nota de ayer el Gobierno afirma que es posible mantener el incremento de gasto por prestaciones de desempleo y las inversiones modernizadoras. Pero no s¨®lo se trata del desempleo sino del conjunto de gasto. Es necesario establecer prioridades, y eso es lo que hasta el momento no ha habido. A la espera de conocer en detalle las medidas se echa en falta un discurso pol¨ªtico realista que sustituya al triunfalista (octava potencia mundial, legislatura del pleno empleo, etc¨¦tera), que se ha mantenido hasta casi ayer.
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