Una rosa con demasiadas espinas
Los acontecimientos de d¨ªas pasados en Georgia y Osetia del Sur han sorprendido, por varias razones. Pero sobresale una en particular: ?d¨®nde est¨¢ el sentido real de un conflicto tan explosivo? Por mucho que se haya intentado echar tierra sobre el asunto, todo empez¨® cuando tropas georgianas, equipadas y entrenadas en parte por norteamericanos, europeos e israel¨ªes, se lanzaron a invadir o castigar al territorio de Osetia del Sur, que desde hace tiempo se autoproclam¨® independiente de Georgia y cuenta con el apoyo de Rusia. El ataque comenz¨® por sorpresa y en fuerza el mismo d¨ªa de la inauguraci¨®n de los Juegos Ol¨ªmpicos, cuando los principales mandatarios mundiales estaban en Pek¨ªn.
En la cuesti¨®n de Georgia, Mosc¨² ha dado a Bruselas un protagonismo que ha negado a Washington
A priori, la operaci¨®n militar georgiana no ten¨ªa sentido, porque hubiera implicado limpieza ¨¦tnica de poblaci¨®n osetia y era de esperar una contundente respuesta militar rusa. Y Mosc¨² lo hizo, con ganas. Desde su misma llegada al poder en virtud de la denominada Revoluci¨®n de la Rosa, en noviembre de 2003, el presidente Saakashvili fue un pe¨®n de la Administraci¨®n de Bush. Por su parte, los norteamericanos respaldaron la candidatura de Georgia a la OTAN y con pasi¨®n.
La iniciativa formaba parte de la reactivaci¨®n de un viejo proyecto dise?ado por el presidente y caudillo polaco J¨®zef Pilsudski en los a?os veinte del pasado siglo: un cintur¨®n de estados antirrusos de Europa oriental, con centro en Polonia y compuesto adem¨¢s por los pa¨ªses b¨¢lticos, Ucrania y Georgia; la nueva versi¨®n siglo XXI parece tener la marca del muy influyente analista norteamericano, de origen polaco: Zbigniew Brzezinski
Y sin embargo, los mismos norteamericanos, comenzando por su presidente, quedaron descolocados ante lo sucedido estos d¨ªas en Osetia del Sur. Es dudoso que esperaran una acci¨®n como la desencadenada por Saakashvili y mucho menos, que la alentaran. Llegados a este punto, y ante lo sucedido en Osetia del Sur y Georgia, cabe hacerse la obligada pregunta clarificadora: ?qui prodest? ?a qui¨¦n beneficia?
Aparentemente, a los rusos, quienes se han sacado una espina que llevaban clavada desde 1991: han dado una respuesta simb¨®lica bien contundente al asunto de Kosovo y en los mismos t¨¦rminos en que lo plante¨® Washington en su d¨ªa. Y de paso han dejado malparados los planes para la ampliaci¨®n de la OTAN por las rep¨²blicas ex sovi¨¦ticas, que iniciaron las denominadas revoluciones de colores entre 2003 y 2005. Por otra parte, Mosc¨² ha cedido un protagonismo diplom¨¢tico a Bruselas que le ha negado a Washington, lo que consolida una tendencia en el acercamiento Europa-Rusia ya anticipada por el analista franc¨¦s Emmanuel Todd hace m¨¢s de un lustro.
Pero la partida tambi¨¦n se ha jugado desde otras mesas. Aunque la prensa occidental pas¨® de puntillas sobre el asunto y las instituciones diplom¨¢ticas mucho m¨¢s que eso, Turqu¨ªa y Armenia buscan desde hace meses un acercamiento que llevar¨ªa a la reconciliaci¨®n entre ambos pa¨ªses, arreglar¨ªa el contencioso de Nagorno-Karabaj con Azerbaiy¨¢n y de paso estabilizar¨ªa el C¨¢ucaso en su funci¨®n de corredor energ¨¦tico entre el mar Caspio y Europa.
Esos tanteos se llevan en el mayor de los secretos, aunque es sabido que se han producido reuniones importantes, entre representantes armenios, georgianos, azer¨ªes y turcos. Uno de los asuntos m¨¢s delicados de esas negociaciones son los acuerdos sobre los corredores energ¨¦ticos que unir¨¢n al Caspio con Europa.
De momento, el oleoducto BTC es la pieza m¨¢s importante de ese dispositivo que deber¨ªa ser una alternativa al suministro de energ¨ªa desde y en manos rusas, dado que su recorrido transcurre por Azerbaiy¨¢n, Georgia y Turqu¨ªa. Sin embargo, se ha podido comprobar que desde 1991, fecha de su independencia, Georgia ha sido un compendio de problemas m¨¢s que de soluciones: inestabilidad pol¨ªtica, guerra civil, separatismos. Adem¨¢s, tiene frontera con Chechenia y una tortuosa conexi¨®n con su conflicto a trav¨¦s del Valle del Pankisi. Pero sobre todo, el BTC hace un largo recorrido extra por el hecho de pasar por Georgia... evitando Armenia. Lo cual, adem¨¢s, lo deja muy expuesto a conflictos.
Hasta el momento, el hecho de que esta rep¨²blica fuera un sat¨¦lite de Rusia y estuviera enfrentada a Turqu¨ªa, la excluy¨® de los negocios energ¨¦ticos en la zona. Pero las cosas cambiaron, y quien se convirti¨® en estorbo para casi todos fue el vol¨¢til presidente georgiano, Mija¨ªl Saakashvili. La insistencia de Bush en apadrinarlo hasta el final, incluso le estaba creando problemas a algunos pa¨ªses de la UE, cuyas compa?¨ªas petrol¨ªferas son accionistas importantes en el BTC.
Adem¨¢s deben a?adirse los desencuentros entre Bruselas y Washington por los numerosos errores estrat¨¦gicos de la Administraci¨®n de Bush, y otros problemas de gran calado, como es el origen de la actual crisis econ¨®mica internacional. Por lo tanto, si dentro de unos meses el BTC fuera redise?ado, atravesando Armenia, la situaci¨®n cambiar¨ªa radicalmente en la zona: menor recorrido y m¨¢s seguro, estabilizaci¨®n del C¨¢ucaso contando con Armenia y alejamiento de la presi¨®n de Washington en esos muy delicados asuntos europeos. Eso es un qui prodest respondido. Ahora falta saber la verdad de c¨®mo y por qu¨¦ Mija¨ªl Saakashvili se meti¨® en la boca del lobo aquel 7 de agosto de 2008.
Francisco Veiga es profesor de Historia Contempor¨¢nea en la UAB.
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