Ganar, ganar o ganar
Hay tipos a los que s¨®lo les vale ganar, ganar o ganar. Son tan competitivos que cuando pierden se los llevan los demonios. Incluso en un entrenamiento, con un compa?ero. Le pasaba a Mark Spitz y le debe de pasar ahora a Michael Phelps, que ya ha igualado a la leyenda.
Cuando compart¨ªa piscina con Spitz en el equipo de la Universidad de Indiana, a finales de los 60 y principios de los 70, pude darme cuenta de esa cualidad. El hombre que gan¨® siete oros en M¨²nich 1972 y despu¨¦s lo dej¨® todo para dedicarse a sus negocios -entonces, los nadadores estaban obligados a ser aficionados- no era de complexi¨®n tan explosiva como Phelps. Pero era igual de genial.
El grupo de Indiana lo form¨¢bamos entre 20 y 25 nadadores. Hab¨ªa velocistas, como nosotros; fondistas y bracistas. Cada uno ten¨ªamos entrenos espec¨ªficos. Muchos de ellos ten¨ªan r¨¦cords del mundo. A simple vista, Mark no ten¨ªa nada de especial, pero, cuando llevabas un tiempo con ¨¦l, te dabas cuenta de que no ten¨ªa que poner tanto empe?o en los entrenamientos como el resto para lograr unos resultados espectaculares. Lo cierto es que, como nadador, no ten¨ªa ning¨²n punto d¨¦bil.
Hab¨ªa programadas 13 sesiones de entrenamiento a la semana. Las primeras eran a las 6.30 de la ma?ana y luego hab¨ªa a las 13.30, a las 15.30 y una al final de la tarde, a las 20.00, que s¨®lo duraba media hora y era de velocidad pura. ?sa no se la perd¨ªa nadie, pero el resto se pod¨ªa adaptar en funci¨®n de nuestros estudios porque deb¨ªamos aprobar nuestros ex¨¢menes si quer¨ªamos seguir en el equipo. En cuanto a los entrenamientos, ten¨ªamos que hacer al menos 11 de las 13 sesiones programadas para no tener problemas.
Cada fin de semana, desde mediados de diciembre hasta los campeonatos universitarios, la ¨²ltima semana de marzo, ten¨ªamos competiciones con otros equipos universitarios. Viaj¨¢bamos en avioneta. Nad¨¢bamos. Y volv¨ªamos a casa. Era muy duro.
El ambiente era muy muy competitivo porque all¨ª estaban los mejores. No s¨®lo Mark Spitz. Tambi¨¦n, John Kinsella, Gary Hall... Recuerdo una vez que un nadador lleg¨® a un entreno tras las vacaciones, cuando se supone que no est¨¢s en forma, y dijo: "Si bato el r¨¦cord del mundo, se acaba la sesi¨®n". Todos nos miramos, incr¨¦dulos. Lo hizo por dos d¨¦cimas y nos fuimos.
Como pas¨¢bamos tantas horas en el agua, el entrenador, James Counsilman, un verdadero innovador, intentaba amenizar los entrenamientos con charlas y v¨ªdeos. Le gustaba la psicolog¨ªa. En este ambiente, en la piscina, Spitz met¨ªa la cuchara en todo, opinaba, contaba chistes, participaba de todo. Era muy extravertido. Pero fuera le pod¨ªa la timidez. Luego, volv¨ªa al agua y volv¨ªa a ser el hombre al que s¨®lo le val¨ªa ganar. Como a Phelps.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.