Re¨ªr por no llorar
Marta Dom¨ªnguez ten¨ªa la medalla de plata a su alcance. Esta situaci¨®n ya la hab¨ªamos vivido en otras finales. Marta tiene las carreras en su mente y las clava. Pero con s¨®lo cuatro pruebas en esta especialidad, hab¨ªa olvidado que estaba corriendo con obst¨¢culos. Le faltaban dos y la r¨ªa. En ese ¨²ltimo esfuerzo, la pierna de paso se qued¨® un poco atr¨¢s y ?z¨¢s! Al suelo. Lo que vimos a continuaci¨®n era para... para lo que hizo ella: re¨ªr por no llorar. Un poco mareada y desorientada, abandon¨® la pista. La risa nerviosa e incontrolable ante el micr¨®fono de TVE trataba de disimular la rabia, la desilusi¨®n, la frustraci¨®n y la pena de haber perdido la ¨²ltima oportunidad de ganar una medalla ol¨ªmpica. Zulema, que sabe de qu¨¦ iba la cosa, remat¨® diciendo que si alguien ten¨ªa que ir al suelo, mejor hubiese sido ella. ?Grande la c¨¢ntabra que entrena Abascal! Con ese entrenador, menos no se pod¨ªa esperar. Una pena porque la final de 3.000 obst¨¢culos fue maravillosa. Con Abas me vino a la memoria su entrenador, Gregorio Rojo, El ca?as, apodado as¨ª por lo finas que ten¨ªa las piernas.
En el a?o 1948, tras 12 a?os de guerras, se volvieron a celebrar los Juegos Ol¨ªmpicos. Fue en Londres y all¨ª participaron, entre otros, dos fondistas espa?oles extraordinarios: Gregorio Rojo y Constantino Miranda. Aunque Rojo era mayor, fueron grandes rivales, sobre todo a partir del momento en el que ¨¦ste abandon¨® el Espa?ol por el eterno rival, el Barcelona, mientras Miranda permaneci¨® fiel a los blanquiazules.
Miranda, en Londres y con 24 a?os, fue el primer atleta espa?ol que corri¨® una final ol¨ªmpica. La final de 3.000 obst¨¢culos. Y fue adem¨¢s el s¨ªmbolo de la deportividad, ya que durante la prueba, un atleta finland¨¦s cay¨® en la r¨ªa y ¨¦l, en vez de aprovechar la circunstancia para superarlo, se par¨® y d¨¢ndole la mano, le ayud¨® a levantarse y as¨ª poder continuar en carrera. Por esa acci¨®n y en su honor, se cre¨® el premio fair play o del juego limpio en el atletismo. En Pek¨ªn, ninguno de los tres representantes masculinos ha superado las series de esta especialidad, en la que el atletismo espa?ol no ha ganado ninguna medalla, pero s¨ª, siete diplomas (ocho para algunos pues no est¨¢ claro si Miranda fue 8? o 12?).
Sin representantes en la final de hombres, donde los nuestros, a lo largo de la historia, han tenido un protagonismo importante: Domingo Ram¨®n, Vargas, Antonio Campos, Berlanas, Eliseo, era el turno de las chicas. Y han estado a punto de ganar la segunda medalla ol¨ªmpica femenina en atletismo. Una haza?a si recordamos que la primera participaci¨®n en este deporte de una mujer espa?ola en unos Juegos, Carmen Valero, fue en 1976 en Montreal.
El atletismo espa?ol necesita aire fresco y renovado. Ese aire que ha tra¨ªdo Usain Bolt, el campe¨®n ol¨ªmpico de los 100 metros. Un velocista at¨ªpico, de casi dos metros, que entrena en su tierra, en su ambiente, lejos de las Universidades americanas, de los gimnasios y de los laboratorios. Ni Carl Lewis en Los ?ngeles, ni Ben Johnson en Se¨²l, con trampa, ganaron con esa autoridad. Habr¨ªa que remontarse a Jesse Owens en Berl¨ªn o Bob Hayes en Tokio. La carrera fue espl¨¦ndida con seis atletas por debajo de 10 segundos, pero eso tambi¨¦n lo hicieron en Tokio 91, en los Mundiales, en la final que gan¨® Carl Lewis con 9,86s y el sexto hizo 9,96s. Excepto el primero, todos los dem¨¢s, realizaron igual o peor marca que en Tokio. ?Y hace 17 a?os!
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