M¨¢s que voluntarios
Casi 1.700.000 personas ayudan en lo que haga falta pese a su limitado ingl¨¦s
Yang Xinyan, de 21 a?os, se acerca al visitante, extiende una amplia sonrisa y, sol¨ªcita, pregunta: "?En qu¨¦ puedo ayudarle?". El hombre mira a la docena de j¨®venes, vestidos con polo azul y blanco, que charlan alegres, y contesta: "?Tienes un mapa de la zona ol¨ªmpica con los estadios?". Yang se vuelve a sus compa?eros y entrega el folleto mientras curiosos y espectadores se arremolinan alrededor del quiosco. El aire es festivo, como corresponde al domingo que fue ayer y a la celebraci¨®n de unos Juegos. Familias, grupos de amigos y reventas pasean por el parque ol¨ªmpico. El aire es fresco. A un centenar de metros, se recorta sobre el cielo la intrincada estructura del Nido del P¨¢jaro, el estadio nacional.
El Gobierno despliega a multitud de ciudadanos dedicados a la seguridad
Yang Xinyan, estudiante de tecnolog¨ªa de la construcci¨®n en la Universidad de Tianjin, municipio situado a un centenar de kil¨®metros al Este de la capital china, es una entre las decenas de miles de estudiantes voluntarios que participan en los Juegos. Son una legi¨®n y est¨¢n dispuestos a ayudar en lo que haga falta supliendo con entusiasmo sus limitaciones en el uso del ingl¨¦s. Yang comienza la jornada a las siete de la ma?ana y la termina a las ocho de la tarde. De la organizaci¨®n recibe ¨²nicamente las comidas. Cuando se le pregunta por qu¨¦ se present¨® voluntaria, dice sencillamente: "Para ayudar". Y, sin m¨¢s, se gira y atiende a otro visitante.
Si algunos trabajan en los estadios, controlando los accesos o dirigiendo a los espectadores, otros lo hacen por toda la ciudad, en casetas, en las que reparten folletos o dan indicaciones a los turistas. "Viene mucha gente a preguntarnos, chinos de provincias y extranjeros", dice Sun Dadi, un estudiante de secretariado empresarial, en un quiosco cerca de Gulou, la Torre del Tambor, utilizada antiguamente para dar las horas. Sun dice que se present¨® voluntario "para contribuir". ?Qu¨¦ servicios ofrecen? "Traducci¨®n. Informaci¨®n. Emergencias", dicen tres carteles en ingl¨¦s.
Los voluntarios son parte indisociable de los Juegos desde hace mucho tiempo. Pero en China han alcanzado otra dimensi¨®n. Si en Sidney fueron 47.000 y en Atenas 60.000, en Pek¨ªn son 100.000 s¨®lo en los estadios, entre ellos incluso centenares de estudiantes procedentes de otros pa¨ªses.
Pero el n¨²mero va mucho m¨¢s all¨¢ si se tiene en cuenta el despliegue de ciudadanos dedicados a la seguridad efectuado por el Gobierno. Seg¨²n el Comit¨¦ Organizador de los Juegos (Bocog), en total hay casi 1,7 millones de voluntarios, de los cuales 100.000 colaboran en las diversas instalaciones, 400.000 por toda la ciudad, un mill¨®n son sociales y 200.000 animadores.
La inmensa mayor¨ªa son jubilados y parados que ejercen labores de vigilancia. Est¨¢n por toda la ciudad, vestidos con camiseta blanca, con la acreditaci¨®n colgada del cuello, distribuidos en parejas o tr¨ªos, atentos a todo el que pasa. Son un elemento clave de la seguridad en esta ciudad que tiene una larga tradici¨®n de utilizar vigilantes de barrio civiles. Como Li, una mujer de unos 40 a?os, que controla una calle del viejo Pek¨ªn. "En el comit¨¦ de barrio me dieron esta camiseta y me han pedido que me siente aqu¨ª", afirma. En la manga del polo blanco y cuello rojo, una inscripci¨®n dice Voluntario de seguridad p¨²blica. "Como no ten¨ªa nada que hacer en casa, me apunt¨¦", dice Li, que se confiesa seguidora de los Juegos: "Los veo todas las noches, en especial el voleibol".
Pero no todos los voluntarios lo son tanto. "Las autoridades nos han dicho que en cada local tiene que haber una persona que lleve este brazalete con la inscripci¨®n Voluntario de seguridad para apoyar los Juegos", cuenta Peipei, una chica que trabaja en una tienda de t¨¦ en otra zona de la ciudad; "si ocurre alg¨²n problema, tenemos que llamar a la polic¨ªa". Otros j¨®venes, sin embargo, han recibido una misi¨®n m¨¢s amena, ocupar alguno de los muchos asientos que hay vac¨ªos en los estadios para dar ambiente. Unos 70.000 est¨¢n siendo utilizados con este fin, seg¨²n Wang Wei, vicepresidente ejecutivo del Bocog.
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