El olfato, al servicio policial
La Escuela de Adiestramiento forma en El Pardo a los perros de la Guardia Civil para toda Espa?a
La tranquilidad que se respira a diario en el monte de El Pardo queda rota de repente. Un grupo de perros cachorros sale por la ladera. Son unos 15 y van acompa?ados por sus gu¨ªas. El ejercicio consiste en encontrar la droga que ha sido ocultada minutos antes por los instructores. "Ya lo saben. El que no la encuentre hoy no come", bromea el capit¨¢n Faustino Contreras. Es uno de los ejercicios de la Escuela de Adiestramiento de la Guardia Civil. Este servicio forma a los profesionales y a los animales que prestan servicio en toda Espa?a.
La escuela se cre¨® el 19 de abril de 1951 y, desde entonces, por ella han pasado miles de perros. En la actualidad, son unos 540 los que est¨¢n por todas las comandancias o en formaci¨®n en la escuela.
Los canes detectaron 42,7 toneladas de droga en 2007
La formaci¨®n se plantea como un juego y dura unos cinco meses
?Qu¨¦ caracter¨ªsticas debe tener un perro para ser polic¨ªa? Ante todo, que sea joven (entre 12 y 24 meses), que tenga buena est¨¦tica y que posea aptitudes de adiestramiento basadas en instintos como temperamento, instinto de caza y juego, entre otras. Por ello, se escogen razas como el pastor alem¨¢n, el pastor belga y el labrador. "Generalmente, se compran fuera de Espa?a, a criadores especializados, con un a?o o a?o y medio", explica el capit¨¢n. La excepci¨®n est¨¢ una perrera del centro. Dentro se guarecen seis peque?os cachorros de pastor alem¨¢n, integrantes de una camada de una perra de la escuela. A¨²n les queda tiempo para ser polic¨ªas.
El periodo de formaci¨®n es de unos cinco meses y medio, aunque luego tardan un a?o o dos en conseguir su pleno rendimiento. A los ocho o nueve a?os de servicio, suelen ser jubilados.
La formaci¨®n se plantea como un juego. Los perros est¨¢n acostumbrados a detectar las sustancias que forman un explosivo o los diferentes narc¨®ticos que hay en el mercado. ?stos van desde las pastillas de ¨¦xtasis a la coca¨ªna o el hach¨ªs. Para ello, se le educa el olfato, la parte m¨¢s fundamental del trabajo policial. "Lo importante es que tengan instinto de caza y que vayan a todo lo que se mueva", destaca un formador de la escuela, mientras acaricia a Tina, una perra que est¨¢ siendo adiestrada en detecci¨®n de explosivos.
Antes de comenzar la preparaci¨®n, pasan un amplio reconocimiento en el servicio veterinario. La escuela dispone de aparato de rayos X, de ec¨®grafo y hasta de un peque?o quir¨®fano. "Comprobamos que el perro no tenga ning¨²n defecto f¨ªsico que le impida moverse bien o alg¨²n problema serio", explica el teniente coronel responsable de este servicio. Un perro de estas caracter¨ªsticas vale entre 1.200 y 1.500 euros. "Lo de hembra y macho da lo mismo. Los dos tienen las mismas aptitudes para hacer su trabajo", explica Gerardo, uno de los instructores del centro.
"El trabajo que hacen los perros es muy importante. Hemos salvado muchas vidas, sobre todo, en rescate en monta?as y desapariciones", afirma el teniente coronel y director del centro, Jos¨¦ Mar¨ªa Herrero Lima. Y las cifras lo respaldan. En 2007, los perros de la Guardia Civil rescataron a 92 personas. En drogas, los resultados tambi¨¦n son enormes: 42,7 toneladas de estupefacientes. Tambi¨¦n detectaron 509 artefactos explosivos.
Pero adem¨¢s de los servicios cl¨¢sicos como rescates, drogas y explosivos, la escuela ha creado nuevos servicios, como la detecci¨®n del tr¨¢fico il¨ªcito de tabaco o el descubrir alimentos de riesgo, como productos c¨¢rnicos o l¨¢cteos. "Espa?a, al ser un pa¨ªs frontera de Europa, debe frenar la entrada de alimentos que puedan crear una epidemia. Por eso, esos perros est¨¢n en la costa andaluza, levantina y en aeropuertos del interior, como Barajas", se?ala un portavoz de la escuela.
La actividad es fren¨¦tica. Mientras unos guardias entrenan en el monte, otros instructores entrenan perros en una cancha con c¨¦sped para que detecten explosivos. Cuando el animal localiza por el olfato, se sienta junto al objeto hasta que el instructor le tira el reclamo: un trozo de tela enrollado. A partir de ah¨ª, llegan los gritos de ¨¢nimo del guardia, los juegos y el correteo del perro. No es extra?o ver c¨®mo el can vuela literalmente tras haber cogido el reclamo, mientras no deja mover el rabo en se?al de alegr¨ªa.
En el caso de las drogas, la estrategia cambia: deben llegar hasta la sustancia por sus propios medios. Biaqui, un pastor checo de cuatro a?os, es capaz de subirse al techo de un coche si detecta alg¨²n estupefaciente. "Al final, el perro es m¨¢s que tu compa?ero", afirma Daniel, un guardia civil instructor.
Ese buen ambiente contrasta un poco con los dos monolitos que hay a la entrada de la escuela. Recuerdan los dos perros, Rocco e Irrintxi, que murieron en acto de servicio. El primero en abril de 1953 al enfrentarse "a unos bandoleros". El segundo, en un atentado de la banda terrorista ETA Militar, al estallar una bomba en Lecumberri (Navarra) en abril de 1990. "Salv¨® a su gu¨ªa y a cuatro componentes de la patrulla", seg¨²n reza la placa de homenaje. Una bomba compuesta por cinco kilos de amonal lo destroz¨®.
No siempre animales grandes
Nisca, una schnauzer enana, ladra a menudo. Lo hace para no pasar inadvertida ante los grandes perros que hay en la escuela de adiestramiento.
Va junto a su gu¨ªa, el guardia Juan Huertas. Y su pelo rapado la hace parecer a¨²n m¨¢s indefensa, pero enseguida muestra su genio. "Busca, busca", le chilla Huertas. La perra corre hacia un lateral de la escuela. S¨®lo unos segundos y... bingo. Ha encontrado dos cartuchos de explosivo, Goma 2, escondidos en una rejilla.
"?Muy bien! Sit [si¨¦ntate]", le grita el cuidador. La perra le mira y obedece de inmediato. "Salta" y lo hace ante la admiraci¨®n de todos los asistentes al ejercicio. "Ladra". El animal no duda y empieza a quejarse. "Esto casi parece el circo", bromea Huertas.
Enseguida le suelta el se?uelo o premio. Pero lo que no dice es que Nisca tiene ya 14 a?os y una largu¨ªsima carrera policial. La perra ha participado en alguno de los dispositivos de seguridad m¨¢s importantes como las visitas del Papa y de otros grandes dirigentes europeos, adem¨¢s de viajes de los reyes de Espa?a.
"El ver un guardia de paisano con esa perra no levanta sospechas y hace el mismo trabajo que un animal de gran tama?o. Por eso son tan importantes", explica el agente Huertas.
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