Emoci¨®n con cuentagotas
El carisma de un extraordinario bailar¨ªn como Igor Yebra no bast¨® para despertar el entusiasmo en la velada de danza cl¨¢sica que anteayer clausur¨® el Festival de Peralada. El montaje del c¨¦lebre ballet de Serguei Prokofiev Romeo y Julieta a cargo del Ballet del Kremlin, firmado por el core¨®grafo Yuri Grigorovich no acab¨® de levantar el vuelo por la escasez de ideas originales, en una previsible sucesi¨®n de escenas resueltas con m¨¢s oficio que inspiraci¨®n. A pesar de la disciplina y el buen nivel de la compa?¨ªa rusa, la ausencia de verdadera qu¨ªmica entre Yebra y la bailarina rusa Natalia Balakhnicheva rebaj¨® la emoci¨®n de la velada en los determinantes encuentros de los amantes de Verona.
No hubo flechazo en escena. La disciplinada y acad¨¦mica Natalia Balakhnicheva mostr¨® una t¨¦cnica segura y un innegable encanto, sobre todo a la hora de mostrar la fragilidad de Julieta, pero s¨®lo dio lo mejor de s¨ª misma en sus intervenciones en solitario, mientras que en las escenas con Romeo -sin duda las m¨¢s hermosas, inspiradas y trascendentes de la obra- su baile perd¨ªa intensidad. A su lado, Igor Yebra bail¨® muy bien un papel que domina plenamente desplegando elegancia y poes¨ªa.
El Ballet del Kremlin, fundado en 1990 por el core¨®grafo Andrei Petrov, con sede en el Palacio Estatal del Kremlin, es una compa?¨ªa s¨®lida, de gran disciplina y fuerza f¨ªsica, aunque poco flexible y demasiado anclada en los t¨®picos del repertorio cl¨¢sico.
La calidad de sus solistas es elevada, pero en el trabajo de equipo dirigido por Grigorovich (responsable del libreto, la coreograf¨ªa y la puesta en escena), la rutina mostr¨® su peor cara. La brillante personalidad y la impecable escuela de Igor Yebra depararon los mejores momentos de la velada, pero la magia de la danza se vivi¨® con cuentagotas en la clausura del festival ampurdan¨¦s.
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