Haza?a de rebeldes
Espa?a disputa ma?ana la final frente a Alemania despu¨¦s de su espectacular remontada ante Australia

La desobediencia puede ser un s¨ªntoma de madurez. A sus 25 a?os, Santi Freixa, el atleta m¨¢s completo, m¨¢s disciplinado, y m¨¢s querido por el seleccionador m¨¢s planificador y m¨¢s minucioso, decidi¨® ignorar las indicaciones del t¨¦cnico. Lo hizo cuando faltaban dos minutos para el final del partido y el empate amenazaba con una prolongaci¨®n angustiosa. Freixa, Gug¨² para los compa?eros, tuvo una corazonada en el momento en que esperaba el saque para disparar un penalti-c¨®rner. All¨ª, de pie ante la porter¨ªa de Australia, al ver al portero Stehpen Lambert, record¨® cosas que le iluminaron. El plan dec¨ªa que a la derecha, el meta australiano iba peor. Pero Freixa adelant¨® la pierna de apoyo con un amague y blandi¨® el palo. La bola estaba destinada a ir hacia una parte, para cumplir con lo establecido. Pero el jugador le cambi¨® el destino. De paso, cambi¨® el destino de su equipo. Hizo el gol del triunfo y Espa?a se asegur¨® una plata y una posibilidad muy clara de oro. La final contra, Alemania, se disputar¨¢ ma?ana.
ESPA?A 3 - AUSTRALIA 2
Espa?a: Cort¨¦s, Freixa, F. F¨¢bregas, A. F¨¢bregas, Amat, Tubau, R. Alegre, Ribas, Garza, Enrique y David Alegre. Tambi¨¦n jugaron Arbos, Sojo, Fern¨¢ndez, Sala y Oliva.
Australia: Lambert, de Young, Dwyer, Hammond, Knowles, Guest, George, Wells, Brooks, Abbott, Ockenden y Schubert. Tambi¨¦n jugaron Doerner, Smith, Matheson, Brown y Kavanagh.
Goles: 0-1. M. 1. Abbott. 0-2. M. 37. Ockenden. 1-2. M. 39. Tubau. 2-2. M. 44. Tubau. 3-2. M. 68. Santi Freixa.
?rbitros: Quaye-Kumah y You.
Pista de Hockey del Parque Ol¨ªmpico.
Freixa decidi¨® el partido gracias a su desobediencia. Y Hendriks lo celebr¨®
"A este portero en un Champions Trophy le hice tres goles", explic¨® el jugador, despu¨¦s de festejar como un poseso, haciendo callar a los hinchas aussies. "Entonces vi que fallaba con el palo. Record¨¦ que era su punto d¨¦bil. Lo que pasa es que, por c¨®mo sal¨ªan ellos, hablamos de tirarle a la derecha. Despu¨¦s de siete penaltis-c¨®rner durante el partido pudimos ver que nos hab¨ªan bloqueado mucho esa zona. A mis compa?eros les dije: 'Chicos, vuelve igual'. Pero al final, cuando me he puesto, me he dicho: 'No Santi, por la izquierda'. Y he cambiado a la izquierda. Esto no es desobedecer. O, mejor: es una desobediencia honesta".
Los partidos de hockey suelen decidirse en detalles. El de ayer no fue una excepci¨®n. Lo gan¨® Espa?a. Pero Espa?a lo pudo perder en dos acciones aisladas. La primera, en el primer minuto. Una jugada de Australia por la derecha acab¨® en centro. La defensa no reaccion¨® y la bola entr¨® al ¨¢rea a la velocidad justa. Des Abbott se col¨® como un intruso. Conect¨® y la bola fue a la red. El gol puso a Espa?a en el peor de los escenarios. Ante el rival que lo baj¨® del podio en Atenas, y ante el mismo que lo gole¨® en la final del Champions Trophy (4-1), hace un mes y medio. Hay algo en la pasi¨®n de los australianos que intimida a los espa?oles. Los ataques masivos, las combinaciones r¨¢pidas, la falta de precauciones, se relacionan directamente con el car¨¢cter latino. En lugar de neutralizarse, Espa?a y Australia estimulan su precipitaci¨®n ancestral. El gol que abri¨® el marcador fue una invitaci¨®n. Una llamada a buscar la porter¨ªa contraria con la misma determinaci¨®n. Sin mirar atr¨¢s, sin intentar controlar el juego. La provocaci¨®n no obtuvo respuesta. Espa?a se parapet¨® alrededor de su defensa. Jug¨® a esperar. Con una horizontalidad a veces exasperante. Kiko F¨¤bregas y Ram¨®n Alegre coordinaron operaciones medidas y calculadas. Nada de movimientos impulsivos. Al final de la primera parte los espa?oles se marcharon al vestuario enzarzados en una discusi¨®n desaforada. El gol los hab¨ªa herido.
Australia volvi¨® a golpear. M¨¢s fuerte todav¨ªa. Knowles, Matheson, Abbott y Ockenden fabricaron un gol con una sucesi¨®n geom¨¦trica de pases. La situaci¨®n no pod¨ªa ser m¨¢s desesperada para Espa?a. En otro tiempo, la distancia habr¨ªa sido insalvable. Pero la selecci¨®n ha ganado en aplomo. Desde 2003 ha ocupado todos los podios de las competiciones internacionales, y esto ha dotado a los jugadores de armas para sobrellevar dificultades de todo tipo. Ayer se sobrepusieron al desconcierto con personalidad. Cort¨¦s, el portero, hizo las paradas necesarias. Y en los peores momentos hubo dos tipos que se elevaron por encima del resto: el veterano Pol Amat, con sus elegantes conducciones y que, con un tobillo golpeado, es duda para la final, y el d¨ªscolo Eduard Tubau, con un gol de virtuoso.
Cuando Tubau hizo su segundo gol, el del empate, en el primer penalti-c¨®rner, Australia se deprimi¨®. Hab¨ªa desaprovechado su oportunidad. "Sus jugadores claves como Dwayer y Hammond no tocaban bola", record¨® Freixa. "Sus delanteros ten¨ªan fallos t¨¦cnicos. Al verlo nos hemos crecido".
Freixa acab¨® decidiendo el partido gracias a su desobediencia. El seleccionador, Maurits Hendriks, celebr¨® la rebeld¨ªa: "De vez en cuando se hace lo que se decide seg¨²n el v¨ªdeo. Y de vez en cuando, se toman decisiones aut¨®nomas. Yo les he ense?ado el camino. Ahora la fuerza la tienen ellos. Cuanto menos intervenga yo, m¨¢s seguro estar¨¦ de haber hecho mi trabajo".

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