Sin euforia
La selecci¨®n que conquist¨® la plata en los Juegos de Atlanta no era inferior al equipo que jugar¨¢ la final de Pek¨ªn. El hockey ha cambiado enormemente. En Atlanta, hace 12 a?os, la existencia del fuera de juego, hoy derogado, marc¨® la t¨¢ctica y la forma de afrontar los partidos. La selecci¨®n de 1996 no era tan ofensiva, no ten¨ªa tanto la posesi¨®n de la bola, y no ten¨ªa tantas variantes t¨¢cticas como ¨¦sta. Aqu¨¦l era un equipo m¨¢s armado atr¨¢s, pensado para el contragolpe con jugadores envidiables, como Escarr¨¦, Arnau y Amat. La diferencia esencial estriba en que esta selecci¨®n tiene una regularidad en la forma de afrontar los torneos, y en la forma de prepararse y jugar, que aquella no ten¨ªa. Esto se lo debemos al seleccionador. Maurits Hendriks ha ense?ado a los jugadores a saber que se puede ganar cualquier cosa. Los ha convencido.
Desde hace meses veo en los jugadores esa confianza en el ¨¦xito. Se les notaba en los ojos y lo demostraron gan¨¢ndole al rival que m¨¢s nos ha complicado las cosas en los ¨²ltimos a?os. En el banquillo la victoria se ha vivido sin euforia. Si en Atlanta asegurar la plata en la semifinal frente a Australia (2-1) supuso la locura, aqu¨ª nos ha dejado una repentina sensaci¨®n de insatisfacci¨®n. Nos hemos quedado pensando en el oro. En Alemania.
Nos espera una Alemania que no est¨¢ en su mejor nivel. Han llegado a la final gracias a su sistema, a su orden. Sus jugadores tienen esa capacidad innata de saber exactamente c¨®mo hay que jugar cada minuto del partido, y hacerlo con frialdad en situaciones de tensi¨®n. Siempre han tenido esta solidez. Esta vez, sin embargo, les falta algo que tambi¨¦n sol¨ªan tener. Alemania no cuenta ahora con suficientes jugadores creativos. Philipp Zeller es uno de los mejores del mundo. Es r¨¢pido, fuerte y t¨¦cnico. Pero es el ¨²nico del equipo que se sale de la norma y no ha estado bien en estos Juegos. Anda con la cabeza gacha.
Jos¨¦ Antonio Gil es director t¨¦cnico de la Federaci¨®n Espa?ola de Hockey.
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