"Juego para ganar el oro y luego lo dejo"
En 1989, David Barrufet (Barcelona, 1970) circulaba por la Ronda de General Mitre de Barcelona, donde vive, conduciendo su moto RD y se comi¨® la puerta de un taxi que se abri¨® por sorpresa: el dedo coraz¨®n de la mano izquierda se le qued¨® colgando. Nunca m¨¢s ha vuelto a ponerlo recto y, por eso, se lo venda antes de cada partido para conseguir que pierda su forma de L. No era la primera vez que se romp¨ªa un dedo. A los 15 a?os, el pulgar de la mano derecha impact¨® contra la rodilla izquierda: se hizo a?icos y hubo que recolocarle los huesos. L¨®gicamente, ha sufrido esguinces en el resto de los dedos de sus dos manos, que para algo es portero.
Salvo error u omisi¨®n de su memoria, el parte m¨¦dico no ha terminado, hay m¨¢s. En 1992, durante un partido amistoso en Canarias, se rompi¨® los ligamentos cruzados de la rodilla derecha. No le doli¨® mucho, pero d¨ªas despu¨¦s de ser operado casi se muere: estaba en casa y le dio una embolia pulmonar. "Nada, un co¨¢gulo", relativiza. Pas¨® un mes hospitalizado, sin poderse mover. Sigue: "Hace cuatro a?os el doctor Jordi Ard¨¦vol me hizo un sangrado del cart¨ªlago". Total, dos meses y medio de baja. En abril pasado, sufri¨® una rotura de fibras en el gemelo derecho de 15 cent¨ªmetros. "Es que son muchos a?os", comenta tan tranquilo el guardameta del Bar?a y de la selecci¨®n espa?ola de balonmano, dos veces elegido el mejor portero del mundo.
"Me gusta sentir el golpe de la pelota en mi cuerpo; si lo noto, es que no es gol"
"Este equipo ha ganado confianza, respira buen rollo, y hay unidad"
"Un animal", coinciden en el equipo al referirse a Barrufet, que el pasado mi¨¦rcoles, en los cuartos de final contra Corea, empez¨® en el banquillo. "Desde el Mundial de T¨²nez nos turnamos con Jos¨¦ Javier Hombrados: un partido ¨¦l, uno yo", explica el capit¨¢n. Sali¨® a la pista en el minuto 51 y estuvo 14 sin encajar un gol, logrando detener el 58% de los lanzamientos del rival. Tiene el cuerpo apedazado, pero cada vez que para una pelota, lanzada normalmente a m¨¢s de 90 kil¨®metros por hora, a m¨¢s de 100 si le llega de primera l¨ªnea, se siente feliz. "Me gusta sentir el golpe de la pelota en mi cuerpo", cuenta. "Si lo noto, es que no es gol".
Nacido en el barrio de Horta, al norte de Barcelona, Barrufet -nombre que reciben los pitufos en catal¨¢n; ¨¦l, parad¨®jicamente, mide 1,99 y pesa 115 kilos- ha ganado 7 Copas de Europa, 2 Recopas, 1 Copa EHF, 5 Supercopas de Europa, 11 Ligas, 5 Copas Asobal, 8 Copas del Rey y 14 Ligas Catalanas, todo con el Barcelona, club que capitanea y al que lleg¨® en 1988 procedente del Colegio Sagrado Coraz¨®n de su barrio. Medalla de bronce en Sidney, ayer avis¨®: "Me quedan dos partidos con la selecci¨®n: el de semifinales [hoy a las 14.15 hora espa?ola; la otra semifinal la juegan Francia contra Croacia] contra Islandia y la final. Perd¨ª la semifinal contra Suecia en 2000; la pr¨®xima, la ganaremos, as¨ª que juego para ganar el oro y lo dejo". Sus hijos, Noa e Ian -"tuvimos que buscar nombres cortos porque se apellidan Barrufet Torrebejano", bromea- agradecer¨¢n tener a pap¨¢ m¨¢s tiempo en casa.
Los ni?os no est¨¢n en Pek¨ªn, pero Mar¨ªa del Carmen, su esposa, ha venido a verle jugar la final. Barru tiene claro que Espa?a est¨¢ preparada para un reto. "Este equipo ha ganado confianza y respira buen rollo". Y a?ade: "Empezamos jugando mal, pero la unidad del grupo nos llev¨® adelante, sobre todo en los momentos m¨¢s complicados. Contra Corea, en cuartos de final, jugamos mucho mejor. Hemos crecido, estamos unidos y confiados", afirma, tan convencido que resulta dif¨ªcil no confiar en sus emociones, que ayer se desbordaron al dar el p¨¦same en nombre del balonmano espa?ol a las familias de las v¨ªctimas del accidente a¨¦reo de Barajas: "Nos ha dejado el coraz¨®n helado y un nudo en el est¨®mago. Es una tragedia que nos duele a todos. Poco servir¨¢n de consuelo mis palabras, pero queremos mandarles un abrazo a los afectados y que sepan que en Pek¨ªn se llora por lo ocurrido".
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