Cayetano, un modelo toreador
Sin duda alguna, Cayetano siente el toreo; y ¨¦se es un don que lleva en la sangre por la gracia de su madre, de su padre y de toda su casta entera. Encima, es bien parecido, es carne de televisi¨®n y modelo de Armani, que, por lo visto, es muy importante en la alta costura. Menuda suerte la suya; la de Cayetano, claro. Por si fuera poco, goza del favor entusiasta del p¨²blico. Este muchacho es para que vaya de peregrinaci¨®n a F¨¢tima para agradecer los muchos favores recibidos...
La verdad es que es una delicia verlo torear. Es la elegancia, la clase, el empaque, la finura, la armon¨ªa... Es ceremonioso y templado, y sus pases saben a exquisiteces. Ayer deleit¨® a su bien amado y facil¨®n p¨²blico malague?o y obtuvo un triunfo de clamor. A su primero lo veronique¨® con finura y toda su labor con la muleta fue un dechado de gracia y recreaci¨®n personal: muletazos largos, aunque poco conjuntados, cambios de manos, trincherillas, recortes, ayudados... Torer¨ªa raudales. Y la gente gritaba "torero, torero", y Cayetano se gustaba a¨²n m¨¢s.
Garcigrande / Finito, El Juli, Cayetano
Cinco toros de Garcigrande, mal presentados, blandos y descastados; el quinto, de Zalduendo, brusco.
Finito de C¨®rdoba: media y cinco descabellos (silencio); dos pinchazos _aviso_, pinchazo _2? aviso_ y tercer aviso (bronca)
El Juli: pinchazo, estocada y un descabello (ovaci¨®n); pinchazo, casi entera ladeada y un descabello (ovaci¨®n).
Cayetano: estocada baja (dos orejas); pinchazo, estocada y un descabello (ovaci¨®n).
Plaza de la Malagueta. 22 de agosto. Corrida de feria. Lleno.
Fue una faena bonita, preciosista, pulcra, algo m¨¢gica. Qu¨¦ pena que su apoderado Curro V¨¢zquez lo cuide tanto que, en lugar de un toro, lo pusiera delante de un becerrito con una carita de bueno que daba pena. ?Qu¨¦ perita en dulce era ese novillote, Dios m¨ªo! Quiz¨¢ por eso, el toreo de Cayetano provoca admiraci¨®n, pero no convulsi¨®n. Porque m¨¢s que un torero de los pies a la cabeza, parece un modelo que torea, un modelo que baila, el paradigma de la tauromaquia moderna: todo muy bonito, pero sin emoci¨®n. Sin alg¨²n d¨ªa Cayetano se atreve a ponerse delante de un toro de verdad y torea como ayer se habr¨¢ ganado de verdad el apelativo de torerazo con el que todav¨ªa no se le puede calificar.
A pesar del desmedido triunfalismo reinante en la plaza, no pudo redondear su tarde en el ¨²ltimo, sin fuelle, noqueado de salida, con el que lo intent¨® en vano. Eso le ocurre por querer afinar tanto en toritos que no sean agresivos ni de cara ni de car¨¢cter. Eso le pasa porque prefiere, al parecer, ser un modelo toreador m¨¢s un torero modelo.
La corrida de Garcigrande fue otra burla. Otro baile de corrales para aprobar cinco toros impresentables, sin fuerzas ni casta; pero la plaza volvi¨® a llenarse y la gente sigue tan contenta. Bueno, a veces.
Finito de C¨®rdoba, que hace tiempo que no est¨¢ bien, pag¨® el pato del enfado del respetable. Le devolvieron al corral su segundo toro, que es una mancha de la que debe huir todo torero que se precie. El animal era una birria complicada, pero ¨¦l se expres¨® sin ideas, sin valor y sin el m¨¢s m¨ªnimo atisbo de t¨¦cnica. Se justific¨® ante su primero, un buey que estuvo toda la tarde doli¨¦ndose de su maldito destino. Ven¨ªa para tirar de una carreta, con andares cochineros, y se encontr¨® con que ten¨ªa que embestir a un se?or vestido de luces. Imposible...
Y El Juli sigue siendo ese torero sobrado de facultades y conocimientos, que domina a todos los toros y resuelve con facilidad las dificultades. En verdad, conoce los entresijos del toro moderno y comercial, pues no en balde lleva toda la vida delante de ellos. Tir¨® del descastado segundo y consigui¨® algunos aceptables pasajes con la mano izquierda en una labor de menos a m¨¢s a la que, sin embargo, falt¨® consistencia; y se quit¨® de en medio con prontitud el soso quinto.
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