Se acab¨® el chollo
Queridos Juan Corbal¨¢n, doctor y mand¨®n desde que era peque?o, I?aki Soloz¨¢bal, amante esposo y poseedor del secreto de la eterna juventud, Jou Llorente, sindicalista y experto en alimentaci¨®n alternativa, Epi, de profesi¨®n sus negocios y sufridor como yo de Andr¨¦s Montes, Matraco Margall, la mu?eca incorrupta del baloncesto espa?ol, Abuelo Arcega, el ma?o m¨¢s famoso despu¨¦s de Agustina de Arag¨®n, Jos¨¦ Beir¨¢n, hombre de hielo y terapeuta mental de deportistas, Andr¨¦s Jim¨¦nez, genuino representante de la cofrad¨ªa del cocodrilo en el bolsillo y tan raro como entra?able, Lagarto De la Cruz, futuro president del Consell Insular y descubridor de talentos mientras tanto, y Fernando Romay, omnipresente televisivo y ONG andante:
Estos chicos nos han mandado a lo m¨¢s profundo del ba¨²l de los recuerdos
Se nos ha acabado el chollo. Han sido 24 a?os maravillosos, en los que pasamos de h¨¦roes cuando ganamos la medalla de plata a otros calificativos m¨¢s rimbombantes como leyendas o mitos. Nuestras figuras, con el transcurrir del tiempo y ante la sequ¨ªa que comenz¨® el mismo d¨ªa que nos subimos al podio de Los ?ngeles, fue creciendo hasta el punto que nos llegaban a colocar virtudes que, sin pecar de falsa modestia, tampoco nos merec¨ªamos. Empezamos siendo muy buenos y terminamos siendo hasta muy guapos, cosa que, salvo algunos casos como el m¨ªo, sab¨¦is que no se corresponde con la realidad. Yo s¨¦ que no todo el mundo ha aprovechado de la misma manera aquel tremendo ¨¦xito. Pero supongo inevitable que todos en una o en muchas ocasiones hemos tenido que contar c¨®mo fue aquello, c¨®mo ganamos a Yugoslavia en las semifinales y, sobre todo, qu¨¦ se siente al jugar contra Michael Jordan. Nos han obligado a exprimir la memoria y revelar que 20 minutos antes de la final est¨¢bamos sac¨¢ndonos fotos en el vestuario de los Lakers con las taquillas de Magic o Kareem de fondo mientras nos le¨ªan un mont¨®n de telegramas llegados desde Espa?a y que nuestra sorpresa fue may¨²scula cuando 5.000 personas nos fueron a vitorear en el aeropuerto de Barajas. O a confesar que nuestra Olimpiada termin¨® en el momento que derrotamos a Petrovic, Dalipagic y compa?¨ªa y que nuestra preparaci¨®n para la gran final fue inexistente, pues ten¨ªamos claro que nuestras posibilidades rondaban el cero por ciento. Bien. Todo esto se ha terminado. Lo que intuimos hace casi diez a?os cuando en el Mundial j¨²nior de Lisboa aparecieron unos chavales tan especiales se ha confirmado. Nos han mandado a lo m¨¢s profundo del ba¨²l de los recuerdos. Ya no somos LOS ?NICOS.
Hasta aqu¨ª las malas noticias. Pero en la adversidad siempre existen puntos de esperanza. Os propongo hacer de este enorme y merecido ¨¦xito de nuestros sucesores algo en lo que hemos tenido bastante que ver. Es el momento de engancharnos otra vez al carro, pues, como todos sab¨¦is, este equipo se parece mucho al nuestro. Llevan muchos a?os juntos, se lo pasan bien, les gusta compartir juego, cartas y lo que haga falta, resultan muy solidarios entre ellos, son ganadores por encima de todo y se relacionan interna y externamente con una tremenda naturalidad. Desconozco si hacen g¨¹ijas para saber el resultado antes de un partido importante, como aqu¨¦lla de Colombia en v¨ªsperas del tercer y cuarto puesto frente a Yugoslavia, o si, espero que no, dan por perdida la final de antemano. Pero son nuestros descendientes y, aunque los padres de Ricky Rubio sean m¨¢s j¨®venes que nosotros, su triunfo tambi¨¦n es el nuestro.
Esperando veros pronto, sabiendo que os hab¨¦is alegrado tanto como yo de lo ocurrido y pidiendo que la salud os acompa?e, pues estamos llegando a edades bastante respetables, se despide vuestro leal compa?ero que nunca tendr¨¢ una palabra cr¨ªtica hacia vosotros, salvo cuando no est¨¦is presentes.
Un abrazo. Juanma, el de la perilla.
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