La rutina de lo esperado
Natalia Rodr¨ªguez y Ruth Beitia, lejos de las medallas en el 1.500 y el salto de altura
El sabor de lo inesperado, un Cacho en Barcelona, una Marta en Edmonton, por ejemplo, es un gusto tan extra?o para el aficionado espa?ol al atletismo que muchos que lo han disfrutado una sola vez ya han renunciado a pensar en un segundo orgasmo y hay muchos que no lo han gozado en plenitud a¨²n en su vida y se han resignado a sobrevivir. Y ni siquiera a los que se conformar¨ªan con sacar de cualquier competici¨®n, de cualquier final, aunque s¨®lo sea un pel¨ªn m¨¢s de lo esperado, de lo esperable, se les puede considerar seres satisfechos: deben conformarse con alimentarse de rutina, la enemiga del deporte.
En los Juegos de Pek¨ªn nunca dieron con ese momento excepcional y tampoco ayer, la ¨²ltima jornada en el Nido, cuando se anunciaba en el cartel a Natalia Rodr¨ªguez, que hizo concebir grandes esperanzas el jueves con una maravillosa semifinal de 1.500 metros, y Ruth Beitia, que lleva a?os anunciando sus grandes posibilidades en el salto de altura. Rodr¨ªguez, la tarraconense que compiti¨® en una final nueve meses despu¨¦s de haber sido madre, lleg¨® a su nivel de siempre, el sexto puesto que ya hab¨ªa logrado en los Mundiales de 2001 y 2005, el mismo nivel en el que Mayte Z¨²?iga dej¨® al 1.500 femenino espa?ol en los Juegos de Barcelona 1992, un sexto puesto que ninguna atleta ha superado en una pista ol¨ªmpica, y Beitia, la primera y ¨²nica saltadora espa?ola que ha pasado de la barrera de los dos metros, se qued¨® ayer en 1,96, a seis cent¨ªmetros de su mejor marca, a siete del bronce y a nueve del oro, que no fue para la gran favorita, la croata Blanka Vlasic, sino para la belga Tia Hellebaut, una larguirucha con pinta de institutriz, gafas y recogido en mo?o, que regal¨® a sus compatriotas un segundo m¨¢gico de exaltaci¨®n atl¨¦tica.
"No sab¨ªa d¨®nde colocarme y, para no hacer el tonto, me fui atr¨¢s", dice Natalia
Ruth se qued¨® en 1,96 metros, a seis cent¨ªmetros de su mejor marca
Natalia Rodr¨ªguez sali¨® a la final, su quinto 1.500 solamente en lo que va de a?o, marcada por su regreso a los entrenamientos tras dos temporadas en blanco y una lesi¨®n en abril, pero con voluntad de trascender y pocos medios t¨¢cticos para conseguirlo. De entrada, no encontr¨® hueco para que su zancada respirara libre en el pelot¨®n del comienzo. "No sab¨ªa d¨®nde colocarme y, para no hacer el tonto corriendo delante por la calle 2, me fui para atr¨¢s", explic¨® la catalana. All¨ª, a cola, estaba cuando Maryam Jamal, la favorita, hizo el movimiento que todas esperaban y d¨®nde lo esperaban: un cambio brutal a los 1.000 metros que desperdig¨® a sus rivales. "Yo sab¨ªa que lo iba a hacer, pero ¨¦ramos muchas las que lo sab¨ªamos y todas no pudimos seguirla. Me pill¨® un poquito retrasada. Deber¨ªa haber ido delante, pero ya iba con las fuerzas justas", dijo Rodr¨ªguez, quien se qued¨® en tierra de nadie, cuarta, en la contrameta, y se desgast¨® esprintando entonces hacia la et¨ªope de nacimiento y bahrein¨ª de camiseta; "pero Jamal se suicid¨® y nos suicid¨®". A la et¨ªope la super¨®, ligera, elegant¨ªsima, alada, la keniana Langat en la ¨²ltima curva y la dej¨® seca. A Rodr¨ªguez, tambi¨¦n seca, la pasaron finalmente unas cuantas. Las m¨¢s resistentes, dos ucranias que acabaron segunda y tercera en una recta en la que Jamal zigzague¨® borracha de ¨¢cido l¨¢ctico en las venas.
M¨¢s tarde, Beitia, que ya tiene 29 a?os, como Rodr¨ªguez, y es una habitual de la alt¨ªsima competici¨®n desde los Mundiales de Par¨ªs, se lamentar¨ªa. Hablar¨ªa de una oportunidad perdida, de un d¨ªa para haber batido su r¨¦cord de Espa?a (2,02 metros) y haber conseguido una medalla. Ser¨¢ esa sensaci¨®n de frustraci¨®n la que la motive en el pr¨®ximo ciclo ol¨ªmpico, que empezar¨¢ en 2009 con los Mundiales de Berl¨ªn, pero no bast¨® para fortalecer su zancada, para enderezar su curva, para mejorar su distancia ante el list¨®n ayer. Es un caso que parece de libro el de la saltadora c¨¢ntabra, quien cuando no encuentra ning¨²n obst¨¢culo es la m¨¢s regular: un primer nulo es, sin embargo, y casi siempre, el anuncio de un final de trayecto. En la final fue limpia hasta 1,96 metros. Con 1,99 ya no pudo. Lo contrario, lo il¨®gico, es la marca de la casa de Hellebaut, quien siempre se supera en la alta competici¨®n. Hizo un nulo en 1,99, en 2,01 y en 2,03, pero super¨® a la primera 2,05 (nuevo r¨¦cord de B¨¦lgica), lo que le vali¨® para derrotar a Vlasic, la atleta imbatible en los m¨ªtines que tantas energ¨ªas ha desperdiciado este a?o intentando batir el r¨¦cord del mundo (2,09) en todas las ocasiones posibles. Se podr¨¢ decir que Hellebaut hizo en el fondo lo que se esperaba de ella, lo excepcional.
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