Demoler t¨®picos sobre las olas
Mayor flexibilidad. Mayor capacidad para ser met¨®dicas. No hay que repetirles c¨®mo afrontar cada reto. Los instructores expertos opinan todo esto de las chicas que se acercan a aprender surf en las abundantes escuelas que jalonan la costa del Cant¨¢brico. "He llegado a ver mujeres de 38 a?os hacer en tres d¨ªas de curso cosas que a otros hombres les puede costar quince", apunta uno de esos profesores, Lurta Nikolas. Promotor del singular espacio Barrika Surf Kanp, en la costa vasca, cerca de Bilbao, Lurta ha llegado a tener "hasta un 80% de mujeres" en sus cursos mixtos de entrenamiento. El Barrika Surf ha albergado este agosto el Roxy Girls Camp, un campamento s¨®lo femenino auspiciado por la marca internacional de ropa surfista Roxy, filial para chicas de Quiksilver. Hasta La 2 de TVE emite ahora Blue Water High, una serie adolescente sobre amantes del surf en la que las chicas adquieren protagonismo. "Tenemos nueve escuelas oficiales repartidas por todo el Cant¨¢brico, C¨¢diz y Tarifa, y dos surf camp en el Pa¨ªs Vasco. Tambi¨¦n disponemos de nuestro propio equipo de chicas surfistas", explica Maider Eguskiza, del departamento de marketing de Roxy. "Queremos mostrar el surf como una forma de entender la vida entre las mujeres, como lo ha sido para los hombres", afirma. Parte de ese plan se ha forjado con la edici¨®n mundial del lujoso libro Surf Girl Roxy. En ¨¦l, la autora Natalie Linden traza la historia de este deporte en clave femenina, acompa?ada de fotograf¨ªas de destacadas surfistas. Entre ellas, las gemelas canarias Ruano Moreno, referencia mundial en el windsurf con olas, y tambi¨¦n competitivas en surf. "Antes no hab¨ªa ni escuelas ni facilidades", explica Daida Ruano. La evoluci¨®n social, una fabricaci¨®n de material deportivo cada vez m¨¢s acorde a la fisonom¨ªa femenina y un paulatino vencimiento de t¨®picos han ido llevando a las chicas a las olas.
"S¨®lo hace falta saber nadar y no tener limitaciones f¨ªsicas para iniciarse", explica Lurta Nikolas. "Pero luego deber¨¢ ser la propia mujer quien ponga sus l¨ªmites, conoci¨¦ndose y, sobre todo, conociendo el mar". V¨ªa de escape, co??nexi¨®n con la naturaleza, un modo de superaci¨®n y hasta de introspecci¨®n: esto es el surf para muchas de sus hijas.
La windsurfista Daida Ruano tiene en su poder 13 t¨ªtulos mundiales. "Mi hermana Iballa y yo empezamos en 1995, con 17 a?os, y no pudimos dejarlo. Eso s¨ª, hace falta much¨ªsima paciencia, constancia e imaginaci¨®n", insiste. Canarias es un punto clave, tanto en surf como en windsurf, y las hermanas Ruano quieren propagarlo. Del 26 al 30 de agosto celebran en Gran Canaria su campo de entrenamiento femenino para 50 chicas llegadas de 12 pa¨ªses. "Son mujeres de entre 18 y 35 a?os", explica Daida. "Aqu¨ª se conocen, y nosotras compartimos con ellas lo que sabemos", a?ade su hermana Iballa, tambi¨¦n campeona internacional.
Cada vez hay m¨¢s encuentros en Espa?a en los que el surf femenino tiene cabida, incluso en mares calmos como el Mediterr¨¢neo espa?ol. Marcas como Rip Curl, Billabong e incluso la cervecera San Miguel han organizado eventos. "Hay muchas espa?olas practicando como profesionales, tenemos muy buenas condiciones de olas para ello", explica Daida Ruano. "Adem¨¢s", insiste Lurta Nikolas, "vivimos por fin una segunda generaci¨®n aut¨®ctona de aficionados, ya vemos a padres que llevan a sus hijas a aprender el deporte". "Las tablas no son caras, cuestan a partir de 250 euros", dice Maider Eguskiza.
Hace 50 a?os que el surf lleg¨® a Europa v¨ªa Biarritz, pero Espa?a tuvo que esforzarse en observar a los de fuera para aprender. Si bien a partir de los ochenta se produjo el creciente acercamiento masculino, ha sido en los ¨²ltimos a?os cuando ha ido creciendo el femenino.
Hoy se baraja el dato de que un 10% de los aficionados espa?oles al surf puedan ser mujeres de todas las edades, y con cada vez m¨¢s referentes. Como Estitxu Estremo, Miriam Imaz o Erika Franco. Gallega de 14 a?os, Erika es una de las ¨²ltimas amazonas del agua. "Empec¨¦ a los nueve a?os", indica, "en la playa ve¨ªa bajar ni?os con tablas, y decid¨ª probar". "Nadie de mi familia hace surf, al principio estaban desconcertados", reconoce. El misterio de deslizarse por las olas sobre una tabla, para ella, es que "est¨¢s m¨¢s libre; cuando lo haces, vives intensamente". El surf es eso, una y otra vez, como entienden cada vez m¨¢s mujeres.
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