Mientras est¨¢s dormido
Isabel Cepeda traza un perfil de su marido, el profesor Jes¨²s Neira, que sigue en coma dos semanas despu¨¦s de ser agredido
Isabel Cepeda, de 41 a?os, espera desde hace 20 d¨ªas en el vest¨ªbulo del hospital Puerta de Hierro a que su marido, Jes¨²s Neira, de 55 a?os, abra los ojos. La historia de este profesor, en coma tras ser golpeado brutalmente por defender a una mujer, ha elevado el list¨®n del compromiso contra la violencia machista. Cepeda sabe que el gesto puede servir para avanzar en ese terreno, para ayudar a fijar un modelo, y lo defiende con una entereza sorprendente ante los medios de comunicaci¨®n.
En un restaurante cercano al hospital, la mujer recibe a este peri¨®dico para contar qui¨¦n es su marido. Su voz se quiebra cuando se da cuenta de que Neira est¨¢ al borde de la muerte, de que no sabe si saldr¨¢ de esta ni en qu¨¦ condiciones. ?sta es la descripci¨®n que ella hace de su marido:
"Si se despertase ahora, le enfadar¨ªan los d¨ªas perdidos en el hospital"
"Le apasiona la separaci¨®n de poderes del sistema estadounidense"
"Su partida de ajedrez con un amigo los viernes es sagrada"
"Estos d¨ªas nos habr¨ªamos ido a Oropesa. No ha podido ser"
"Si Jes¨²s se despertara ahora y viera todo lo que se dice de ¨¦l, eso de que es un h¨¦roe, le parecer¨ªa una exageraci¨®n. Dir¨ªa: '?Qu¨¦ h¨¦roe ni qu¨¦ carajo!'. Como si lo estuviera viendo. Seguro que dir¨ªa eso porque para ¨¦l ser¨ªa un ejemplo de que las cosas no funcionan. Si una sociedad considera un gesto as¨ª (algo que deber¨ªa ser normal) como una heroicidad, es que algo no marcha bien. Para ¨¦l, hacer eso fue simplemente un deber. No pod¨ªa haber actuado de otra manera; ser¨ªa impensable en ¨¦l".
Su gesto fue algo natural. Como cuando se incorpora si una persona se levanta de su asiento en un almuerzo, o cuando deja pasar a una se?ora delante de ¨¦l... Un simple gesto de civismo, lo que har¨ªa alguien con principios. Quiz¨¢ Jes¨²s sea un caballero a la antigua. Sus amigos lo definen as¨ª a veces. H¨¦ctor Cantolla, el actor que ha doblado a Marlon Brando, Paul Newman, Ed Harris, a Terminator..., dice de ¨¦l que es un caballero de honor que defiende los valores humanos a capa y espada. Eso lo han repetido mucho estos d¨ªas sus amigos. Nunca ha tenido problemas para hacerlos. A lo mejor es por ser hijo ¨²nico. De ni?o se iba al parque y ten¨ªa que entablar amistad r¨¢pidamente si no quer¨ªa quedarse solo. Siempre ha sido as¨ª. Si est¨¢ en una cafeter¨ªa, charla con cualquier persona. Es as¨ª como conoci¨® a H¨¦ctor, por ejemplo.
Tiene un gran sentido de la amistad. Yo a veces me he enfadado porque cuando ten¨ªamos tiempo para estar juntos aparec¨ªa alg¨²n amigo suyo con alg¨²n problema y ¨¦l le atend¨ªa. "?Y yo qu¨¦?", le dec¨ªa. Pero me gusta que sea as¨ª. Tenerle como amigo es un privilegio. Su generosidad llega a ser a veces muy sorprendente. Le gusta ser buen anfitri¨®n, como los de antes, continuamente preocupado por c¨®mo est¨¢s, pero adem¨¢s le ves hacer cosas incre¨ªbles. Una vez alguien le dijo que la corbata que llevaba era muy bonita. "?Te gusta? Pues toma, para ti". ?l tiene esos golpes.
En la facultad donde imparte clases es igual de sociable. Charla con los alumnos, con las limpiadoras, con los catedr¨¢ticos, con los bedeles. Ya era as¨ª cuando le conoc¨ª. Ser¨ªa a finales de los a?os ochenta. No nos conocimos realmente hasta m¨¢s tarde, y nos casamos en 1991. Yo estudiaba Econ¨®micas y ¨¦l ya era profesor de Teor¨ªa del Estado en la Universidad Complutense. A m¨ª me pareci¨® un hombre guap¨ªsimo, interesant¨ªsimo, con una voz muy profunda.
Era y sigue siendo de esos profesores que consiguen entusiasmar a los alumnos con lo que est¨¢n estudiando. Es de los que les hace participar en clase y utiliza la conversaci¨®n como un m¨¦todo did¨¢ctico. No deja escapar nunca a un interlocutor sin que argumente por qu¨¦ tiene una posici¨®n determinada sobre un tema.
No son todo virtudes. Tambi¨¦n tiene defectos, como todo el mundo. Tiene mucho genio. Hay que esperar a que se le pase. A veces discutimos por ser puntuales en alg¨²n lugar donde hemos quedado. ?l no quiere desaprovechar ni un instante, as¨ª que prefiere apurar hasta el ¨²ltimo minuto y seguir charlando con los vecinos en el jard¨ªn com¨²n de la urbanizaci¨®n de Las Rozas donde vivimos, con su port¨¢til, su cerveza y su libro.
Le fastidia enormemente perder tiempo. Estoy segura de que, si se despertase ahora, se enfadar¨ªa mucho por dos cosas. Primero, por todos los d¨ªas perdidos en el hospital. Luego, por todo lo que la gente est¨¢ sufriendo por ¨¦l. S¨ª, estoy entera, o lo parezco cuando hablo con la gente, pero estoy asustada. Sabemos que su estado es grave.
Jes¨²s es un hombre de costumbres sencillas. La partida de ajedrez que juega todos los viernes por la tarde con un amigo es sagrada. Le gusta jugar, pero en realidad es la excusa que ponen ambos para verse y hablar de cualquier cosa con el tablero de madera por delante y un buen whisky, un macallan, al lado.
Le gusta vestir bien, pero sin ser ostentoso. De traje cuando va a la Universidad; en vaqueros y camisa, por ejemplo, cuando est¨¢ en casa. No le gusta que se vean las marcas de la ropa. Cuando alguna vez le han regalado un polo Lacoste, le ha quitado el cocodrilo.
?Qu¨¦ m¨¢s le gusta? El picante fuerte, escribir con su pluma Mont Blanc, jugar al futbol¨ªn, la F¨®rmula 1, la m¨²sica cl¨¢sica, Mozart, pero tambi¨¦n Carlos Gardel, Roberta Flack. Un sitio donde lo pasamos muy bien es en el bar Aperitoche. All¨ª hay m¨²sica en directo y todo el mundo corea las canciones. Es un hombre con el que te diviertes mucho.
Hace poco andaba todo el d¨ªa con una canci¨®n en la boca. Esa de Fito y los Fitipaldis que se llama Soldadito marinero. Me acuerdo de que cantaba: "Despu¨¦s de un invierno malo, una mala primavera...". Y f¨ªjate que ahora ha venido un mal verano. Quiso ser marino, pero no pudo por la operaci¨®n de coraz¨®n que sufri¨® cuando ten¨ªa 17 a?os. Luego le volvieron a operar con 35 a?os. Por eso ya no hace mucho deporte. Antes nadaba mucho y jugaba al tenis, pero tras las intervenciones se vio obligado a hacerlo a otro ritmo y ya no se divert¨ªa. ?l es as¨ª: o hace las cosas al m¨¢ximo, o no las hace.
Las dos operaciones le han marcado mucho. Creo que es lo que le ha hecho ser tan vitalista: aprovechar cada segundo. Por eso deja huella por donde pasa. Tiene una personalidad arrolladora y no deja indiferente a nadie. Los problemas que ha tenido con algunas personas han sido siempre por ser muy independiente, por hacer lo que ¨¦l consideraba correcto y no plegarse.
Siempre ha sido un profesor de a pie, sin m¨¢s ambici¨®n que la de dar sus clases.
No se le puede encasillar en nada, ni le gusta alinearse con una l¨ªnea pol¨ªtica determinada, pese a que su trabajo est¨¦ estrechamente ligado a la pol¨ªtica. Tiene la casa llena de libros y de cintas de v¨ªdeo con los momentos m¨¢s importantes de la pol¨ªtica nacional que se han emitido: todos los debates sobre el estado de la naci¨®n, la dimisi¨®n de Su¨¢rez, los debates de las elecciones...
A eso se dedica a fin de cuentas, a deconstruir los discursos utilizando t¨¦cnicas socioling¨¹¨ªsticas. No est¨¢ muy contento con el sistema pol¨ªtico espa?ol. Por eso, le gustar¨ªa irse a vivir a Londres durante un tiempo, o a Estados Unidos. Le gusta el sistema democr¨¢tico de all¨ª por la separaci¨®n de poderes que tienen; de ah¨ª que le guste tanto Alexis de Tocqueville [pensador, jurista y pol¨ªtico franc¨¦s del XIX, autor de la obra La democracia en Am¨¦rica].
Estos d¨ªas nos habr¨ªamos ido a Oropesa. No ha podido ser, pero tenemos ya muchos viajes comprometidos con los amigos que han venido a verle y a interesarse por ¨¦l.
Es incre¨ªble c¨®mo se est¨¢ portando todo el mundo. Algunos amigos con los que hab¨ªamos tenido alg¨²n roce en el pasado han venido a preguntar por ¨¦l o me han llamado, conscientes de las prioridades en un momento as¨ª. Y luego he tenido el apoyo de muchas mujeres maltratadas que me han escrito para dar las gracias por el gesto que tuvo ese d¨ªa. Creo que todo lo que est¨¢ pasando a su alrededor es bueno socialmente. Se merece que salga bien de esto.
Cuando ocurri¨® todo, el s¨¢bado aquel, Jes¨²s estaba indignado, no por la agresi¨®n que sufri¨®, sino por el hecho de que maltratara a una mujer. No merece ser llamado hombre.
Creo que lo m¨¢s importante para ¨¦l es que sus hijos sean personas buenas y decentes. Les pide que rindan en clase y que den lo m¨¢ximo que puedan, y le gustar¨ªa que fuesen algo importante, lo que cualquier padre desear¨ªa para sus hijos, ?no? Pero, por encima de todo, les pide que sean gente digna.
![Jes¨²s Neira e Isabel Cepeda, en 2004.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/JR4RWPDKDTW5FRZFKEYPHKUETU.jpg?auth=bc83ce8bba538ad4503352a90bfad6f17e7d492fa2480dfdb856829db3e64807&width=414)
Vida de estudioso
- Neira nace en Granada, en 1953, en el seno de una familia gallega vinculada a la Marina.
- 14 a?os despu¨¦s la familia se traslada a Madrid, donde Neira se doctora en Derecho y es premio extraordinario en 1989 por su tesis El discurso prefascista en Antonio Goicoechea en la Universidad Complutense.
- A finales de los ochenta es ya profesor de Teor¨ªa del Estado en la Universidad Camilo Jos¨¦ Cela. Isabel Cepeda, estudiante de Econ¨®micas, asiste a sus clases.
- En 1991 se casan y tienen dos hijos gemelos, que se suman a una hija de Neira
de un matrimonio anterior.
- Durante su carrera profesional colabora en varios medios de comunicaci¨®n (EL PA?S, Ya, Diario 16, ABC, El Mundo, etc.).
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