Aciertan los franceses
Sugerencia oportuna la del primer ministro franc¨¦s, Fran?ois Fillon, de llevar a cabo pol¨ªticas coordinadas frente a las amenazas de recesi¨®n que pesan sobre las econom¨ªas europeas. La naturaleza de la crisis, su determinaci¨®n en gran medida por factores fundamentalmente externos, claro que aconseja actuar de forma que se manifiesten rendimientos a escala de algunas pol¨ªticas. Por otro lado, es en momentos dif¨ªciles, como los actuales, cuando se legitiman tanto las pol¨ªticas como las instituciones comunitarias. Lo extra?o es que no haya apoyos inmediatos a esa sugerencia. Las autoridades espa?olas, sin ir m¨¢s lejos, deber¨ªan respaldar sin titubeos esas propuestas de terapias comunes frente a una crisis que se presenta mucho m¨¢s severa de lo que se hab¨ªa previsto.
Los datos de crecimiento conocidos para el conjunto de la regi¨®n dejan lugar a pocas dudas: en el segundo trimestre del a?o ha habido una contracci¨®n del crecimiento en un 0,2% en la eurozona. Pero son el resto de los indicadores y se?ales m¨¢s contempor¨¢neas los que, lejos de calmar los ¨¢nimos, agravan la inquietud. Las econom¨ªas con m¨¢s peso espec¨ªfico de las que comparten moneda y pol¨ªtica monetaria (Alemania, Francia, Italia y Espa?a) est¨¢n m¨¢s cerca de la recesi¨®n que del crecimiento, con el consiguiente impacto sobre el empleo y los estados de ¨¢nimo de los distintos agentes econ¨®micos.
A diferencia de EE UU, donde se han empleado todas las pol¨ªticas econ¨®micas posibles para neutralizar los efectos m¨¢s adversos de la crisis (desde el presupuesto p¨²blico hasta descensos sin precedentes de los tipos de inter¨¦s, pasando por las ayudas directas a bancos en dificultades), en la eurozona la pasividad ha sido la nota dominante. Y eso cuando no ha servido directamente para acentuar las dificultades, como ha sido el caso de las subidas de tipos de inter¨¦s decididas por el BCE en pleno desplome de la actividad, restricciones de cr¨¦dito y todo al mismo tiempo que el euro se apreciaba significativamente. Por si fuera poco, con una tasa de inflaci¨®n significativamente inferior a la americana.
Que sea el Gobierno franc¨¦s quien suscite este tipo de debates no le resta nada de la pertinencia de los mismos. Las instituciones, los pol¨ªticos, han de procurar no amenazar el bienestar de los ciudadanos. Y esta crisis lo est¨¢ haciendo. Las autoridades espa?olas deber¨ªan asumir que la nuestra va a ser una de las econom¨ªas que m¨¢s va a sufrir. En las terapias, tambi¨¦n nos interesa compartir esfuerzos y apoyar esa iniciativa en el Consejo de Niza del 13 de septiembre. Adem¨¢s de las reformas estructurales que proponga el Gobierno franc¨¦s, el espa?ol debe ser consciente de que en los pr¨®ximos Presupuestos tiene algo m¨¢s de margen de maniobra que sus colegas europeos para tratar no s¨®lo de neutralizar la intensa desaceleraci¨®n de la actividad, sino para reducir la brecha importante en dotaci¨®n de capital p¨²blico frente al promedio de las econom¨ªas avanzadas. Al Gobierno ha de preocuparle que la asignaci¨®n de recursos para inversi¨®n p¨²blica acelere la modernizaci¨®n econ¨®mica y que se haga con el apoyo parlamentario suficiente. No tanto el qu¨¦ dir¨¢n unas agencias de rating sobre una de las deudas p¨²blicas m¨¢s bajas de la OCDE. -
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