Una memoria poco jugosa para una autobiograf¨ªa

El nombre es Connery, Sean Connery, y su sola menci¨®n agot¨® en apenas 40 minutos todas las entradas para el acto en que ma?ana presentar¨¢ su esperada autobiograf¨ªa. Calificar de memorias el libro Ser un escoc¨¦s no se ajusta al esp¨ªritu de una obra cuyo prop¨®sito fundamental pasa por rendir un homenaje a su Escocia natal. Que nadie espere jugosas revelaciones sobre su turbulenta relaci¨®n con las mujeres, Hollywood o aquellas estrellas a las que nunca pudo soportar. Una imagen del artista ataviado con el tradicional quilt abre el despliegue de 300 p¨¢ginas que acaban consagradas a la fascinaci¨®n que ha ejercido en el mundo la historia escocesa.

Connery no es un personaje proclive a la autoconfesi¨®n p¨²blica. En 2003 dejaba plantada a la escritora y amiga Meg Henderson en el proyecto com¨²n de escribir sus memorias. La obsesi¨®n del artista por controlar cada palabra acab¨® en colisi¨®n. Dos a?os m¨¢s tarde, volv¨ªa a frustrarse otra intentona con la editorial Cannongate, tal como ha relatado su responsable, Jaime Byng: "Sean tiene instinto para contar historias, y aportaba consigo un material al estilo de Las cenizas de ?ngela, con el relato de su infancia en un suburbio deprimido de Edimburgo. Pero al final no llegamos a un acuerdo sobre la naturaleza del libro". En Ser un escoc¨¦s ni se molesta en rebatir las acusaciones de su primera esposa, Diane Cilento, sobre su supuesto car¨¢cter violento o la decisi¨®n de no dejar un solo penique a su hijo Jason. S¨ª se defiende frente a la taca?er¨ªa que se le atribuye, recordando los millones que a lo largo de los a?os ha entregado a diversas obras caritativas y, en especial, a la causa independentista.