Cortocircuito
Tengo una teor¨ªa. Su verano y el m¨ªo, el verano de todos, dura lo que el moreno en la piel de Zapatero, no me digan que no lo han visto, o el de su vecina que este verano se ha ido a Lanzarote, a Canc¨²n o Punta Cana, que hay que ver lo que viajan los vecinos. Usted observe que a la menos pensada ha cedido el bronceado, ha pasado el esplendor y su vecina vuelve con gesto cansado a los deberes del curso, qu¨¦ pereza, que molicie, otra vez septiembre... Algunos mandamases que yo he conocido ten¨ªan la costumbre de "pintar el barco", es decir, despu¨¦s de un mes sin blackberry y corbata llegaban con tanto ¨ªmpetu a la oficina que quer¨ªan cambiar el mundo e invadir Osetia del Sur, aprovechando la galbana reinante. En cualquier caso, el mejor espejo es siempre el de los pol¨ªticos; Touri?o ya ha blanqueado y eso que en San Vicente han tenido un verano soleado, debe ser por el asunto de las elecciones no anticipadas y el AVE y los Presupuestos y la falta de liderazgo que dice Soraya, pero el caso es que no hay verano para Touri?o, que es como quien dice que no hubo verano en Galicia, y septiembre promete una repesca bestial de todos esos temas que se nos han atragantado en junio, pero por entonces confi¨¢bamos en el efecto Eurocopa y el oro ol¨ªmpico y ahora estamos otra vez con esa cara que los economistas y los analistas de mercados, llaman de "estanflaci¨®n", que es algo as¨ª que como cuando te estalla un cohete en la cara en plenas fiestas de San Roque.
En mis memorias de veraneante encuentro algunos episodios dignos de an¨¢lisis como esa pesadilla recurrente que tenemos los gallegos con el narcotr¨¢fico y toda su parafernalia. Para algunos no deja de ser c¨®mico que usted se encuentre en una playa y la marea m¨¢s que un mensaje en la botella traiga a sus manos un kilo de farlopa bien empaquetada, y usted haga cuentas y por un momento le entre un sudor fr¨ªo pensando que a poco que la venda puede usted disponer de la friolera de 800.000 euros; tambi¨¦n puede que le corten las manos y se las arrojen a los cerdos o que los mismos narcos que la arrojaron si usted se la devuelve pueden darle una buena propina; el caso es que usted y su sentido c¨ªvico deciden devolv¨¦rsela a la justicia y la justicia la almacenar¨¢ qui¨¦n sabe d¨®nde y el d¨ªa que vayan a quemarla como a Savonarola a lo mejor encuentran maizena como ocurre con m¨¢s frecuencia de lo que pensamos... Total que la lancha r¨¢pida quemada y usted ba?¨¢ndose tan ricamente, un grupo de turistas haciendo fotos, y el mar que devuelve los cuerpos del delito; la t¨ªpica postal gallega de todos los veranos.
Las gentes del lugar hablan ya de una nueva categor¨ªa social en el paisaje, los fari?ablanca, que son algo as¨ª como los floridablanca pero sin tanto copete aristocr¨¢tico, esos amantes del granito del Porri?o, del mundo Lladr¨®, de la escuder¨ªa Ferrari, de las cigalas de medio kilo y que sacan a los santos en procesi¨®n y fundan un equipo ciclista o un equipo de f¨²tbol antes de dar con sus huesos en Soto del Real...Todos conocemos a sus parientes, todos hemos visto sus casas, todos a veces cerramos los ojos, tapamos la nariz, taponamos los o¨ªdos como si fu¨¦ramos de Palermo. El cine nos ha maleado tanto que no hay soluci¨®n: a las puertas est¨¢ un nuevo parque tem¨¢tico como en Corleone, pero aqu¨ª, en plena r¨ªa de Arousa... No ser¨ªa mala idea, repito in¨²tilmente otra vez llevado por mi ingenuidad, legalizarlo todo y dejarles expuestos al libremercado y a la disposici¨®n del consumidor a cara descubierta, meter la mercanc¨ªa dentro de la farmacia y la asistencia social, como el trankimazin o esas drogas que la Seguridad Social reparte por arrobas entre la poblaci¨®n convaleciente (casi toda). Pero no viviremos para contarlo y los fari?ablanca seguir¨¢n medrando y los poderes p¨²blicos impartiendo insulsas lecciones (Pazo de Bai¨®n) para que al otro d¨ªa vuelvan a quemar la lancha cerca de su toalla, de su conciencia tumbada al sol.
Es Galicia y a veces intento explic¨¢rselo a mis invitados extranjeros, pero no s¨¦ si lo logro o ellos me entienden o si son las dos cosas que causan el cortocircuito. Cada nuevo verano intento la haza?a y cuando estoy llegando a la cima me detengo a contemplar de nuevo el paisaje al modo de Zaratustra: vano esfuerzo para llegar a la nada. A ese mismo mar de todos los veranos.
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