Generosos trasplantes

No escribo esta carta desde el dolor, a pesar del sufrimiento vivido con la reciente muerte de mi querida esposa, Obdulia. La escribo desde la satisfacci¨®n de saber que sus ¨®rganos, donados por voluntad suya, han transformado el dolor, m¨ªo y de mis hijos y allegados, en incontenible alegr¨ªa para todas aquellas familias en las que alguno de sus miembros ha vuelto a nacer, tras recibir el vital ¨®rgano que necesitaba. Obdulia, mientras estuvo con nosotros, reparti¨® vitalidad a manos llenas tanto en su profesi¨®n (enfermera) como en su vida privada. Y era su firme voluntad que, llegado el caso, su muerte f¨ªsica sirviera al mismo prop¨®sito que hab¨ªa guiado su terrenal vida.

En su recuerdo, y como homenaje a su memoria y de tantos como ella, desde aqu¨ª pido, a todas aquellas personas que pierden a un ser querido, que no dejen que su intenso dolor sea est¨¦ril y que den a la persona amada la postrera satisfacci¨®n de permitirle que su ¨²ltima acci¨®n en este mundo sea la de transformar ese dolor en intensa alegr¨ªa de muchos otros. ?Que ning¨²n atisbo de ego¨ªsmo malogre tan noble gesto.