DILEMAS EN EL CEREBRO
En el futuro ser¨¢ posible leer el pensamiento y tal vez llegar a modular el comportamiento. La puerta a un mundo insospechado est¨¢ abierta.
la vista de los avances en neurociencia que hemos visto en el Picower Institute, est¨¢ claro que alg¨²n d¨ªa, seguramente no muy lejano, ser¨¢ posible leer el pensamiento, o por lo menos, porciones de pensamiento. Y modular el comportamiento, lo cual abre la puerta a un mundo insospechado. Las investigaciones m¨¢s recientes en el campo de la neurociencia tienen que ver con la localizaci¨®n del comportamiento y el juicio moral. Para hablar de ellas vamos a dejar el MIT, vamos a cruzar el r¨ªo que separa Cambridge de Boston, y vamos a dirigirnos a la Facultad de Medicina de Harvard, concretamente al Berenson-Allen Center for Non-Invasive Brain Stimulation. Les aconsejo que me sigan porque vamos a encontrarnos con uno de los cient¨ªficos que m¨¢s ha trabajado, y meditado, sobre el cerebro, y seguramente una de las personas con m¨¢s capacidad de estimular las neuronas... hablando de neuronas.
"no pensaba en ejercer como neur¨®logo, aunque luego le he tomado gusto a tratar a los enfermos. Quer¨ªa investigar el cerebro porque me interesaba la filosof¨ªa y ten¨ªa muy claro el tipo de preguntas que quer¨ªa hacer"
Es ?lvaro Pascual-Leone, director del Berenson-Allen Center. Se educ¨® en el Colegio Alem¨¢n de Valencia, lo que le permiti¨® estudiar Medicina en Friburgo (Alemania), pero se fue a Estados Unidos a especializarse en neurolog¨ªa con un prop¨®sito muy claro: dedicarse a la investigaci¨®n.
-?Tan claro lo ten¨ªa?
-S¨ª, absolutamente. En ese momento no pensaba en ejercer como neur¨®logo, aunque luego le he tomado gusto a tratar a los enfermos. Quer¨ªa investigar el cerebro porque me interesaba la filosof¨ªa y ten¨ªa muy claro el tipo de preguntas que quer¨ªa hacer.
Mientras estudiaba neurolog¨ªa en Minnesota asisti¨® a una conferencia de Anthony Barker sobre una nueva t¨¦cnica que acababa de desarrollar, la estimulaci¨®n magn¨¦tica transcraneal. De eso hace 22 a?os y no recuerda cu¨¢ntas veces la ha aplicado, pero ha podido cumplir con creces su deseo de adentrarse por los dominios donde la neurolog¨ªa se encuentra con la filosof¨ªa.
Los experimentos con estimulaci¨®n magn¨¦tica son realmente sorprendentes. Veamos uno sencillo: te colocan en la cabeza un artilugio un tanto extra?o pero en absoluto amenazante, que el investigador va orientando hasta encontrar el ¨¢rea de Broca, la zona del cerebro que controla el habla. Cuando la localiza, te pide que le expliques una historia. Mientras est¨¢s hablando, activa un mecanismo y sientes como una peque?a descarga. No duele, s¨®lo notas que algo extra?o ocurre en tu boca. Las palabras no te salen. Sabes muy bien lo que quieres decir, pero tu garganta no responde. Es como una de esas pesadillas en las que basta una palabra para que se abra la puerta que te salvar¨¢ de tus perseguidores, ?y no hay manera de pronunciarla! Entonces el investigador te sugiere que en lugar de hablar, cantes. Y entonces, s¨ª que puedes. ?Por qu¨¦? Porque la funci¨®n de cantar est¨¢ en el l¨®bulo derecho, y lo que tienes bloqueado es el izquierdo.
Los primeros trabajos sobre interferencias en el habla los realiz¨® ?lvaro Pascual Leone en 1988. El ¨²ltimo, publicado en colaboraci¨®n con Marc Hauser, profesor de Psicolog¨ªa de Harvard, ya no trata s¨®lo de bloquear una funci¨®n concreta, sino de modificar un comportamiento.
-Eso suena a ciencia-ficci¨®n. ?Qu¨¦ han hecho exactamente?
-Hemos demostrado que puedes cambiar el juicio de una persona bloqueando determinadas partes de su cerebro. Cosas que antes le parec¨ªan muy mal a esa persona, pasan a resultarle indiferentes.
-Esta frontera de la ciencia resulta muy inquietante. ?Seguir¨¢ intacto mi cerebro cuando salga de aqu¨ª?
-Tranquila, es s¨®lo un experimento. En realidad funciona como los famosos paradigmas del tren.
Se refiere a los experimentos que Jonathan Cohen public¨® en 2001 en Science. Los llamados paradigmas morales, o m¨¢s bien mortales. Veamos el primero de ellos. Tenemos un tren que viene a toda velocidad; el sujeto al que se plantea el dilema est¨¢ junto a una bifurcaci¨®n en la que hay una aguja que se puede accionar para que el tren vaya por una v¨ªa o por la otra. En una de las v¨ªas hay un trabajador y en la otra tres. El tren no puede detenerse. Lo ¨²nico que puede hacer el sujeto es mover la aguja para que vaya por una v¨ªa o por la otra. ?Qu¨¦ har¨¢? La mayor¨ªa de los que participan en este dilema accionan la manivela para que el tren vaya hacia la v¨ªa en la que s¨®lo hay un trabajador. Deciden que muera uno para salvar a tres.
En el segundo dilema, la situaci¨®n es la misma, pero en lugar de bifurcaci¨®n, hay una sola v¨ªa. Muy cerca del sujeto, hay un operario trabajando en la v¨ªa y unos metros m¨¢s all¨¢, otros tres. El tren parar¨¢ autom¨¢ticamente si se interpone un objeto en su camino. El sujeto sabe que la ¨²nica cosa que puede hacer es empujar a la v¨ªa al trabajador que tiene m¨¢s pr¨®ximo. ?Lo har¨¢? La decisi¨®n es la misma, matar a uno para salvar a tres, pero empujando, que es distinto. La mayor¨ªa de quienes participan en esta prueba deciden no empujar al trabajador y, por tanto, mueren los otros tres. Hay algo, en este caso, por encima del raciocinio, que no les deja optar por la mejor soluci¨®n. Algo de orden moral.
Daria Knoch y Ernst Fehr siguieron avanzando con un nuevo dilema, el del Ultimatum Game. Participan dos sujetos a los que se ofrece una cantidad importante de dinero que podr¨¢n repartirse entre ellos s¨®lo si se ponen de acuerdo en el reparto. A uno se le dar¨¢ la facultad de proponer el trato y el otro s¨®lo tendr¨¢ dos opciones, aceptar o rechazar la oferta. Si la acepta, cada uno se llevar¨¢ la parte acordada. Si la rechaza, ninguno recibir¨¢ nada. El planteamiento racional ser¨ªa: puesto que ¨¦l tiene la capacidad de decidir, si rechazo la oferta, me quedo sin nada. Luego la posici¨®n m¨¢s ventajosa -y ego¨ªsta- es aceptar lo que me proponga. Pues no. La mayor¨ªa de los sujetos que participan en el Ultimatum Game rechaza la oferta si ¨¦sta es inferior al 40%. La rechazan de plano, y adem¨¢s suelen enfadarse. Pero si en lugar de una persona, es un ordenador el que hace la oferta injusta, entonces, ?la mayor¨ªa acepta lo que la m¨¢quina le ofrece!
-?Por qu¨¦ esta diferencia?
-Porque un ordenador no es humano. Con la decisi¨®n de rechazar la oferta injusta, practican el llamado "castigo altruista", un rasgo muy humano: actuar contra el propio inter¨¦s por defender un principio moral.
-?Y eso se procesa en un lugar concreto del cerebro?
-S¨ª. Sanfey y Cohen hab¨ªan comprobado que con el Ultimatum Game se activaba tanto la corteza prefrontal, que regula el raciocinio y el juicio moral, como la am¨ªgdala, que procesa las emociones, pero eso no aclaraba mucho las cosas, porque no sabes qu¨¦ es causa y qu¨¦ consecuencia. ?Primero decides la acci¨®n y luego la juzgas, o primero la valoras y luego decides? La estimulaci¨®n magn¨¦tica intracraneal nos ha permitido dar un paso trascendental. Nuestra hip¨®tesis era que la corteza prefrontal se activaba precisamente para inhibir la am¨ªgdala; y que si bloque¨¢bamos la corteza, los individuos aceptar¨ªan cualquier oferta que les hicieran porque predominar¨ªa el inter¨¦s ego¨ªsta. Y as¨ª ha sido.
En esta investigaci¨®n, se ha visto que la disrupci¨®n del cortex dorsolateral derecho (y no el izquierdo) mediante estimulaci¨®n magn¨¦tica intracraneal, reduce el impulso de rechazar las ofertas intencionadamente injustas.
-?Conclusi¨®n?
-Que los humanos inhiben el ego¨ªsmo con valores sociales y morales, y eso se hace en esa parte concreta del cerebro. La especie humana es capaz de exhibir justicia rec¨ªproca, lo cual implica el castigo de los individuos que tienen conductas injustas, incluso cuando eso da?a el propio inter¨¦s. Para ello ha desarrollado un sistema cortical capaz de inhibir la acci¨®n reflexiva encaminada a buscar el propio inter¨¦s. Y este sistema de inhibici¨®n es tan fuerte que somos capaces de llegar a matarnos a nosotros mismos por convicciones pol¨ªticas y morales.
Todo esto plantea cuestiones trascendentales. ?Los terroristas suicidas tienen m¨¢s desarrollada esa parte del cerebro? ?La han desarrollado en las madrazas? ?En qu¨¦ parte se procesa el impulso violento de los agresores sexuales? ?Podr¨ªa cortocircuitarse si lo averigu¨¢ramos?
En el despacho de ?lvaro Pascual-Leone hay colgada una gran fotograf¨ªa un tanto extra?a. Un grupo de comensales comparte mesa en lo que parece ser un agradable banquete. Todo es muy normal... excepto que llevan los ojos vendados.
-Parece el fotograma de una pel¨ªcula de Bu?uel. ?Qu¨¦ significa?
-Con este experimento demostramos que si te dejamos con los ojos vendados, en apenas unos d¨ªas la parte de la corteza cerebral que normalmente procesa la informaci¨®n visual empieza a procesar la del tacto y la del o¨ªdo, y aumenta la memoria verbal. Puro Machado aplicado a la neurociencia: hacemos cerebro al andar...
-?Tan pl¨¢stico es?
-Tanto que ya se ha comprobado que el uso insistente del dedo pulgar por los j¨®venes en los tel¨¦fonos m¨®viles hace que ahora, cuando mueven ese dedo, se enciende un ¨¢rea mayor del cerebro. Para bien o para mal, toda actividad, toda percepci¨®n, cambia nuestro cerebro. Y todo pasa en el cerebro. Si tienes una pancreatitis cr¨®nica, puede ser una disfunci¨®n cerebral tanto como org¨¢nica, porque el cerebro es un artefacto capaz de automonitorizarse. El resultado es la autoconciencia.
-?Significa eso que si tuvi¨¦ramos el suficiente control del cerebro podr¨ªamos llegar a autocurarnos?
-El mecanismo seguramente existe, lo que no sabemos es c¨®mo activarlo. El cerebro consume el 20% de la energ¨ªa que gasta nuestro organismo, y consume casi la misma tanto cuando est¨¢ muy activo como cuando est¨¢ en reposo. ?Para qu¨¦ necesita tanta energ¨ªa en reposo? Seguramente porque est¨¢ focalizado hacia el interior. Marcus Raichle ha acu?ado el t¨¦rmino default network o red por defecto, que es la que act¨²a en estos casos. Yo creo que esta actividad cerebral "por defecto" se dedica a promover mecanismos de defensa para proteger la salud del organismo.
Curioso. Habr¨¢ que seguir de cerca estas investigaciones.
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