Sombras de la guerra fr¨ªa

El ¨²ltimo gran enfrentamiento entre Rusia y Estados Unidos, a ra¨ªz de la invasi¨®n de Georgia, ha aumentado la tensi¨®n entre ambas potencias en un terreno complejo y delicado: el de la seguridad nuclear. En una decisi¨®n que desata en Washington ecos de la guerra fr¨ªa, la Casa Blanca ha anunciado este pasado jueves que est¨¢ considerando abandonar un pacto nuclear civil que firm¨® el pasado 6 de mayo con Mosc¨². "Estamos en un proceso de reevaluar nuestra relaci¨®n con Rusia", dijo la portavoz, Dana Perino.

El acuerdo fue presentado por Washington la pasada primavera como un gran logro en la cooperaci¨®n nuclear entre ambos pa¨ªses. En virtud de este pacto, se les ofrec¨ªa a las empresas norteamericanas la posibilidad de participar en programas de energ¨ªa civil en Rusia. Adem¨¢s, se contemplaba la posibilidad de que Rusia importara, almacenara y procesara material radiactivo vendido por Estados Unidos para su uso en reactores de todo el mundo. A efectos pr¨¢cticos, el pacto, elaborado a lo largo de dos a?os de costosas negociaciones, le ofrec¨ªa a Mosc¨² la posibilidad de participar en nuevos y lucrativos negocios mientras minimizaba la posibilidad de que su Gobierno desviara la energ¨ªa nuclear civil para usos militares.

El presidente estadounidense, George W. Bush, se tuvo que enfrentar a las cr¨ªticas de los dem¨®cratas en el Congreso, ya que algunos senadores consideraron que se estaba recompensando a Mosc¨² mientras el Kremlin actuaba con pasividad ante el desarrollo de tecnolog¨ªa nuclear por parte de Ir¨¢n. "Mosc¨² se empe?a en ayudar a Ir¨¢n en sus programas nucleares y su construcci¨®n de misiles", escribi¨® el representante Edward J. Markey en una carta dirigida a Bush el pasado 1 de mayo. "Es un error recompensarle".

Finalmente, el 6 de mayo, el hasta hace poco embajador de Estados Unidos en Mosc¨² William J. Burns firm¨® el pacto con Sergu¨¦i Kiriyenko, director de la compa?¨ªa nuclear p¨²blica de Rusia, Rosatom. "Una vez fuimos rivales nucleares. Ahora, somos aliados nucleares", dijo Burns. Kiriyenko vio en el acuerdo una forma de "sepultar el legado de la guerra fr¨ªa". Ahora, puede que ese legado no se acabe de enterrar del todo.

En el estallido de la invasi¨®n de Georgia renacieron viejas heridas que todav¨ªa no han cicatrizado en Washington y Mosc¨². Recientemente, el primer ministro Ruso, Vlad¨ªmir Putin, acus¨® a Estados Unidos de instigar el conflicto en Georgia. "La sospecha es que alguien en Estados Unidos dise?¨® especialmente este conflicto con el objetivo de hacer la situaci¨®n m¨¢s tensa y crear una ventaja competitiva para uno de los candidatos que lucha por el puesto de presidente del pa¨ªs", dijo en una entrevista a CNN.

La Casa Blanca neg¨® las acusaciones airadamente. "Sugerir que Estados Unidos orquest¨® todo esto en beneficio de un candidato pol¨ªtico suena? irracional", dijo la portavoz Dana Perino. Washington lleva a?os intentando que la propia Georgia, junto con Ucrania, ingrese en la OTAN, la organizaci¨®n militar creada en 1949 para proteger a los aliados europeos de un posible ataque sovi¨¦tico. Mosc¨² se ha opuesto frontalmente a que dos ex rep¨²blicas sovi¨¦ticas fronterizas con su territorio nacional ingresen en esta organizaci¨®n.

El asunto ha llegado a salpicar a Turqu¨ªa, miembro de la OTAN desde 1952. Desde el pasado fin de semana, el Gobierno turco ha permitido que dos barcos norteamericanos atraviesen el estrecho del B¨®sforo para acceder al mar Negro y abastecer a Georgia de bienes de primera necesidad.

Rusia es un gran cliente comercial de Turqu¨ªa, y, a la vez, su mayor proveedor de gas y carb¨®n. Se calcula que el comercio entre ambos pa¨ªses genera unos 25.000 millones de euros anuales. En un dilema digno de los a?os de la guerra fr¨ªa, Ankara se debate entre su lealtad a la Alianza Atl¨¢ntica y sus intereses comerciales. Por ahora, hay unos 10.000 camiones turcos retenidos en las fronteras rusas. Mientras Mosc¨² explica que son inspecciones rutinarias a las que obliga una nueva ley, Ankara sospecha que en realidad se le est¨¢ lanzando un aviso contra el apoyo a Washington.

Otros pa¨ªses del antiguo Pacto de Varsovia han aprovechado la escalada de tensiones para alinearse con Estados Unidos. Es el caso de Polonia, que el 20 de agosto firm¨® con Washington el acuerdo definitivo para el desarrollo de un escudo antimisiles en su territorio. "Este pacto nos ayudar¨¢ a enfrentarnos a las nuevas amenazas del siglo XXI", dijo entonces la secretaria de Estado, Condoleezza Rice. "El escudo no est¨¢ dise?ado en contra de Rusia", a?adi¨®. El 8 de julio, Rice hab¨ªa firmado un acuerdo similar con la Rep¨²blica Checa.

Mosc¨² respondi¨® con hechos el pasado jueves. El Ej¨¦rcito ruso lanz¨® desde la localidad de Plesetsk un misil de largo alcance Topol, que podr¨ªa sortear el sistema de defensa antimisiles. Su alcance es de 10.000 kil¨®metros. "La prueba estuvo especialmente dise?ada para comprobar la capacidad del misil de evitar la detecci¨®n desde tierra", dijo el coronel ruso Alexandr Vovk, en un claro desaf¨ªo a la estrategia estadounidense.