D?A 31
o normal es que yo hubiera vuelto a Madrid en tren (?y solo!), porque con el puto hombre invisible, que no estaba previsto, m¨¢s el equipaje, parec¨ªamos sardinas en lata. Pero los viejos dijeron que ni hablar, que yo mismo me hab¨ªa comprometido a reducir gastos. As¨ª que nos embutieron al cr¨ªo y a m¨ª en la parte de atr¨¢s del coche, como dos bultos m¨¢s, e iniciamos el viaje al futuro de mierda que nos esperaba en Madrid en plena operaci¨®n regreso; son listos estos viejos m¨ªos. Y pesados: pusieron 18 veces el mismo disco de Serrat y otras dieciocho el mismo disco de Pablo Milan¨¦s. Los llevan en la guantera del coche desde que yo era un chinorro y no se cansan de pincharlos. Me cago en Mediterr¨¢neo y en Yolanda, Yolanda, eternamente Yolanda. Vale ya, t¨ªos, digo, cambiar de rollo, que me hab¨¦is jodido la infancia musicalmente a m¨ª, no se la jod¨¢is tambi¨¦n a vuestro nieto. Y mi madre (mi padre contin¨²a ausente) dice que hable bien, si no por ella, por el ni?o. Nuestro mundo se est¨¢ yendo a la mierda y lo ¨²nico que le preocupa es que hable bien, manda huevos.
Nos embutieron al cr¨ªo y a m¨ª en la parte de atr¨¢s del coche e iniciamos el viaje al futuro de mierda que nos esperaba en Madrid
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?A ti te jode que diga tacos?, pregunto al hombre invisible. Y el hombre invisible no responde porque tiene una p¨¢lida de tres pares de cojones y est¨¢ a punto de potar, tan a punto, que en ese instante arroja sobre m¨ª la primera papilla que le dieron. Frenazo, arc¨¦n, tri¨¢ngulos de peligro, chalecos reflectantes y cambio de pantalones delante de la puta caravana de coches, mientras Pablo Milan¨¦s dice por en¨¦sima vez que si me faltaras, no voy a morirme. ?Ya lo oyes!, grito al hombre invisible, ?si me faltaras, no voy a morirme, gilipollas! Total, que llegamos a las tantas, y en qu¨¦ estado. Entro en el dormitorio de mis viejos a dejar una maleta y veo sobre la mesilla del viejo un libro que me llama la atenci¨®n. Lo abro y tropiezo con la primera frase: "En la madurez hay misterio, hay confusi¨®n". En la juventud tambi¨¦n, viejo, me cago en ti, a ver si te pillo otra bellota.
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