El Atl¨¦tico no hace concesiones
El M¨¢laga se queda sin argumentos ante una defensa que, por fin, se muestra competente

El Calder¨®n celebra. La autoproclamada mejor afici¨®n de Espa?a est¨¢ contenta porque su equipo se comporta como un grande despu¨¦s de ocho a?os de miseria. ?A qui¨¦n le importa el tiempo perdido? ?Qui¨¦n se acuerda de los desatinos de sus estrategas? La afici¨®n del Atl¨¦tico es, sin duda, la m¨¢s agradecida del planeta. Ayer vibr¨® cuando el equipo machac¨® al M¨¢laga. Se entreg¨® a satisfacciones olvidadas ante la contemplaci¨®n de sus jugadores d¨¢ndose un agradable fest¨ªn. No hubo angustia. S¨®lo un M¨¢laga tembloroso que fue recibiendo goles a ritmo predecible. Con tanta paz, que Ag¨¹ero, recuperando energ¨ªa despu¨¦s del desgaste de la Champions, opt¨® por ceder protagonismo a otros colegas menos famosos. Su participaci¨®n tuvo un aire testimonial.
Heitinga y Ujfalusi dieron la impresi¨®n de que no regalar¨ªan nada. Bast¨® con eso
Maniche est¨¢ en fase expansiva. Su hiperactividad propici¨® la goleada
El Atl¨¦tico tiene un perfil parecido al de otros a?os. Los jugadores resolutivos son los mismos que la temporada pasada y su manera de progresar en el campo es id¨¦ntica. Sin embargo, transmiten una seguridad nueva. Algo que hace pensar a la hinchada que est¨¢ ante el inicio de una era de grandes oportunidades. Todo, gracias a un retoque en la defensa. Un cambio de efecto inmediato. La incorporaci¨®n de Ujfalusi y Heitinga ha puesto fin al terror.
Pocos ¨¢mbitos como el f¨²tbol ofrecen mejor abrigo a los ejecutivos que prefieren no hacerse responsables de nada. Durante a?os, los dirigentes del Atl¨¦tico condenaron a su equipo a sufrir a Pablo y Perea. Estos dos muchachos, buena gente, convirtieron la l¨ªnea de zagueros en una zona de silencio. Hac¨ªan cosas de las que nadie hablaba en el club. Sus compa?eros no los nombraban, los t¨¦cnicos lo ve¨ªan pero no lo quer¨ªan creer, y los dirigentes alimentaban esperanzas injustificables prorrogando decisiones impostergables. El tema era tab¨². Mientras tanto, Pablo y Perea fueron titulares. Durante cuatro a?os. El tiempo suficiente para que, poco a poco, inauguraran un sumidero. Al desag¨¹e se fue la moral del equipo, algunos jugadores memorables, y alg¨²n entrenador de prestigio. Pablo y Perea continuaron. Contra toda l¨®gica, porque era evidente que, tuvieran o no condiciones naturales, ambos eran incapaces de entender el juego. Viv¨ªan en la perplejidad. Lo mismo que sus empleadores, que decidieron no actuar. Nadie les ha exigido responsabilidades. Al contrario. La clasificaci¨®n para la Liga de Campeones los ha redimido ante una opini¨®n p¨²blica satisfecha.
El M¨¢laga acudi¨® al Manzanares con tan poco que no hubo manera de que el Atl¨¦tico no alimentara la euforia. El relevo en la porter¨ªa, la inclusi¨®n de Coupet, fue bien asimilada por la defensa. Heitinga y Ujfalusi se organizaron con rapidez. Dieron la impresi¨®n de que no regalar¨ªan nada. A veces, con esto basta. Durante a?os, el Atl¨¦tico hizo concesiones permanentes a los delanteros rivales. Ayer, su defensa se despleg¨® con eficacia. El M¨¢laga intent¨® tom¨® la iniciativa, pero le faltaron recursos. Duda y Baha no consiguieron entenderse y los extremos se desorientaron. El Atl¨¦tico se agazap¨®, tap¨® las bandas con Sim?o y Maxi ayudando a los laterales, y se orden¨® alrededor de Assun??o. El ex centrocampista del Oporto exhibi¨® el aplomo de los volantes defensivos de toda la vida. Ni m¨¢s ni menos. Lo m¨¢s destacado de su actuaci¨®n fue esa vocaci¨®n de caudillo, que le sirvi¨® para mantener el orden y que pareci¨® encender a Maniche.
El Loco Maniche vive en fase expansiva. Ayer estuvo listo para robar y para aprovechar los espacios que dejaban los centrocampistas del M¨¢laga. Maniche conect¨® con Simao, Ag¨¹ero y Maxi, y entre los tres se empezaron a trabajar la victoria. Bast¨® con conseguir un par de c¨®rners. En el primero, Maxi pein¨® en el primer palo y Ujfalusi empalm¨® en el segundo. El bal¨®n entr¨® en la porter¨ªa tras rozar a Heitinga. El gol fue posible gracias a la coordinaci¨®n perfecta de la jugada y a la incompetencia del M¨¢laga para defender a bal¨®n parado.
La hiperactividad de Maniche propici¨® el segundo gol, en un contragolpe que remat¨® Forl¨¢n al palo de Arnau. El tercero se origin¨® en otro c¨®rner. Weligton hizo un penalti absurdo a Heitinga y conden¨® al M¨¢laga. El partido se termin¨®. El Calder¨®n empez¨® la fiesta.

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