La neur¨®tica invasi¨®n rusa
En el mismo momento en el que China obten¨ªa una medalla de oro en diplomacia por el ¨¦xito de la ceremonia inaugural en Pek¨ªn, Rusia se aseguraba una tarjeta roja por la extrema y desproporcionada violencia de su intervenci¨®n militar en Georgia.
Mientras China pretende seducir e impresionar al mundo con el n¨²mero de medallas ol¨ªmpicas conseguidas, Rusia quiere impresionarle con la demostraci¨®n de su superioridad militar. El poder blando de China frente al poder duro de Rusia: las preferencias de los dos pa¨ªses reflejan el grado tan distinto que tienen de confianza en s¨ª mismos.
China puede jugar a ser v¨ªctima ante Occidente, pero sus l¨ªderes saben que su pa¨ªs ha vuelto a ocupar en el escenario mundial un puesto que consideran apropiado y leg¨ªtimo. Por supuesto, dentro de sus fronteras, los dirigentes chinos no se sienten nada seguros y se comportan con sus ciudadanos con arreglo a ello. No obstante, mientras China da min¨²sculos pasos hacia adelante, Rusia est¨¢ dando pasos de gigante hacia atr¨¢s.
Mosc¨² no necesitaba esa exhibici¨®n de fuerza y brutalidad para defender sus argumentos
Georgia y Rusia llevan muchos a?os jugando con fuego y la guerra parec¨ªa inevitable. Cada lado estaba esperando a que el otro diera un paso en falso para mostrar sus cartas.
Es m¨¢s que probable que el joven e impulsivo presidente de Georgia, Mija¨ªl Saakashvili, haya ca¨ªdo en la trampa que ¨¦l mismo hab¨ªa ayudado a tender. Quer¨ªa mostrar a sus socios occidentales que Georgia necesitaba la protecci¨®n de la OTAN frente a Rusia y que, por tanto, el ingreso en la organizaci¨®n era urgente.
Independientemente de que en Estados Unidos algunos animaran a Saakashvili, ¨¦l no se esperaba -aunque deber¨ªa- la reacci¨®n "hiperexplosiva" de Rusia. Porque est¨¢ m¨¢s claro que nunca que Vlad¨ªmir Putin es quien sigue mandando. Y la oportunidad que le ofrec¨ªa Mija¨ªl Saakashvili de indicar al mundo que Rusia no va a seguir soportando humillaciones era demasiado tentadora.
El Kremlin, muy consciente del ascenso de Rusia como superpotencia energ¨¦tica cada vez m¨¢s importante, del debilitamiento relativo de la influencia y la determinaci¨®n de Estados Unidos, de las profundas divisiones en Europa entre pro-rusos -como Alemania y, sobre todo, Italia- y anti-rusos (principalmente los miembros m¨¢s recientes de la Uni¨®n Europea en el este de Europa), y de la par¨¢lisis de Naciones Unidas por el poder de veto de Rusia, ha querido enviar un mensaje firme al mundo: "La hora de las concesiones ya ha pasado".
Para el Kremlin, probablemente, Osetia del Sur y Abjazia s¨®lo permanecer¨¢n bajo la soberan¨ªa formal de Georgia si el pa¨ªs no se incorpora a la Alianza Atl¨¢ntica.
Pero Rusia, como Saakashvili, est¨¢ jugando con fuego: su estrategia de alentar a las fuerzas separatistas en las dos provincias georgianas puede encender las tendencias separatistas en otras partes de la Federaci¨®n Rusa (?se acuerdan de Chechenia?). Adem¨¢s, Rusia est¨¢ aisl¨¢ndose de forma innecesaria del resto del mundo.
Sobre todo, esta crisis confirma la nueva jerarqu¨ªa de poderes que existe hoy en el mundo. En este mundo nuevo, China y Rusia han vuelto y Estados Unidos, aunque sigue en la cima, est¨¢ en declive. En cuanto a Europa, aunque la Uni¨®n Europea hace de mediadora, cuando act¨²a deja patentes los l¨ªmites de su influencia.
La UE s¨®lo es verdaderamente "convincente" cuando puede utilizar el poder seductor del carnet de miembro. Pero a Rusia no le interesa entrar en el club, al menos no con las condiciones europeas. Los rusos saben muy bien que los estadounidenses desean su ayuda en Oriente Pr¨®ximo; en otros temas, escuchan a Europa y Estados Unidos con una actitud que oscila entre la indiferencia y la brutalidad.
Rusia tambi¨¦n ha da?ado innecesariamente su imagen internacional. El Kremlin no necesitaba esa exhibici¨®n de fuerza y brutalidad sin l¨ªmites para defender sus argumentos. Ahora, China, en comparaci¨®n, parece un socio respetable.
En cuanto a Occidente, se enfrenta a un dilema. ?Puede recompensar a los georgianos por la irresponsabilidad de sus dirigentes y acelerar la entrada de su pa¨ªs en la OTAN? Por otra parte, ?puede permitirse el lujo de conceder a Rusia el derecho de facto a controlar, directa o indirectamente, pa¨ªses como Georgia hoy y como Ucrania ma?ana?
La crisis actual en el C¨¢ucaso no significa el regreso de la guerra fr¨ªa, ni va a suponer seguramente el inicio de una guerra abierta entre Rusia y Occidente; es algo m¨¢s sencillo, la vuelta del imperialismo tradicional practicado por el imperio ruso hace m¨¢s de un siglo.
China es, con la excepci¨®n de T¨ªbet, un imperio confiado y satisfecho con el statu quo. Rusia, por el contrario, es una potencia imperialista revisionista, cuya falta de seguridad en s¨ª misma est¨¢ empezando a asustar de nuevo al mundo.
Dominique Moisi, fundador y consejero en el Instituto Franc¨¦s de Relaciones Internacionales (IFRI), es catedr¨¢tico en el Colegio de Europa de Natolin, Varsovia. ? Project Syndicate, 2008. Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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