El regreso del grandull¨®n
Boonen bate al 'sprint' a Bennati, nuevo l¨ªder de la carrera gracias a las bonificaciones
Lleg¨® el gigant¨®n y pidi¨® paso. Ten¨ªa casi un kil¨®metro entero para encontrar su lugar en la Vuelta y en la temporada. El cuerpo encorvado y grandioso, por el centro de la calle Al-Nasir, amplia, larga, largu¨ªsima. Lleg¨® Tom Boonen al lado de Daniele Bennati y se larg¨® un sprint cl¨¢sico, a 59 kil¨®metros por hora, acorde a su corpulencia, antiguo, de ¨¦sos de golpe de ri?¨®n que se ganan por cent¨ªmetros, los justos para que d¨¦ tiempo a levantar los brazos, que siempre es un ejemplo de jerarqu¨ªa.
Boonen, feliz en su primera gran vuelta de la temporada. Tambi¨¦n, su equipo -el Quick Step, que trabaj¨® lo justo en el momento justo-. Y su rival, Bennati, que fue segundo, pero que, gracias a las bonificaciones, se convirti¨® en nuevo l¨ªder de la carrera, algo que persegu¨ªa con ansiedad el Liquigas tras el hachazo de Alejandro Valverde en Ja¨¦n.
Eso habr¨ªa sido todo de no haber mediado Manuel Ortega, que protagoniz¨® lo que bien puede llamarse la haza?a del d¨ªa o la paliza de la jornada: 150 kil¨®metros bajo el sol abrasador de Ja¨¦n y Cordoba, bueno para los olivos, para los secarrales, pero un sol s¨®lido para los ciclistas, que adivinaron la meta como un terreno de salvaci¨®n. Ortega fue perdiendo minutos y kil¨®metros y apareci¨®, sorprendentemente, el dicharachero Bettini, que arranc¨® en el puerto de San Jer¨®nimo. Parec¨ªa una broma, pero iba en serio. Era una prueba, algo as¨ª como una escuela de calor. Bettini prob¨® a todos, lider¨® la carrera y cay¨® cuando, con id¨¦ntica sorpresa, saltaron tipos tan an¨®nimos como Chavanel, Rebellin o Valverde. Un examen que nadie quer¨ªa suspender, otra prueba de talante. Y Bettini cay¨® en el gran grupo, se fue a cola y comenz¨® a dialogar con unos y otros, ya con el maillot abrochado, de gala para la recta final, junto a otro bromista, ?scar Freire.
Eran dos instantes en una prueba de resistencia por un terreno variado de autov¨ªas y carreteras, siempre con el sol juzgando el atrevimiento de los ciclistas, que fueron acumulando retraso (hasta media hora sobre el horario previsto) mientras por all¨ª adelante Ortega, jienense del Andaluc¨ªa Cajasur, se empe?aba en lo que su director, Antonio Cabello, denomin¨® "una contrarreloj entre nosotros y el pelot¨®n". Demasiado larga para rodar solo. Su ¨¦xito depend¨ªa de la apat¨ªa del grupo, de que le entrara la galbana y decidiera que ma?ana ser¨ªa otro d¨ªa. Pero hoy no ser¨¢ distinto a ayer, por tierras andaluzas y castellano-manchegas. As¨ª que con el jersey oro en juego, con un sprint cl¨¢sico como referencia, Ortega fue devorado cuando m¨¢s o menos el pelot¨®n previ¨®, en el tramo final de la carrera, cuando el Liquigas, el Quick Step y el Lampre advirtieron un lugar para la gloria que no estaban dispuestos a conceder al andaluz.
Y as¨ª, con los escarceos de Bettini -a saber cu¨¢les eran sus intenciones reales- o de Rebellin y Valverde, se lleg¨® al final previsto -previsto para todos menos para Ricardo Serrano, que se fractur¨® la clav¨ªcula derecha en una ca¨ªda- con la resurrecci¨®n de un ciclista que no pudo correr el Tour por un positivo por coca¨ªna en un control policial. En la avenida Al-Nasir sum¨® su 75? victoria. Sus 193 cent¨ªmetros se impusieron a Bennati, el gran candidato. Boonen no dio demasiada importancia a la forma de conseguirlo. "La Vuelta es muy dura, pero los sprints son todos iguales. ?ste ha sido uno m¨¢s", dijo el grandull¨®n belga, que demostr¨® tanta solvencia en la llegada como en la sala de prensa, donde manej¨® un perfecto franc¨¦s y un m¨¢s que fluidos italiano e ingl¨¦s. De espa?ol, ni papa.
![Tom Boonen celebra su triunfo en C¨®rdoba, donde Bennati (a la izquierda) se puso el maillot de l¨ªder.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/OT5OOJGA5F22C5OJKF6N6URY7M.jpg?auth=03b0e713024b2b353d1e7664b801d4d8dcb2613876ae7fe122503ebb5b2ba2c8&width=414)
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