Palin resucita el orgullo conservador
La aspirante a la vicepresidencia deja a la derecha unida y entregada a McCain
Sarah Palin pas¨® con un excelente resultado la dif¨ªcil prueba de su debut ante una gran audiencia nacional. Resucit¨® el orgullo conservador, cautiv¨® a las bases de su partido tanto como Barack Obama hace con sus propios seguidores y le dio un enorme soplo de vitalidad a la candidatura presidencial de John McCain. Su discurso del jueves ante la Convenci¨®n Republicana, dif¨ªcil de catalogar dentro de la oratoria tradicional, deja a la derecha unida y entregada a McCain y, probablemente, inaugura un nuevo momento en esta campa?a electoral.
Palin acept¨® su nominaci¨®n para la vicepresidencia y se present¨® ante millones de estadounidenses que jam¨¢s hab¨ªan o¨ªdo hablar de ella, no s¨®lo como una seria contendiente en esta carrera, sino como una opci¨®n de futuro para la pol¨ªtica y para el conservadurismo de EE UU. Es milagroso que, en menos de 24 horas, la imagen que el Partido Republicano proyecta a la sociedad pase del rostro adusto de George Bush hablando por v¨ªdeo desde un p¨®dium en la Casa Blanca a la espontaneidad de una mujer de 44 a?os que, sin satisfacer las dudas por su falta de experiencia, las compens¨® con la sencillez de un mensaje que puede encontrar muchos o¨ªdos receptivos en este pa¨ªs.
La gobernadora de Alaska se recre¨® en presentar a su extensa familia
Los dem¨®cratas se enfrentan a un enemigo diferente de lo que esperaban
El contenido, por supuesto, es muy discutible en funci¨®n de la ¨®ptica ideol¨®gica desde la que se mire, y m¨¢s discutible a¨²n es la solvencia de los datos utilizados por Palin, como suele ocurrir en este tipo de intervenciones. Pero el continente fue impecable: un discurso pronunciado con entusiasmo, pero en tono comedido, con lenguaje simple, pero no vulgar, con sentido del humor, pero con agresividad m¨¢s que suficiente como para que Palin resultara convincente en su papel de nueva guerrera en una batalla en la que las reglas son pocas y confusas.
Los dem¨®cratas se encuentran frente a un enemigo de un perfil diferente de lo que esperaban y se van a ver obligados a readaptar su estrategia a esta nueva situaci¨®n. Especialmente el candidato a la vicepresidencia, Joe Biden, que se va a ver frente a frente en un debate con una contrincante poco com¨²n.
En su discurso en Saint Paul, Palin se recre¨® en la presentaci¨®n de su extensa familia, ampliada con la incorporaci¨®n del novio de su hija Bristol, embarazada de cinco meses a los 17 a?os. El clan, que mejora el modelo que cualquier estratega hubiera dise?ado en un despacho, incluye un hijo militar que la semana que viene parte hacia Irak y otro reci¨¦n nacido con s¨ªndrome de Down con pleno conocimiento de la madre, que se neg¨® a abortar.
La candidata republicana present¨® sus credenciales populares y ajenas al mundo pol¨ªtico tradicional. "No soy un miembro del establishment pol¨ªtico", dijo. "Y he aprendido r¨¢pidamente, en estos pocos d¨ªas, que si no formas parte de la ¨¦lite de Washington, los medios de comunicaci¨®n te descalifican por alguna raz¨®n. Tengo algunas noticias para todos esos reporteros y comentaristas: no voy a Washington en busca de vuestra aprobaci¨®n; voy a Washington para servir al pueblo de este pa¨ªs".
Contrapuso su modesta experiencia como alcaldesa de un pueblo de 9.000 habitantes y gobernadora de un Estado, Alaska, de menos de 700.000, con la tambi¨¦n modesta trayectoria de Obama, senador durante cuatro a?os y miembro del Congreso del Estado de Illinois.
"D¨¦jenme explicarles a mis oponentes en lo que consiste mi trabajo. Un alcalde de pueblo es una especie de organizador comunitario, pero con aut¨¦nticas responsabilidades", dijo. Uno de los cap¨ªtulos de la biograf¨ªa de Obama es la de su tiempo como organizador comunitario (community organizer, en ingl¨¦s), una especie de trabajador social en los barrios deprimidos.
Palin, como otros oradores antes que ella, ridiculiz¨® esa etapa de Obama, como ironiz¨® sobre sus discursos, la puesta en escena de su intervenci¨®n en Denver y otras muchas facetas del candidato dem¨®crata. Otros pol¨ªticos republicanos le hab¨ªan atacado antes por esas mismas razones, pero las acusaciones de Palin, aun sin estar mejor fundamentadas, sonaron de repente m¨¢s dif¨ªciles de contrarrestar, quiz¨¢ por su juventud, quiz¨¢ por su aspecto inocente, quiz¨¢ simplemente porque es nueva en esta agotadora y larga campa?a.
"Hay algunos candidatos", manifest¨®, "que utilizan el cambio para promover sus carreras, y hay otros, como John McCain, que utilizan sus carreras para promover el cambio".
"Hay mucho que admirar de nuestro oponente", a?adi¨®, "pero oy¨¦ndole hablar es f¨¢cil olvidarse de que ¨¦ste es un hombre que ha firmado dos libros de memorias pero ni una simple ley o reforma, ni siquiera en el Senado de su Estado".
"?ste es un hombre", dijo Palin sobre Obama, "que puede hacer todo un discurso sobre las guerras que Estados Unidos est¨¢ luchando y no mencionar la palabra victoria m¨¢s que para hablar de su propia campa?a. Pero cuando las nubes de la ret¨®rica desaparezcan, cuando las luces se apaguen en el estadio, el plan de nuestro oponente es el de construir un mayor Gobierno con m¨¢s ¨®rdenes desde Washington".
Viendo el entusiasmo en la grada, es f¨¢cil adivinar que el discurso de Palin funcion¨®, sin duda, entre las bases del partido. Hay que esperar para ver cu¨¢nto se extendi¨® el entusiasmo fuera de esos l¨ªmites.
El portavoz de la candidatura de Obama, Bill Burton, reconoci¨® ayer la buena alocuci¨®n de Palin, pero a?adi¨® que el texto parec¨ªa escrito por la misma persona que hace los discursos de Bush.
Probablemente no es cierto. Seguramente hay mucho de la propia Palin en ese discurso. Pero, aun as¨ª, no es lo mismo dirigirse a una audiencia entregada en medio de un gui¨®n organizado hasta el ¨²ltimo detalle que exponerse al riesgo de los avatares diarios de una campa?a, donde las lagunas en asuntos econ¨®micos o de pol¨ªtica internacional pueden hacerse m¨¢s notorios.
M¨¢s que nunca, el equipo de Obama intentar¨¢ hacer de la econom¨ªa el tema fundamental de esta campa?a. La econom¨ªa y sus gestores actuales, una Administraci¨®n republicana. Francamente tiene m¨¦rito que, despu¨¦s de que el Partido Republicano haya ocupado la Casa Blanca durante 22 de los ¨²ltimos 30 a?os, esta convenci¨®n concluya con el mensaje de que Washington es el responsable de los males de los estadounidenses y que hay que "cambiar" Washington. Pero lo cierto es que los dem¨®cratas tienen mucho trabajo que hacer para convencer a sus compatriotas de lo contrario.
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