Jaculatorias de Ballard
Ayer habl¨¦ por tel¨¦fono con Jordi Costa, que adem¨¢s de ser cr¨ªtico de cine en este diario sabe de literatura y ha dirigido la exposici¨®n sobre Ballard que ahora se puede ver en Barcelona. Le dije que me ha gustado la exposici¨®n; me gusta, por ejemplo, esa letan¨ªa que se oye al principio, cuando Ballard declina las cosas en las que cree, como si fueran las jaculatorias de la Sant¨ªsima Virgen que se recitaban en lat¨ªn, antes del rosario. "Creo en el poder de la imaginaci¨®n para rehacer el mundo y hechizar las autopistas... Creo en la migra?a, en el tedio de la tarde, el miedo al calendario, la perfidia de los relojes... creo en las gasolineras abandonadas (m¨¢s bellas que el Taj Mahal)... creo en nada". Yo tuve el privilegio de conocer a Ballard hace unos a?os, en el Instituto Brit¨¢nico, donde ley¨® unas p¨¢ginas de una de sus novelas. Es un hombre de una calidez, de una cortes¨ªa y de una modestia exquisitas. Por esa delicadeza, aunque s¨®lo habl¨¦ con ¨¦l un ratito, le guardo la mayor consideraci¨®n. Seguramente, en el futuro se le recordar¨¢ por sus textos autobiogr¨¢ficos y por Crash, que es hoy su novela m¨¢s c¨¦lebre, en la que profetiza una sensualidad mutante, perversa, fetichista, ligada a los autom¨®viles, cuya culminaci¨®n gozosa ser¨¢ el accidente de tr¨¢fico, y en la que el orgasmo adviene con el siniestro total.
Es posible que llegue el d¨ªa en que se cumpla su predicci¨®n sobre la sensualidad del porvenir, aunque, de momento, no se advierte s¨ªntoma alguno de ese placer cuando conducimos medrosamente por las autopistas y vamos pasando bajo los carteles luminosos que cada dos por tres recomiendan prudencia y advierten: "Desde el 1 de enero, 208 muertos y 800 heridos graves en las carreteras de Catalu?a".
El anuncio de marras es sombr¨ªo, t¨¦trico. Le falta s¨®lo el detalle de un buitre leonado all¨ª posado, relami¨¦ndose. La imaginaci¨®n es libre, y si vas solo en el coche y eres de natural aprensivo, es f¨¢cil que te pongas a imaginar accidentes y a recordar los que sufri¨® tal amigo o pariente, y -lo tengo observado- no se advierte ning¨²n est¨ªmulo er¨®tico o sensual en ese horror. ?Y si ahora revienta un neum¨¢tico? ?Y si se rompen los frenos? ?As¨ª no hay quien conduzca!...
Luego te preguntas por qu¨¦ cuentan los muertos "en Catalu?a", y no los de toda Espa?a, o los de toda Europa, o del mundo entero, que, sin duda alcanzar¨¢n un n¨²mero m¨¢s impactante y aterrador. ?Ser¨¢ la extensi¨®n del nacionalismo a los accidentes y a los cementerios?
En efecto, cuando vas por Segovia, los carteles luminosos de Tr¨¢fico te informan de los muertos que ha habido en Espa?a desde tal o cual d¨ªa. Pero pasas Villafranca del Bierzo, entras en Lugo y, zas, los muertos pasan a ser exclusivamente gallegos. En Ribadeo, el cartel funerario es gallego; en Tapia de Casariego, que est¨¢ justo al otro lado de la r¨ªa, nada m¨¢s cruzar el puente que hizo Calvo-Sotelo, los cad¨¢veres pasan a ser no asturianos, sino espa?oles. Conclusi¨®n: uno debe tener cuidado con d¨®nde se pega la bofetada porque puede que lo apunten en la estad¨ªstica que no es. A¨²n no hay tecnolog¨ªa lo bastante fina como para que en Caldes d'Estrach te pongan: "80 muertos en carretera desde enero (pero tranquilos porque uno era de Castuera, Badajoz)", aunque est¨¢ al caer. Tal vez Ballard se refer¨ªa a esto cuando escribi¨®, en el pr¨®logo de Crash: "aquello de lo que han de tener miedo nuestros hijos no son los coches en las autopistas de ma?ana, sino el placer que nos causa calcular sus muertes seg¨²n los par¨¢metros m¨¢s elegantes".
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