Verano en negro
Las cosas no empezaron bien. Por vez primera en mi larga vida universitaria, un proyecto de investigaci¨®n me era rechazado. Se trataba de analizar en nuestro pa¨ªs las nuevas formas de engarce entre poder pol¨ªtico y medios de informaci¨®n, un tema planteado desde nuevas bases a partir de la experiencia Berlusconi en Italia, y cuyos efectos se han sentido aqu¨ª a lo largo de los ¨²ltimos cuatro a?os en toda la amplitud del espectro pol¨ªtico, desde la convergencia entre la Cope y El Mundo o Libertad digital a la relaci¨®n privilegiada de Mediapro con el Gobierno. El an¨¢lisis del discurso iba a ser el instrumento anal¨ªtico fundamental, pero, dicen, es s¨®lo "una propuesta relativa al debate pol¨ªtico" y adem¨¢s sesgada. Antol¨®gico. Puro Ollendorf. No me importa demasiado. Lo que me preocupa es que el procedimiento recuerda la censura de libros en la etapa final del absolutismo, s¨®lo que sin acceso a los informes. Bien merecido lo tengo por indagar sobre tales asuntos.
A los 40 a?os de la invasi¨®n de Praga, Putin ve cumplido su sue?o gracias Bush
Claro que existi¨® la posibilidad de olvidarlo todo y gozar con el espect¨¢culo de las olimpiadas. S¨®lo que antes o despu¨¦s los informativos perdieron la oportunidad de contar a los espa?oles qu¨¦ hab¨ªa detr¨¢s del escenario, con los cientos de millones de campesinos en la pobreza, la corrupci¨®n de Estado y una pol¨ªtica exterior mucho menos inofensiva de lo que nos cuentan los sin¨®logos oficiales. Hay all¨ª un olvido total de los derechos humanos -algo m¨¢s que falta de "respeto a la identidad tibetana", incluso para los propios chinos-, agresividad larvada (Taiw¨¢n) y una protecci¨®n de dictaduras espantosas como la birmana. Con insistir de mil maneras en que todo-debe-ser-pero-a¨²n-no-es-y-qui¨¦n-sabe-si-alg¨²n-d¨ªa-lo-ser¨¢, se agotan las sesudas reflexiones. Montaje de cortinas de humo al gusto de Moratinos.
Georgia marc¨® el momento decisivo del verano. Menos mal que con todo Sarkozy y Kouchner limitaron el alcance de la ocupaci¨®n. Un insensato nacionalista provoc¨® una guerra que casi destruye su propio pa¨ªs. Primer responsable: Bush, desconocedor de qui¨¦n es Putin, verdugo implacable ya en Chechenia, e incapaz de frenar desde Beijing a un protegido al que no puede proteger, en nombre de una "integridad territorial" desde hace tiempo perdida. ?Hasta cu¨¢ndo seguir¨¢ Bush provocando desastres? Resultado: vuelve Rusia como gran potencia desalmada, en la estela de Stalin, dispuesta a todo para recuperar su cintur¨®n imperial, con una siembra de bombardeos contra la poblaci¨®n civil de Georgia. A los cuarenta a?os de la invasi¨®n de Praga, Putin ve cumplido su sue?o gracias a Bush. Mal presagio.
En el orden personal, el desenlace del verano tuvo acentos tr¨¢gicos, con el incidente que amenaza la vida de Jes¨²s Neira. Mi trato con ¨¦l fue transitorio, pero muy intenso. Dirig¨ª en Ciencias Pol¨ªticas su tesis sobre los or¨ªgenes del totalitarismo espa?ol, un trabajo donde trataba de valorar el enlace entre el maurismo y el fascismo de los a?os 30. La pionera t¨¦cnica empleada, que Neira aplic¨® con la ayuda del ordenador a costa de infinitas horas, era el an¨¢lisis del discurso. En la defensa de la tesis se registraron desde el tribunal objeciones rayanas con el surrealismo, pero Jes¨²s replic¨® con la convicci¨®n que le caracterizaba y obtuvo el premio extraordinario de doctorado. Luego, sigui¨® otro camino acad¨¦mico. Del Neira que conoc¨ª en sus a?os j¨®venes, am¨¦n de aquella extraordinaria dedicaci¨®n, destacaba la firmeza en la defensa de las propias convicciones, ejercida con seguridad y elegancia. No me extra?¨® nada su comportamiento altruista. Sirvan estas l¨ªneas de sentido homenaje.
El episodio sugiere un comentario adicional, sin olvidar el valor de su acci¨®n, la brutalidad del agresor y la en principio incomprensible defensa de ¨¦ste por la agredida. Por desgracia, esto ¨²ltimo es lo normal, y no s¨®lo entre la gente del bronce. De poco servir¨¢n las merecidas Cruces al M¨¦rito si no cala en la sociedad una educaci¨®n c¨ªvica: la ministra de Educaci¨®n conoce muy bien hasta qu¨¦ punto personas por encima de toda sospecha tienden a inclinarse ante el agresor. Recuerdo el caso de una universitaria que amonest¨® a su protector espont¨¢neo: "?No debiste defenderme! Yo me las hubiera arreglado sola". As¨ª que mientras no cambie la mentalidad: defensa de los agredidos, pero tambi¨¦n cautela.
Y no todo ha sido amargura en torno al color negro. Cabe tambi¨¦n el error, al adjudicar siempre tal calificativo al candidato Barack Obama, cuando Obama no es negro, sino mulato. Negro es el porvenir para todos si vence el ticket formado por el heroico MacCain y su feroz cazadora de renos, modelo de typical American girl from a typical American town, que dir¨ªa Pete Seeger. Acompa?ada adem¨¢s de una guarder¨ªa ambulante. Un hallazgo, con su oportuno antiabortismo, para nuestra derecha. Para m¨ª, una pesadilla.
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