Homenaje a Barcelona
Es todo un modelo de ciudad global. Supone un refugio pac¨ªfico para aquellos que buscan compartir con otros sus diferencias y posee tambi¨¦n un esp¨ªritu que es mayor que la suma de sus partes
La Uni¨®n Europea ha declarado que ¨¦ste es el A?o Europeo del Di¨¢logo Intercultural. Ni que decir tiene que la globalizaci¨®n est¨¢ provocando cambios fundamentales en todo el mundo. La velocidad a la que est¨¢n cambiando las culturas establecidas como resultado de la mezcla de personas e ideas y de la circulaci¨®n de bienes y servicios hace que no siempre sea posible identificar lo que permanece inmutable en las diferentes culturas en las que se producen esas transformaciones. Como consecuencia, el ¨²nico modo de que las culturas construyan de forma creativa un futuro com¨²n es mantener un di¨¢logo entre todas, en vez de refugiarse en un paradigma de identidad exclusivo o abandonar su legado cultural ante una globalizaci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica homogeneizadora.
Su ritmo es cosmopolita, la ciudad pertenece a todos porque no pertenece a nadie
El Ayuntamiento de la capital catalana promueve este a?o el di¨¢logo intercultural
El Ayuntamiento de Barcelona ha puesto en marcha en 2008 el programa Di¨¢logo Intercultural de Barcelona, coincidiendo con el A?o Europeo del Di¨¢logo Intercultural. El programa pretende promover iniciativas, acciones y debates que contribuyan a abordar los nuevos retos y a construir un proyecto urbano com¨²n. Se ha dicho que Barcelona es el brazo y el cerebro de Espa?a, mientras que Sevilla es su coraz¨®n. Pero se puede decir que Barcelona es tambi¨¦n una ciudad a la medida humana, en la que existe un compromiso intelectual con el arte y la cultura. Cuando uno camina por las calles de Barcelona, sigue literalmente los pasos de gigantes como Salvador Dal¨ª, Joan Mir¨®, Antoni Gaud¨ª, Isaac Alb¨¦niz y muchos otros. ?sta es una ciudad en la que ha habido un proceso permanente de aprendizaje a base de escuchar. Barcelona es una ciudad global con un ritmo cosmopolita. Lo que la hace tan especial es que es una ciudad que pertenece a todos porque no pertenece a nadie.
Barcelona es una ciudad que contiene todas las creencias y todas las culturas. Es una ciudad comprometida con un esp¨ªritu de la diversidad que le da su forma y su textura especial. Desde luego, son muy pocas las ciudades actuales que pueden exhibir tan intensamente su diversidad como un sentimiento de pertenencia y una forma de solidaridad entre las diferencias. Esta perspectiva transcultural da a una ciudad la oportunidad hist¨®rica de pluralizar su identidad.
Muchas ciudades consideran que la inmigraci¨®n cuesta dinero a la Hacienda p¨²blica y diluye la cultura nacional. Pero en el caso de una ciudad como Barcelona, en la que desea vivir y trabajar gente de todo el mundo, la diversidad no s¨®lo promueve la innovaci¨®n, que, a su vez, impulsa el crecimiento econ¨®mico, sino que tambi¨¦n crea un sentimiento de comunidad que establece un equilibrio entre la promesa de libertad y una ¨¦tica cosmopolita de apertura al otro. Este imaginario social cosmopolita tiene la firme ventaja de que reconoce los problemas del "derecho a una ciudad" y, al mismo tiempo, aborda la importante cuesti¨®n del "derecho de la ciudad".
Los que la escogen como propia sienten que comparten un horizonte com¨²n con Barcelona como ciudad cosmopolita. Ese derecho a unirse en Barcelona y a compartir su destino es el que da a la ciudad el derecho a ser distinta de todas las dem¨¢s. La visi¨®n de Barcelona como "una uni¨®n de extra?os" genera una din¨¢mica poderosa porque da prioridad a la l¨®gica de la solidaridad entre las diferencias.
Como consecuencia, debemos estar siempre atentos al hecho de que Barcelona, como horizonte com¨²n de di¨¢logo entre extra?os, es un gran lugar de aprendizaje para los representantes de distintas tradiciones religiosas y culturas ¨¦tnicas. Lo m¨¢s importante es que este esp¨ªritu de di¨¢logo presente como aut¨¦ntico cimiento de Barcelona es el que establece los criterios para el reconocimiento del otro en nosotros. El di¨¢logo s¨®lo puede ser fruct¨ªfero entre personas que son distintas unas de otras y que respetan mutuamente sus diferencias. Por tanto, el di¨¢logo como una facultad de comunicaci¨®n que implica "hablar" y "escuchar" tiene la capacidad de contribuir a la supervivencia y el crecimiento de nuestra propia diferencia.
Lo que pide una cultura del di¨¢logo no es s¨®lo tolerar, sino afirmar las diferencias por s¨ª mismas y como forma de facilitar un sentimiento de solidaridad y pertenencia com¨²n. Implica m¨¢s que una mera filosof¨ªa de "vive y deja vivir". Parte de la premisa de que cada cultura y tradici¨®n s¨®lo puede mantener su identidad en un contexto en el que hay una preocupaci¨®n por la humanidad en general. Es decir, la diversidad s¨®lo puede florecer en un espacio en el que hay un reconocimiento general de su valor.
Barcelona es una ciudad que encuentra su significado en la inclusi¨®n del otro, en su diferencia. Es ese derecho a seguir siendo otro el que da a Barcelona su derecho a reivindicar su posici¨®n como ciudad de interculturalidad. Como tal, es un espacio de cultura c¨ªvica cosmopolita, no a pesar de nuestras diferencias y divergencias, sino gracias a nuestras diferencias y divergencias.
En esta visi¨®n de Barcelona, es posible construir un valor com¨²n, una especie de coesencia e interrelaci¨®n, que no pretende borrar las diferencias ni la heterogeneidad, porque los barceloneses muestran la capacidad de vivir juntos -con sus m¨²ltiples diversidades-, si no en amistad profunda, s¨ª al menos con una profunda capacidad de inclusi¨®n y comprensi¨®n mutua. Para estar a la altura de la famosa cita de Einstein de que "una persona empieza a vivir cuando es capaz de vivir fuera de s¨ª misma", hay que crear la conciencia de que el sentimiento de ser, ante todo, barcelon¨¦s, empieza ah¨ª. Empieza en el esfuerzo incansable para comprender una ciudad plural como Barcelona, eliminando las causas y las condiciones que crean y perpet¨²an las polaridades de "nosotros" y "ellos".
S¨®lo el di¨¢logo intercultural nos permitir¨¢ ser conscientes de que, a la larga, las culturas no son ni han sido nunca estructuras monol¨ªticas, r¨ªgidas y est¨¢ticas. Ninguna cultura que no sea tolerante hacia otras culturas puede desarrollarse. Pero la tolerancia no basta: tan importante es el concepto de "responsabilidad" por otras culturas y por la propia. Si tolerancia significa no interferir en las formas de vivir o de pensar del otro, "responsabilidad" sugiere una reacci¨®n ante la "diferencia" del otro. Es cuidar del espacio que compartimos con otros, que precede y sucede a nuestras vidas pasajeras. Es una reacci¨®n permanente a nuestro vivir unidos. Para administrar esa relaci¨®n, la ciudad necesita desentra?ar y negociar las distintas identidades mediante el hallazgo de una l¨®gica del hecho de vivir juntos que sirva de compromiso creativo entre diferentes comunidades.
Una ciudad no existe s¨®lo como sujeto colectivo con una identidad y un inter¨¦s estables. Una ciudad es un espacio para contactos capaces de reunir distintas identidades para formar una esfera p¨²blica. Y lo m¨¢s importante es que una ¨¦tica com¨²n de mutua comprensi¨®n cultiva un sentido com¨²n de pertenencia a una ciudad. Adem¨¢s, no hay una "ciudad cerrada civilizada" que proteja su identidad contra la influencia de otros. Sencillamente, porque una ciudad que teme otros espacios de identidad y no puede entablar di¨¢logo con ellos no puede dialogar, en absoluto, con su propio pasado, presente y futuro. Por consiguiente, para conversar con otras ciudades y culturas, es preciso que una ciudad se abra a otros y, al mismo tiempo, entable un di¨¢logo autocr¨ªtico consigo misma. Eso es lo que hace que Barcelona sea una ciudad diferente y una ciudad de diferencias. Su apertura a la pluralidad de opiniones y valores permite que sus ciudadanos se abran a una variedad mucho mayor de posibles valores comunes en el ¨¢mbito mundial. Es decir, Barcelona es una ciudad global porque representa un refugio pac¨ªfico para aquellos que buscan compartir sus diferencias con otros, pero tambi¨¦n porque Barcelona posee un esp¨ªritu que es mayor que la suma de sus partes. ?se es el aut¨¦ntico mensaje de diversidad que Barcelona ofrece a Espa?a, Europa y el mundo en el A?o del Di¨¢logo Intercultural.
Ramin Jahanbegloo, fil¨®sofo iran¨ª, es catedr¨¢tico de Ciencias Pol¨ªticas en la Universidad de Toronto. Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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