"Hay dos da?os pendientes: el patrimonial y el moral"
El familiar de un comandante de la nave hundida reclama su legado
Jos¨¦ Mar¨ªa Moncasi de Alvear, de 44 a?os, no estar¨ªa sujetando un retrato de su antepasado en el bar del hotel Palafox, en Zaragoza, si la tragedia de La Mercedes no hubiera ocurrido. El hombre del cuadro es el general Diego de Alvear y Ponce de Le¨®n, segundo comandante de la escuadra que marchaba el 5 de octubre de 1804 frente a las costas del Algarve cuando fue sorprendida por la flota inglesa comandada por el almirante Graham Moore. Su fortuna y casi toda su familia se fueron a pique cuando La Mercedes recibi¨® el balazo de los ingleses en la santab¨¢rbara, donde se custodia la p¨®lvora.
Pasados 200 a?os de aquel ca?onazo, Jos¨¦ Mar¨ªa Moncasi de Alvear relata la historia de su antepasado como si hablara de alguien con el que ha pasado muchas horas, escuchando sus batallas en torno a una mesa camilla. "Me han contado cien veces lo que ocurri¨® ese d¨ªa cuando era ni?o. Y yo se la cuento a mis dos hijos. Creo que los valores de Diego han ido pasando por todas las generaciones hasta ahora".
"No comparto la opini¨®n de que lo portado era de la Armada Espa?ola"
Diego de Alvear viajaba a bordo de La Mercedes con su mujer, la porte?a Mar¨ªa Josefa de Balbastro, sus ocho hijos, un sobrino, cinco esclavos sirvientes, los ahorros de los sueldos percibidos como capit¨¢n de nav¨ªo y otros fondos propiedad de su mujer. Pero Tom¨¢s de Ugarte, comandante de La Medea, cay¨® enfermo, as¨ª que Diego de Alvear tuvo que tomar el mando de la fragata y dejar all¨ª a su mujer y a sus hijos. S¨®lo se llev¨® consigo a Carlos, un joven revoltoso de 16 a?os que no paraba quieto en la c¨¢mara donde se alojaba la familia.
El 5 de octubre, ambos vieron desde La Medea el estallido de La Mercedes, la desaparici¨®n de su fortuna y la del resto de la familia: la se?ora de Diego de Alvear y sus hijos Manuela, Zacar¨ªas, Mar¨ªa Josefa, Juliana, Ildefonso, Francisco Solano y Francisco de Borja.
Los datos sobre la carga que transportaban los De Alvear no son claros, aunque algunas fuentes documentales se?alan que el general recibi¨® de los ingleses una indemnizaci¨®n de 6.000 libras, la mitad en libras equivalente a la cantidad en pesos que llevaba en La Mercedes.
"La cantidad que mi antepasado llevaba en el barco no est¨¢ clara. Nosotros, los familiares no podemos decir a¨²n si vamos a reclamarla o no, pero estamos pendientes del caso desde que Odyssey anunci¨® el hallazgo. Hay que ser cautos, pero indudablemente en este tema hay dos asuntos pendientes: por un lado el patrimonio y por otro, el da?o moral causado". Moncasi abre otro frente seg¨²n el abogado del Estado espa?ol, James Goold, las monedas y dem¨¢s efectos que viajaban en el nav¨ªo pertenecen a la Armada Espa?ola: "Yo no comparto totalmente esa opini¨®n", precisa.
El descendiente de Diego de Alvear naci¨® gracias a la enfermedad de Tom¨¢s de Ugarte. Tras el naufragio, De Alvear pas¨® un tiempo en el Reino Unido. Su desgracia fue comprendida all¨ª por marinos y arist¨®cratas y se cas¨® en segundas nupcias con Louisa Rebeca Ward. De los hijos del matrimonio desciende la rama espa?ola del apellido De Alvear. "S¨ª, es verdad, fue aquella tragedia la que hizo que ¨¦l volviera a casarse y que yo est¨¦ aqu¨ª ahora", explica su descendiente.
Jos¨¦ Mar¨ªa a?ade que, a su regreso, Diego de Alvear se dirigi¨® al Real Sitio de Aranjuez, donde el rey Carlos IV y su esposa, Mar¨ªa Luisa, se interesaron por los tr¨¢gicos acontecimientos que hab¨ªan vivido. Diego de Alvear nunca recibi¨® los honores merecidos por todos los servicios prestados a la patria y a la Corona. En agosto de 1807, De Alvear se hizo cargo de los puestos de artiller¨ªa que proteg¨ªan C¨¢diz de la invasi¨®n francesa.
En marzo de 1810, fue nombrado gobernador pol¨ªtico-militar de la isla del Le¨®n (hoy San Fernando) y su notoriedad en la defensa de C¨¢diz le vali¨® la Gran Cruz de Hermenegildo. "Hay un dicho que dice 'De la isla de Le¨®n nunca pas¨® Napole¨®n', y eso fue gracias, entre otros, a Diego. Es un personaje que debe ser estudiado por su valor y su coraje y porque estuvo en todos los acontecimientos m¨¢s importantes de la historia espa?ola. Sus familiares se han encargado siempre de su legado y nosotros tenemos que hacer lo mismo", comenta Moncasi.
El apellido De Alvear adquiere todav¨ªa m¨¢s relevancia en la descendencia del joven Carlos. El hijo de Diego de Alvear regres¨® a Argentina poco despu¨¦s y acab¨® siendo conocido como Carlos Mar¨ªa de Alvear (1789-1852), personaje de gran importancia en la independencia argentina y jefe de Estado en 1815. A?os m¨¢s tarde, su descendiente, Marcelo Torcuato de Alvear (1868-1942), fue presidente de Argentina entre 1922 y 1928. "Es curioso", dice Jos¨¦ Mar¨ªa Moncasi, "porque de alguna forma, al apoyar la revoluci¨®n all¨ª, se estaba enfrentando a su padre". Creo que un viajero ingl¨¦s que le conoce en Buenos Aires dice de ¨¦l que la antipat¨ªa que le ten¨ªa a Inglaterra se debe a la cat¨¢strofe de La Mercedes.
Moncasi tiene dos hijos, est¨¢ casado y es consultor de comunicaci¨®n. Su relaci¨®n con el resto de la familia, los centenares de De Alvear que andan repartidos entre Sevilla, Madrid, Zaragoza, C¨®rdoba y Argentina, es buena. Algunos de ellos se han mantenido en contacto desde el descubrimiento del tesoro, aguardando el momento exacto en el que deber¨¢n actuar. Pero, por ahora, s¨®lo esperan.
Babelia
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