Villa desatasca a Espa?a
La selecci¨®n de Del Bosque sufre casi una hora ante Bosnia hasta que recupera su estilo
La grandeza de Villa radica precisamente en eso. En que no necesita sentirse a gusto en un partido para acabar marcando su destino. Lo ha hecho ya tantas veces (ante Italia en un amistoso previo a la Eurocopa y frente a Suecia en el citado torneo, por ejemplo) que el entrenador de turno debe llegar a una conclusi¨®n inevitable: no hay que sustituirlo nunca por las malas sensaciones que pueda estar transmitiendo. No significan nada. Llegar¨¢ su jugada, aunque sea sumamente complicada como ayer, y la enchufar¨¢. Desatascar¨¢ a una Espa?a plomiza, v¨ªctima de tantos oropeles como ha recibido en los ¨²ltimos meses. Empachada de tanta gloria. Y la situar¨¢ en la senda correcta hacia el Mundial de Sur¨¢frica 2010 recuperando su estilo y su buen nombre. A pesar de que antes el campe¨®n de Europa pasara casi una hora desafinado, empotrado contra la numerosa defensa bosnia. Sin abrir el campo como pretend¨ªa Del Bosque. Y a punto de llevarse un verdadero susto de no haber sido tan patoso el larguirucho Dzeko, que desaprovech¨® una visita en solitario a Casillas.
Claro que ni el defectuoso estado del campo ni el intenso calor ayudaron en nada a las intenciones creativas de Espa?a. Curiosa la imagen de cinco jugadores acerc¨¢ndose al banquillo en busca desesperada de agua aprovechando un par¨®n en el encuentro.
El dibujo de Espa?a result¨® mucho m¨¢s atractivo en su parte final. Contribuyeron a mejorarlo las presencias de Xabi Alonso y, sobre todo, de Cazorla, el futbolista con el pie m¨¢s preciso del momento, un superdotado para tirar paredes en espacios m¨ªnimos, lo que supone en parte la esencia del f¨²tbol espa?ol. En la primera parte, Espa?a result¨® asim¨¦trica, tratando de aproximarse solamente por una banda, siendo previsible y aburrida. Un mal trago. Despu¨¦s de varios meses instalada en un mundo feliz, la selecci¨®n espa?ola se encontr¨® de repente con un sufrimiento inesperado. En su propia casa y ante un rival de medio pelo, el combinado de Del Bosque descubri¨® las diferentes caras de la impotencia. La incapacidad para disfrutar de su f¨²tbol como lo hizo en la pasada Eurocopa. ?Las causas? Variadas.
Ante el previsible muro bosnio, el cuadro de Del Bosque se volc¨® en exceso por esa alegre novedad que supon¨ªa la entrada en la esquina izquierda de Capel, que se tom¨® con un exceso de celo su objetivo de desbordar por regate y velocidad. Abus¨® de ambos. Ten¨ªa la chispa que necesitaba Espa?a para abrir un partido muy espeso, pero le falt¨® serenidad para levantar la cabeza y elegir la opci¨®n m¨¢s beneficiosa. Acab¨® enredado entre sus propios quiebros, hecho un ovillo. Pecadillos de juventud agravados porque en el otro extremo, el derecho, hubo un erial. A la propensi¨®n de Iniesta a fugarse de la banda se uni¨® la noche borrosa de Sergio Ramos, que tampoco tuvo ning¨²n inter¨¦s en alcanzar la l¨ªnea de fondo.
Para agravar los malos presagios, Villa fall¨® un penalti en el minuto 35 por querer ajustar el disparo demasiado al palo izquierdo. Rodeado en solitario de tres centrales, El Guaje pas¨® la noche quej¨¢ndose de todo, a disgusto con las decisiones del ¨¢rbitro y con el escaso juego que le llegaba de sus compa?eros. Hasta que encontr¨® la jugada que estaba esperando. El pase en profundidad de Cesc, el regate al portero en carrera y... el disparo a gol sin apenas ¨¢ngulo. Casi un milagro.
Del Bosque corrigi¨® la posici¨®n de Iniesta tras el descanso. Le orden¨® que ocupara el extremo derecho con m¨¢s determinaci¨®n. Lo hizo. Y por ah¨ª llegaron las primeras v¨ªas de agua en la defensa bosnia. La selecci¨®n de Blazevic cometi¨® el error de creer que ten¨ªa controlada a Espa?a. De pensar que Cesc y Villa, de los peores hasta ese momento, estaban absolutamente neutralizados.
Para la ¨²ltima media hora, con el candado abierto y la afici¨®n entusiasmada, Del Bosque dio paso a Xabi Alonso y Cazorla, que dieron un aire mucho m¨¢s festivo al equipo. Iniesta, adem¨¢s, volvi¨® a parecerse al de antes de la Eurocopa. Y, con ¨¦l, todo el equipo en este ¨²ltimo tramo en el que Espa?a recuper¨® la velocidad de la mente y de las piernas, que propiciaron las triangulaciones al borde del ¨¢rea contraria, marca de la casa. El estilo, pese a la cura de humildad, quedaba a salvo.
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