Los ca?ones y el oro de agosto
China y Rusia acaban de ofrecer al mundo unos contrastes muy claros en el uso del poder. Como dec¨ªa hace poco el analista franc¨¦s Dominique Moisi, "mientras China pretende seducir e impresionar al mundo con el n¨²mero de medallas ol¨ªmpicas conseguidas, Rusia quiere impresionarle con la demostraci¨®n de su superioridad militar; el poder blando de China frente al poder duro de Rusia".
Algunos analistas estadounidenses, como Edward Luttwak, han llegado a la conclusi¨®n de que la invasi¨®n rusa de Georgia prueba la "irrelevancia" del poder blando y el dominio del poder duro militar. En realidad, la situaci¨®n acabar¨¢ siendo m¨¢s complicada tanto para Rusia como para China.
El poder blando es la capacidad de obtener lo que se quiere mediante la atracci¨®n y la persuasi¨®n, y no a trav¨¦s de la coacci¨®n o el pago. No es la soluci¨®n a todos los problemas. No es probable, por ejemplo, que la afici¨®n del dictador norcoreano Kim Jong-il al cine de Hollywood afecte a su programa de armas nucleares. Y es obvio que el poder blando no consigui¨® evitar que el Gobierno talib¨¢n de Afganist¨¢n apoyara a Al Qaeda en los a?os noventa.
Este verano, Rusia ha optado por exhibir su poder duro; China ha preferido el blando
China termin¨® el mes pasado reforzada por el ¨¦xito de las Olimpiadas
Pero hay objetivos, como la promoci¨®n de la democracia y los derechos humanos, que se consiguen m¨¢s f¨¢cilmente mediante el poder blando, que tambi¨¦n puede crear un entorno que favorezca o dificulte la tarea del poder duro, como descubri¨® Estados Unidos tras la invasi¨®n de Irak.
Los esc¨¦pticos que desprecian el poder blando porque no resuelve todos los problemas son como un boxeador que pelea sin usar la mano izquierda porque la derecha es m¨¢s fuerte. El poder blando no suele ser suficiente, pero muchas veces es fundamental combinar los dos tipos de poder para obtener una estrategia eficaz de "poder inteligente". Como dijo el a?o pasado el secretario estadounidense de Defensa, Robert Gates, "estoy aqu¨ª para defender la necesidad de reforzar nuestra capacidad de emplear el poder blando e integrarlo mejor con el poder duro".
La fuerza militar, por supuesto, es una fuente de poder duro, pero ese mismo recurso, en ocasiones, puede contribuir al poder blando. La impresionante labor de ayuda humanitaria llevada a cabo por el Ej¨¦rcito estadounidense tras el tsunami del oc¨¦ano ?ndico en 2004 y el terremoto del sur de Asia en 2005 ayud¨® a restaurar la capacidad de atracci¨®n de Estados Unidos.
Por otra parte, el mal uso de los recursos militares puede minar el poder blando. La Uni¨®n Sovi¨¦tica ten¨ªa una gran cantidad de poder blando en los a?os posteriores a la Segunda Guerra Mundial, pero lo destruy¨® por el uso que hizo el Kremlin de su poder duro contra Hungr¨ªa y Checoslovaquia.
En la actualidad, Rusia est¨¢ viviendo un periodo de reacci¨®n nacionalista a lo que considera la humillaci¨®n sufrida tras la ca¨ªda del imperio sovi¨¦tico. Con el impulso que ha supuesto para su econom¨ªa la subida de los precios de la energ¨ªa, Rusia ha visto una oportunidad de reafirmar su poder sobre sus vecinos. Adem¨¢s, le han molestado los planes de expansi¨®n de la OTAN, la propuesta de sistema de defensa antimisiles bal¨ªsticos en Europa del Este y el reconocimiento occidental de la secesi¨®n de Kosovo de Serbia, que es aliado de Rusia.
Rusia lleva ya tiempo intentando debilitar al Gobierno de Georgia. A principios de agosto, tendi¨® una trampa en Osetia del Sur, y Georgia cay¨® est¨²pidamente en ella. Si los rusos hubieran usado sus fuerzas "de paz" exclusivamente para defender la "autodeterminaci¨®n" de los osetios del sur (citando el precedente de la actuaci¨®n occidental en Kosovo), habr¨ªan hecho muy poca mella en su poder blando, y los beneficios podr¨ªan haber sido mayores que los costes. Pero al haber llevado a cabo bombardeos, barricadas y la ocupaci¨®n de muchas partes de Georgia, al retrasar su retirada, hacer desfilar a soldados georgianos con los ojos vendados y no defender a los ciudadanos georgianos, Rusia ha perdido su supuesta legitimidad y ha sembrado el miedo y la desconfianza en gran parte del mundo.
Algunos vecinos, como Ucrania, se han vuelto m¨¢s cautelosos. Un precio inmediato fue que Polonia revoc¨® su rechazo al escudo antimisiles bal¨ªsticos de Estados Unidos. Cuando Rusia pidi¨® que apoyaran su pol¨ªtica en Georgia a los dem¨¢s miembros de la Organizaci¨®n de Cooperaci¨®n de Shanghai, China y otros se negaron. Los costes a largo plazo pueden ser, entre otros, el fracaso de la propuesta rusa de un nuevo sistema europeo de seguridad, un renovado inter¨¦s europeo en los gaseoductos Nabucco y White Stream, que esquivan Rusia, y el declive de las inversiones extranjeras.
Por el contrario, China termin¨® agosto con su poder blando reforzado por el ¨¦xito de sus Juegos Ol¨ªmpicos. En octubre de 2007, el presidente Hu Jintao declar¨® que China ten¨ªa intenci¨®n de incrementar su poder blando y los Juegos formaban parte importante de esa estrategia. La creaci¨®n de los Institutos Confucio para promover la cultura china, la expansi¨®n de las emisiones audiovisuales internacionales, la atracci¨®n de estudiantes extranjeros a sus universidades y la puesta en marcha de una diplomacia m¨¢s suave respecto a sus vecinos del sureste asi¨¢tico son grandes inversiones que ha hecho China en poder blando. Las encuestas de opini¨®n muestran que su reputaci¨®n internacional ha mejorado.
Pero el Gobierno chino no ha logrado todos sus objetivos ol¨ªmpicos. No cumpli¨® sus promesas de permitir manifestaciones pac¨ªficas y acceso libre a Internet, con la consiguiente reducci¨®n de sus ganancias de poder blando.
Ser¨¢ necesario algo m¨¢s que unos Juegos Ol¨ªmpicos triunfantes para superar esos l¨ªmites autoimpuestos. Por ejemplo, una reciente encuesta de Pew mostraba que, a pesar de los esfuerzos de China para aumentar su poder blando, Estados Unidos sigue dominando todas las categor¨ªas. Es decir, aunque China obtuvo m¨¢s medallas de oro, los Juegos no se volvieron en contra de Estados Unidos fuera del terreno deportivo. Es de esperar que los dirigentes chinos aprendan la importancia de la libertad de expresi¨®n para establecer el poder blando.
Por supuesto, el tiempo dir¨¢ cu¨¢les son los resultados definitivos de los ca?ones y el oro de agosto para Rusia y China. A diferencia de una competici¨®n ol¨ªmpica, sus ¨²ltimas actuaciones no tendr¨¢n puntuaci¨®n definitiva hasta mucho despu¨¦s de que hayan terminado sus juegos de poder.
? Project Syndicate, 2008.
Joseph S. Nye jr. es catedr¨¢tico en Harvard; su ¨²ltimo libro es The Powers to Lead. Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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