"La Iglesia dej¨® que Dios fuera un arma de poder", cree Olmi
"Las religiones no han salvado nunca al mundo, han sido siempre motivo de divisi¨®n. Dios ha sido utilizado como excusa para los delitos m¨¢s crueles y como instrumento de prevaricaci¨®n sobre los m¨¢s d¨¦biles". Lo afirma Ermanno Olmi (Bergamo, 1931), uno de los grandes directores actuales del cine italiano, que se dio a conocer en 1978 con El ¨¢rbol de los zuecos, fresco coral de la vida de los humildes en la Italia rural, con fuertes connotaciones religiosas, que le vali¨® la Palma de Oro en Cannes.
Y es que Olmi, que estuvo en Barcelona para participar en el congreso El Dios de los cineastas, organizado por la Facultad de Teolog¨ªa de Catalu?a, asegura que "la Iglesia ha permitido que Dios se utilizara como instrumento de poder. Son los famosos sacerdotes del templo...".
Tras alejarse del cine a causa de una grave enfermedad, Olmi volvi¨® en 1987 con La leyenda del santo bebedor, basada en la novela de Joseph Roth, que obtuvo el Le¨®n de Oro en Venecia. Ahora, Cien clavos es, dice, su ¨²ltimo filme. "Ser¨ªa presuntuoso definirlo como testamento art¨ªstico; es m¨¢s un saludo: vuelvo al documental con el que empec¨¦ hace 50 a?os". Los clavos son los que el protagonista, "un Cristo de las calles y no de los altares", utiliza para crucificar a sus libros. "Si la cultura es la b¨²squeda de las infinitas posibilidades de la verdad y la religi¨®n la b¨²squeda de la espiritualidad, no hay conflicto. ?ste nace cuando la cultura se encierra en esquemas y la religi¨®n en dogmas".
Su actitud cr¨ªtica hacia la Iglesia lleva al protagonista de Cien clavos a afirmar que "en el D¨ªa del Juicio ser¨¢ Dios quien tendr¨¢ que dar cuenta de todos los sufrimientos del mundo". Sin embargo, su profunda religiosidad, su lirismo y el elogio de la vida rural le valieron la acusaci¨®n de idealista. "Entre la utop¨ªa y la realidad est¨¢ la medida de nuestra responsabilidad, lo que hemos podido o querido hacer es la medida de nuestro fracaso. En el cine, por un lado est¨¢ la espectacularizaci¨®n de la realidad y, por el otro, la poes¨ªa, la capacidad de emocionar con el evento m¨ªnimo y cotidiano", expone este admirador de Rossellini y amigo de Pasolini, con quien rod¨® dos pel¨ªculas.
El hecho de no hacer pel¨ªculas narrativas no significa que Olmi deje de trabajar, porque ya est¨¢ en dos documentales: uno sobre el movimiento de campesinos Terra Madre y otro sobre un proyecto del arquitecto Renzo Piano. "Hay que poner el sentido de la oraci¨®n en lo que hacemos. Dios, si existe, quiere ser reconocido, no idolatrado. A veces, una blasfemia sirve m¨¢s que una plegaria porque oculta el deseo de creer", opina.
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