Horizonte de arena
Siete kil¨®metros de playa atl¨¢ntica, h¨®rreos y panor¨¢micas de postal en Carnota, en la Costa da Morte
El estar a trasmano de importantes rutas de comunicaci¨®n, as¨ª como el hecho de haberse integrado a tiempo la franja litoral en la Red Natura 2000, fueron determinantes para que Carnota (A Coru?a)conservara ese aura de isla de reposo, de playa de campesinos. Un ejemplo de maravillosa invariabilidad en el arranque de la Costa da Morte.
En el punto kilom¨¦trico 29,500, entre Muros y Carnota, buscamos la Praia do Ardeleiro para alcanzar a pie el ancla monumental que recuerda el hundimiento en 1966 de la fragata Ariete. A esta Ruta dos Naufraxios se denomina tambi¨¦n Ruta Solidaria, porque se abri¨® para que 120.000 voluntarios pudieran recoger 15.000 toneladas de chapapote del petrolero Prestige, hundido en 2002.
Al entrar en Lira, justo donde se se?aliza la playa de Simpr¨®n, giramos a la derecha en direcci¨®n al alto de Cabana. S¨®lo a trav¨¦s de panor¨¢micas a¨¦reas como ¨¦sta, los siete kil¨®metros del arenal m¨¢s extenso de Galicia se muestran en toda su espectacularidad playera. Adem¨¢s, sus atardeceres incorporan a la sustancia visual Finisterre y el no menos ¨¦pico monte O Pindo. En Cabana se enlaza con la Senda Verde, camino de tierra de 14 kil¨®metros que transita la parte alta de las monta?as y en el que cicloturistas y senderistas disponen de tramos circulares.
En Carnota, el turismo embrionario sustituye poco a poco un mundo agr¨ªcola simbolizado por h¨®rreos que figuran por derecho propio en los anales de la historia de la arquitectura popular gallega. S¨®lo en Carnota hay inventariados un millar, aunque los de Lira y Carnota, depositarios de la fuente de ingresos que devengaba la Iglesia -ma¨ªz, patatas y trigo-, rivalizan en tama?o. Ambos cuentan con 22 pegoyos (pies), y si bien el de Lira es m¨¢s largo, el de Carnota muestra mayor anchura. Son, de eso no hay duda, los m¨¢s grandes de Galicia en su modalidad. Al de Carnota, adem¨¢s, lo rodea un m¨ªnimo casco hist¨®rico, con palomar, casa rectoral, puente e iglesia. Delicioso.
Llega el momento de invocar el sedante atractivo del oc¨¦ano. La playa de Carnota, soberbia con marea baja, es vasta. Infinitamente vasta como el mar abierto a su costado, que, a golpes de olas, la barre de punta a cabo. El yodo puro del Atl¨¢ntico. A la zona m¨¢s segura para el ba?o se llega tomando en Maceiras cualquiera de los viales a las playas de Areeiro, Malladoira o Mallou. Y es que cada tramo de Carnota tiene su vitola. Es ¨¦sta tambi¨¦n la zona elegida por el campe¨®n Abel Lago, quien ocupa el primer puesto en la clasificaci¨®n mundial de kitesurf en la modalidad wave.
Dunas de porcelana
La desembocadura del r¨ªo Vadebois forma una valiosa zona intermareal en Boca do R¨ªo, as¨ª como marismas declaradas, por su avifauna, lugar de inter¨¦s comunitario (LIC). Durante la pleamar se forman peque?as piscinas naturales de gran aceptaci¨®n entre la chavaler¨ªa, por no hablar de las dunas de porcelana donde nidifica, hecho inusual, el chorlitejo patinegro.
En O Viso tomamos hacia Santa Comba, y a cuatro kil¨®metros, pasada la iglesia de San Mamede, surge el mirador de Louredo. Impresiona, durante el crep¨²sculo, el efecto especulativo del monte O Pindo en el flujo de la pleamar.
De regreso a la carretera, un poco m¨¢s adelante, Nacho Porto reclama la atenci¨®n con una tienda-taller (981 76 25 00) realmente imaginativa por sus vajillas y bisuter¨ªa de porcelana, cuando no por sus personal¨ªsimos animales mitol¨®gicos. Como el Munte, "cruce de vaca gallega con rinoceronte que vino a hacer turismo por Galicia", nos apunta. La panor¨¢mica -?si es que, en Carnota, donde quieras que mires sale una postal!- no hace sino provocar la envidia de la casa del artista.
Adem¨¢s de centro gastron¨®mico, Caldebarcos constituye el fragmento ¨²ltimo y el m¨¢s oriental del play¨®n, en el que destacan la veintena de casetas utilizadas por los pescadores a guisa de almac¨¦n. Y como estamos en Galicia, las casetas no son sino moles de puro granito. Siguiendo hacia Cee, la dualidad entre la playa azul de San Pedro y el puerto marcan el car¨¢cter de O Pindo. La carretera se arrima al macizo m¨ªtico de O Pindo, al monte sagrado cuyos pe?ascos copian el aire de un Parnaso. Unas dos horas y media se tarda en hollar la cumbre, a 641 metros de altitud, buscando siempre las condiciones atmosf¨¦ricas favorables.
El camino se adentra en un paisaje craquelado como nunca se vio. Hay pedruscos que semejan formas alusivas a su condici¨®n figurativa: la g¨®ndola, la tortuga, varios guerreros. Algunos estudiosos sugieren formas salidas de la mano del hombre, lo que a?ade ese punto misterioso que nunca puede faltar en tierras galaicas. ?El Olimpo celta!
M¨¢s propuestas e informaci¨®n pr¨¢ctica en la Gu¨ªa de Galicia
Gu¨ªa
Turismo 'mari?eiro'
? La cofrad¨ªa de pescadores de Portocelo (981 76 12 52; www.mardelira.net), en Lira, ofrece "vivir un d¨ªa la vida de un pescador carnotano": enrol¨¢ndose en un barco de 12 metros y saliendo a faenar a las siete de la ma?ana. En septiembre se utiliza el arte de la nasa y conviene tomar alg¨²n medicamento contra el mareo. Al final llega la visita a la Casa de Pepe do Cuco (museo marinero), el pulpo con ribeiro en el bar y la subasta de pescado. Precio, 45 euros por persona y d¨ªa (hasta 4 personas, 160).
Comer
Consulta la selecci¨®n de restaurantes de EL VIAJERO en A Coru?a.
Dormir
? Aldea San Cibr¨¢n (618 54 27 23; www.aldeasancibran.es). Carnota. 45 euros.
? Xanela da L¨²a (981 76 13 06; www.xaneladalua.biz; Lira, Carnota). Doble, 70.
Informaci¨®n
? Turismo de Carnota (981 85 71 43; www.concellodecarnota.com).
? www.costadelamuerte.com.
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