V¨ªsperas congresuales
Los dos grandes partidos pol¨ªticos valencianos est¨¢n metidos y con distinta suerte en sus respectivos fandangos congresuales. El PP, tal como era previsible, lo tiene claro. Contentados o desarmados los ¨²ltimos reductos zaplanistas, todo el poder es para el jefe, en torno al cual se aprietan las filas sin que pueda percibirse la menor fisura. Una singular simbiosis que invita a preguntarnos si m¨¢s all¨¢ de tanto fervor hay un rastro de pensamiento, y no digamos de pensamiento cr¨ªtico. Ya puede pues anticiparse que el c¨®nclave popular del pr¨®ximo octubre se reducir¨¢ a un ceremonial que reforzar¨¢ m¨¢s si cabe el liderazgo de Francisco Camps. Un ritual que, por previsible y reiterado, ya peca de tedioso. Sobre todo para quienes no son de esa cuerda.
Claro que para s¨ª lo quisieran en estos momentos no pocos de sus antagonistas del PSPV, fragmentados y a la gre?a para resolver la pl¨¦tora de aspirantes a dirigirlo y colmar de una vez la sede vacante que lo lastra desde que Joan Lerma se refugi¨® en Madrid a mediados de los noventa. Una acefalia causante de turbulencias y frustraciones sucesivas que ahora mismo tiene en jaque nada menos que a cinco aspirantes a liderar el partido. Concurrencia que puede parecer excesiva -y de hecho lo es-, pero que se explica por el vac¨ªo de poder debido a la larga anemia partidaria padecida en este colectivo y los errores cometidos, siendo uno de estos y principal el haber apostado por dirigentes "d¨¦biles, manejables y de transici¨®n", como anotaba Josep Torrent en estas p¨¢ginas. Qu¨¦ remedio. ?Hab¨ªa otros? Quiz¨¢ fuese aleccionador mencionar un d¨ªa a cuantos han contribuido a este desgobierno por mor de una miserable parcelita de poder o comedero, como todav¨ªa se constata en estas vigilias de tribulaci¨®n congresual.
En este sentido, no podemos soslayar esta pintoresca intentona de control con mando a distancia que ha sido la plataforma denominada Socialismo y Ciudadan¨ªa promovida por el entorno de la secretaria de Organizaci¨®n del PSOE, Leire Paj¨ªn, con la colaboraci¨®n ins¨®lita de algunos venerables militantes que bien saben cu¨¢n funestas son estas injerencias en el hoy err¨¢tico y fr¨¢gil colectivo del PSPV. El prop¨®sito, sumariamente dicho, no era otro que el de consolidar un pajinato valenciano, una suerte de taifa que asegurase la preeminencia de la citada dirigente y de su clan familiar pol¨ªticamente parasitario mediante la elecci¨®n de un l¨ªder af¨ªn y d¨®cil. Parece que la intentona se ha ido al garete de puro ambiciosa, pero do?a Leire ya se ha dejado en el intento algunos jirones de su maniobra. Mal comienza la moza su nuevo cometido federal, que al menos en las formas habr¨ªa de ser escrupulosamente neutral.
Y la pl¨¦tora. ?Qui¨¦n se llevar¨¢ el gato al agua? Es la pregunta con morbo que s¨®lo a partir de estos d¨ªas pr¨®ximos empezar¨¢ a pespuntear su respuesta. Por lo pronto, un par o tres de quienes est¨¢n en la carrera habr¨¢n de hacerse a un lado. Francesc Romeu, por edad, preparaci¨®n y trazas se perfila como dirigente con futuro. A Jos¨¦ Luis ?balos m¨¢s bien le lastran parad¨®jicamente sus m¨¦ritos hist¨®ricos. Jorge Alarte y Ximo Puig coinciden en que el lance acabar¨ªa siendo cosa de dos, ellos mismos, s¨ªmbolos respectivos de la intrepidez y del arraigo en el partido. Pero eso, hasta que Ana Noguera se ha sumado a la cuca?a con una credencial de izquierda y una dial¨¦ctica afilada que desasosiega a la derecha ind¨ªgena, lo que no consegu¨ªa desde ha mucho por estos pagos ning¨²n pol¨ªtico socialista.
En cuanto a la ponencia pol¨ªtica cabe decir que, como siempre, pugnan en ella las dos almas del socialismo, la m¨¢s y la menos conservadora, con una decantaci¨®n favorable en este caso a la primera debido a sus notables elusiones y tibiezas ideol¨®gicas, tan propias de la casa. Ya no se trata de cambiar la sociedad, sino de adaptarse a ella. Pragmatismo se llama -o pretenden- esa figura, que en realidad no predetermina qu¨¦ har¨ªan a la hora de gobernar ante cada problema concreto. Pero previamente lo decisivo es desplazar a la derecha. Para ello, en estos trances, resulta prioritario acertar con el o la dirigente capaz de persuadir al partido de que eso es posible. Un criterio orientativo para los militantes y asimismo pragm¨¢tico podr¨ªa consistir en contraponer cada uno de los candidatos arriba citados con el actual presidente de la Generalitat y deducir qui¨¦n est¨¢ mejor dotado para darle la r¨¦plica y, adem¨¢s, movilizar al electorado. Un simple juego pr¨¢ctico.
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