Oportunismos e hipocres¨ªas
La campa?a de John McCain no acababa de arrancar. ?Qu¨¦ mejor que hacerse con los servicios de una apasionada militante de los valores conservadores para que encienda a las bases con la lucha contra el aborto, las f¨¢bulas del creacionismo, la cultura del rifle y, consecuencia l¨®gica de todo ello, el orgullo de mandar un hijo a la guerra de Irak? McCain resolvi¨® dos problemas con una sola decisi¨®n: silenci¨® las voces que, desde su propio partido, le se?alaban como un heterodoxo sospechoso, y consigui¨® que, por unos d¨ªas, el desastre econ¨®mico que Bush le ha dejado como herencia no fuera el tema ¨²nico de campa?a. Un giro en la campa?a electoral americana que podr¨ªa incluso ser interesante si la gente liberal y de izquierdas, contra la que Sarah Palin lanza su cruzada, aceptara el reto y defendiera sus valores sin complejos. Pero a medida que la elecci¨®n se acerca, Barack Obama pierde frescura y, como otros l¨ªderes llamados progresistas, cuando la derecha le ataca saca la conclusi¨®n de que tiene que moderarse.
Por los mismos d¨ªas en que McCain giraba hacia la ideolog¨ªa, el Gobierno socialista acud¨ªa al mismo recurso para intentar sacudirse la presi¨®n a que la crisis le tiene sometido. Zapatero ha empezado a convertir en actos lo que el Congreso del partido aprob¨® antes del verano: una modificaci¨®n del programa electoral, cuatro meses despu¨¦s de las elecciones. Cuestiones como el aborto o el suicidio asistido, que en la campa?a electoral hab¨ªa dejado en suspenso para no asustar al personal, se lanzan ahora con estruendo para restar espacio a la crisis en la portada de los diarios. Zapatero tiene la ventaja de tener delante una derecha tan conservadora como la americana, pero m¨¢s cobarde, que delega la defensa de sus valores ideol¨®gicos en la Iglesia cat¨®lica. Con lo cual, Zapatero provoca a la derecha y se encuentra delante a los se?ores obispos. Lo que permite cultivar los buenos sentimientos de la gente de izquierdas, que se estremecen porque tienen memoria -aunque algunos se la nieguen- cuando ven a los curas y a la derecha juntos.
Ante la nueva ofensiva del PSOE en materia de moral y costumbres, los ¨²nicos argumentos que han salido de la boca del neomoderado Rajoy, que el rayo de la derrota convirti¨® repentinamente de azote de malvados vendepatrias a pac¨ªfico ciudadano a la caza de consensos, han sido dos: que eran cortinas de humo con las que no merec¨ªa la pena perder el tiempo y que Zapatero s¨®lo quer¨ªa dividir a los espa?oles. Hay una lectura benevolente de la reacci¨®n de Rajoy: sabe perfectamente que la situaci¨®n econ¨®mica da?a a Zapatero y no quiere ning¨²n otro tema que pueda captar la atenci¨®n de los espa?oles durante esta legislatura. Si la anterior legislatura fue monotem¨¢tica (negociaci¨®n con los terroristas y liquidaci¨®n de Espa?a), ¨¦sta tambi¨¦n (crisis econ¨®mica). Con la ventaja de que el papel de Rajoy puede ser m¨¢s agradecido porque la crisis econ¨®mica desgasta al Gobierno sin que el l¨ªder de la oposici¨®n tenga que hacer grandes aspavientos.
Pero hay otra lectura menos bondadosa de la actitud de Rajoy: la derecha est¨¢ plenamente empapada de la idea de que el dinero es el ¨²nico criterio de evaluaci¨®n -y de preocupaci¨®n- del hombre y que lo dem¨¢s es acompa?amiento. Por oportunista que sea la acci¨®n del Gobierno, hay que estar muy cegado por la propia t¨¢ctica para despachar cuestiones como el aborto o el suicidio asistido con el desprecio que merece lo que es insignificante al lado de los problemas reales del pa¨ªs. Por m¨¢s que a Rajoy le moleste, hay muchas personas, tambi¨¦n en su electorado, que han vivido el drama de un embarazo no deseado o que ven c¨®mo un ser querido est¨¢ atado a una vida que tiene muy poco de ese nombre, ahogado en un mar de sufrimientos. Rajoy sabe que estas cosas ocurren aunque haya crisis. Pero prefiere que la gente las siga resolviendo a escondidas. Y que los curas vayan repitiendo sus letan¨ªas. Eterna hipocres¨ªa de la derecha.
Lo que m¨¢s llama la atenci¨®n, sin embargo, es la escasa generosidad de los conservadores espa?oles en la cuesti¨®n de la memoria de las v¨ªctimas del franquismo. Dicen que el Gobierno rompe el consenso sobre la Guerra Civil. ?Qu¨¦ consenso? ?El que impusieron los vencedores? En Espa?a no ha habido ning¨²n consenso sobre la Guerra Civil. S¨®lo ha habido un pacto de amnist¨ªa acompa?ado de una amnesia motivada por la sana intenci¨®n de poner en marcha la democracia. Pero ahora la democracia est¨¢ consolidada. ?Por qu¨¦ la derecha se empe?a en que los dem¨¢s no puedan honrar a sus muertos?
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