La noche en que Madrid amaneci¨®
La 'velada blanca' cubri¨® la capital de luces y de espect¨¢culos visuales
21.00. La luna llena se duplic¨®
La noche no se quit¨® el velo. No se lo quit¨® porque no hubo. La tela que deb¨ªa caer a las 21.00 y descubrir la gigantograf¨ªa lunar de Chema Madoz en medio de fuegos artificiales no cay¨®. All¨ª estaba, junto a la Luna, la Luna Gong del conocido fot¨®grafo, colgada del edificio Espa?a esperando a que el espect¨¢culo pirot¨¦cnico marcara el comienzo de una largu¨ªsima velada cultural con 172 actividades. Y as¨ª fue. Los fuegos artificiales iluminaron la plaza de Espa?a, pero lanzados desde la propia plaza y no desde la azotea del edificio, como tambi¨¦n estaba previsto. "Ha sido por razones de seguridad", explic¨® un operario.
"Toma; cuando empiecen los fuegos, la enciendes", le dice al ni?o un voluntario mientras le da una bengala. Pasan tres minutos de las nueve. Los primeros fuegos artificiales provocan un "?Aaah!" generalizado entre los centenares de personas que hay en la plaza, que enseguida empiezan a revolverse el pelo y a sacudirse los hombros: llueven restos de cohetes.
Se inauguraba, un a?o m¨¢s, la Noche en Blanco. Y lo hac¨ªa por partida doble. A la vez, en el Matadero, el alcalde Alberto Ruiz-Gallard¨®n esperaba la llegada del cineasta Pedro Almod¨®var para rendirle homenaje con un concierto (Canciones para Pedro) y con m¨¢s fuegos artificiales.
La tercera edici¨®n de la velada blanca arrancaba y Madrid, dispuesta a empalmar con el d¨ªa, se llenaba de espect¨¢culos callejeros, luces, proyecciones sobre fachadas, esculturas sonoras y olfativas, performances, acr¨®batas y ?hasta funambulistas! La noche, en la que el Ayuntamiento se gasta 1,5 millones de euros, promet¨ªa diversi¨®n y mucha gente. Un a?o m¨¢s, los madrile?os invadieron las calles de la capital cortadas al tr¨¢fico.
La velada cultural, ya convertida en fiesta sin paliativos, lleg¨® a las siete de la ma?ana con los DJ's en el paraninfo de la Complutense.
21 30. Almod¨®var y Gallard¨®n quedan en el Matadero
Sin nubes en el cielo pero con una fr¨ªa brisa que hizo m¨¢s apetecibles los caf¨¦s que los refrescos, las 3.500 personas que llenaban el patio central de Matadero Madrid recibieron en pie a Pedro Almod¨®var para rendirle homenaje. El director lleg¨® a las 21.45 acompa?ado del alcalde, Alberto Ruiz-Gallard¨®n. Cuatro pantallas gigantes mostraron las escenas m¨¢s emblem¨¢ticas de sus pel¨ªculas, mientras sonaba la m¨²sica del compositor fetiche de Almod¨®var, Alberto Iglesias.
Para la segunda parte, un men¨² m¨¢s flamenco. Buika, Miguel Poveda y Eva Yerbabuena, los tres escogidos por el director, cantaron y bailaron sobre el escenario. Yerbabuena fue la encargada de cerrar la fiesta con un programa variado que iba desde una saeta de Miles Davis a una nana de Caetano Veloso o una buler¨ªa que se transformaba en sole¨¢.
22.00. El firmamento se hizo en el suelo
Fin del boicot meteorol¨®gico a la Noche en Blanco. No llovi¨® sobre las 10.000 bombillas tituladas M¨¢ximo Silencio, del artista Gian Carlo Neri en la explanada del Rey. "?Te imaginas que hubiera un cortocircuito cuando lo enchufe Gallard¨®n?", bromeaban algunos de los asistentes.
El artista italiano -acompa?ado por su familia al completo, como un cl¨¢sico del cine-, se paseaba en vaqueros entre el p¨²blico, fumando y respondiendo personalmente a la pregunta del mill¨®n: "?Cu¨¢ndo se enciende esto?". "A las diez y cuarto. Unos minutos de cortes¨ªa para esperar al alcalde. Si se retrasa, nos llama y encendemos sin ¨¦l". El alcalde no lleg¨®, pero la explanada se convirti¨® en un campo alien¨ªgena iluminado con miles de luces que se volver¨¢n a encender todas las noches de 21.00 a 6.00 horas hasta el pr¨®ximo martes 16.
22.30. Por la Puerta de Alcal¨¢...
"Entonces, ?ya no estamos en Madrid?", le pregunt¨® un chaval a su madre y a su hermana poco despu¨¦s de cruzar el arco central de la Puerta de Alcal¨¢. "No, ya no; porque aqu¨ª era donde antiguamente acababa la ciudad", le respondi¨® su progenitora. Ah, claro. "?Hemos evacuado Madrid!", exclam¨® el chico.
La vieja puerta madrile?a se abri¨® de nuevo ayer, s¨®lo por una noche, para recuperar su antigua funci¨®n, la de entrada y salida de la capital. El artista Eugenio Ampudia (Valladolid, 1958) instal¨® una pasarela bajo el arco central y coloc¨® varios focos con una potencia total de 30.000 vatios para iluminar a los viandantes en el momento de dejar atr¨¢s el antiguo territorio madrile?o. Tras cruzar la puerta, cada asistente recib¨ªa un tarjet¨®n que le acreditaba como ciudadano evacuado.
23.00. Besos como tomates contra el palacio
La plaza de Cibeles acogi¨® ayer hacia las nueve una aglomeraci¨®n silenciosa. La gente permanec¨ªa inm¨®vil en la penumbra. De repente, el sonido de un ruidoso beso retumb¨® en la plaza. Y luego otro, y otro, a trav¨¦s de unos altavoces. Al mismo tiempo, unos carnosos labios rojos aparec¨ªan proyectados en la fachada del Palacio de Telecomunicaciones. "?Qu¨¦ es eso?", preguntaba alg¨²n rezagado que no sab¨ªa que estaba asistiendo a la instalaci¨®n Besos, de la artista Teresa Sapey. "Vaya, ¨¦se ha sido de ventosa, ?eh?", se sorprend¨ªa una espectadora, ante la potencia sonora de los ¨®sculos. "?No ser¨¢ el anuncio de un concurso de besos?", le preguntaba una chica a su compa?ero con algo se sorna. "?Vamos calentando?". Pero el chico no parec¨ªa estar por la labor. Dos horas despu¨¦s de inaugurar la instalaci¨®n, el inicial inter¨¦s ya hab¨ªa deca¨ªdo.
23.30. Un muro de 'graffitis' virtuales y luminosos
El metro, a reventar. Tanto, que entre los que entran y los que salen se forma un atasco en las escaleras de la estaci¨®n de Atocha. En la Glorieta de Carlos V flotan, rodeadas de coches, dos extra?as criaturas: dos patitos de goma amarillos sobrealimentados.
Decenas de personas miran la pared de ladrillo de CaixaForum, al lado del Jard¨ªn Vertical, donde se proyectan las creaciones del colectivo de artistas catalanes Omnivor Lab. Son dibujos que podr¨ªan estar en cualquier muro de cualquier ciudad, de ah¨ª que la obra se llame Graffiti virtual.
A Paula y a Guillermo no les acaban de interesar. Est¨¢n sentados en el Paseo del Prado, dando buena cuenta de dos hamburguesas, y se limitan a echar alg¨²n vistazo desganado. "Es que este banco estaba libre. Es un poco rollo, la verdad".
24.00. El 'rollo' m¨¢s alternativo
A media noche, una cerveza y hablar o poner el o¨ªdo. Es lo que tiene la cultura alternativa: todo cabe. Marian, de 24 a?os, le da sorbos a su ca?a. Est¨¢ en Lavapi¨¦s y no ha pagado un duro. Y todo, por pasarse por la sala Off Limits y acudir al speed dating, o sea, sentarse en una silla y charlar con 10 desconocidos, uno por minuto. Detr¨¢s, otra cola. Uno por uno, se meten en un confesionario donde hay una c¨¢mara. Tendr¨¢n que expresar su opini¨®n sobre una etnia. Marian pasa de eso. Prefiere correr a Malasa?a. En el Espacio Menosuno, en la calle de La Palma, dos actores representan un teatro: 100 cosas mejores que hacer en la Noche en Blanco que ver la Noche en Blanco. Cada cosa la decide un bombo de loter¨ªa. Ejemplo, el 26, contar historias paranormales. Faltan pocos minutos para las doce. Casi la hora bruja. Casualidades.
0.30. M¨²sica en el templo de la palabra
El templo de la palabra fue anoche accidentado santuario de la escucha. Miles de personas se congregaron frente a la escalinata del Parlamento, en la carrera de San Jer¨®nimo, para comprobar el trueque del verbo por las corcheas de m¨²sica espa?ola interpretada por la Orquesta Nacional de Jazz bajo la batuta de Ram¨®n Farr¨¢n, a la espera del baile apasionado de Antonio Canales y luego la emotiva trompeta de Jerry Gonz¨¢lez, m¨²sico puertorrique?o. La orquesta se despleg¨® sobre una tarima de 2,50 metros de altura. Junto a uno de los leones cincelados por el bronce de guerreros ca?ones, un piano all¨ª instalado parec¨ªa intentar rendir homenaje al pianista h¨²ngaro Franz Liszt quien, como reza una placa cercana, brind¨® dos conciertos a la plaza de las Cortes n¨²mero 6 en el a?o de 1844. Buenas intenciones, pero malos resultados ac¨²sticos.
Informaci¨®n elaborada por Elena G. Sevillano, Abel Grau, Beatriz Portinari, Helena Mart¨ªnez, Crist¨®bal Ram¨ªrez y Rafael Fraguas.
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