Al FMI, ni agua
Argentina decide pagar al Club de Par¨ªs para no ser auditada por el organismo
Cualquier cosa antes que el Fondo Monetario Internacional. ?sta es la opci¨®n por la que ha optado el Gobierno argentino para anunciar la cancelaci¨®n de los 6.450 millones de deuda que mantiene con el club de Par¨ªs y que ser¨¢ sufragada con las reservas del Banco Central Argentino. El Gobierno de Cristina Kirchner no quiere ni o¨ªr hablar de la posibilidad de que sus cuentas sean auditadas por el organismo internacional, tal y como exig¨ªan sus acreedores para aceptar un plan de pago a diez a?os vista propuesto por Buenos Aires el pasado enero y que finalmente no ha tenido la luz verde.
El FMI es una de las bestias negras ideol¨®gicas de la Administraci¨®n de los Kirchner, iniciada en 2004. Tanto el ex presidente N¨¦stor Kirchner como su mujer culpan repetidamente en p¨²blico al organismo del desastre econ¨®mico en el que sumi¨® el pa¨ªs en 2001 y el ex mandatario present¨® pr¨¢cticamente como una segunda declaraci¨®n de independencia la cancelaci¨®n total de la deuda argentina con el FMI en diciembre de 2005. Entonces tambi¨¦n se emplearon las reservas del Banco Central.
Una inspecci¨®n a fondo podr¨ªa cerrar las l¨ªneas de cr¨¦dito internacionales
Cuando a poco de presentar su propuesta de pago los acreedores hicieron saber a la Administraci¨®n argentina la condici¨®n inexcusable de que el FMI monitorizada el pago, los Kirchner se negaron en redondo. Pero no s¨®lo por razones ideol¨®gicas. Seg¨²n el procedimiento habitual, el FMI deber¨ªa entrar a fondo en las finanzas argentinas y emitir un dictamen. En una econom¨ªa con las cifras fundamentales falseadas -inflaci¨®n, nivel de pobreza y nivel de ocupaci¨®n, entre otras-, el Gobierno argentino supo que tendr¨ªa un problema pol¨ªtico m¨¢s grave que el econ¨®mico que pretend¨ªa resolver: el cierre de las l¨ªneas de cr¨¦dito internacionales.
A pesar de que las autoridades argentinas insisten una y otra vez en que su econom¨ªa es confiable y que sus reglas del juego est¨¢n claras, la ventanilla de los pr¨¦stamos est¨¢ cerrada tras la suspensi¨®n de pagos de la deuda aprobada en 2002. El megacanje de ¨¦sta en 2005 con una quita de hasta el 60% no ayud¨® a mejorar el clima. Los titulares de unos 20.000 millones de d¨®lares no aceptaron las condiciones argentinas. El otro gran escollo era la deuda impagada del Club de Par¨ªs, donde Espa?a forma parte de los acreedores, con unos 982 millones de d¨®lares.
Hasta ahora, Argentina ha recibido el respaldo oficial de Venezuela con la compra masiva de bonos argentinos cuando ha hecho falta. Pero Hugo Ch¨¢vez ha dado muestras de que una cosa es la amistad y otra son los negocios. La ¨²ltima compra de deuda argentina, efectuada en agosto, fue por valor de 1.000 millones de d¨®lares a un inter¨¦s del 14%. Adem¨¢s, Ch¨¢vez tard¨® apenas 48 horas en revenderlos a bancos venezolanos antes de que el valor de los t¨ªtulos se desplomara.
Pero el que uno anuncie que quiere pagar no quiere decir que el problema se haya terminado. Para empezar, el monto de 6.706 millones de d¨®lares es "un tope" en expresi¨®n del propio Gobierno argentino, que estima que la cifra final ser¨¢ menor. Sin embargo, el Club de Par¨ªs habla de 7.900 millones de d¨®lares. Encima, la decisi¨®n argentina tiene letra peque?a, que la Administraci¨®n Kirchner ha tratado de que no sea filtrada a la opini¨®n p¨²blica: la cancelaci¨®n real s¨®lo afectar¨¢ a la deuda vencida, lo que significa que en noviembre el desembolso ser¨¢ por valor de 300 millones de d¨®lares m¨¢s intereses y penalizaciones previstas. Otra inc¨®gnita es qu¨¦ ocurrir¨¢ con el calendario de pagos que Espa?a y Argentina hab¨ªan alcanzado en marzo de 2007 y que no es compatible con el anuncio argentino.
Varios de los acreedores m¨¢s importantes, como Estados Unidos, quieren que Argentina ofrezca una soluci¨®n a los bonistas que quedaron fueran del canje de 2005, un cap¨ªtulo que Kirchner da por zanjado definitivamente. Tambi¨¦n desean que el FMI ejerza alg¨²n tipo de supervisi¨®n en el proceso de pago. Y aqu¨ª es donde el coraz¨®n pol¨ªtico vuelve a oponerse al bolsillo econ¨®mico. -
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