La honestidad por bandera
Prudente, herm¨¦tica, honesta, heredera de una de las dinast¨ªas asquenaz¨ªes que forj¨® el Likud, Tzipi Livni (Tel Aviv, 1958) se aventur¨® en la vida pol¨ªtica hace s¨®lo 13 a?os. Abogada de profesi¨®n y ex agente del Mosad -dicen las buenas lenguas que no se sentaba en un escritorio-, pelea para convertirse en la segunda mujer -la primera fue Golda Meir, hace cuatro d¨¦cadas- en ocupar el cargo de primer ministro.
No se ha conformado, en un ambiente sumamente machista, con asumir carteras tradicionalmente otorgadas a las mujeres. Ha sido ministra de Justicia y es ahora jefa de la diplomacia. Parca en palabras y ambiciosa, es dif¨ªcil pillarla en un renuncio. Rara avis entre los l¨ªderes de este pa¨ªs. El m¨¢s flagrante, cuando exigi¨® la dimisi¨®n del jefe del Gobierno, Ehud Olmert, tras la publicaci¨®n del informe sobre la guerra de L¨ªbano, en abril de 2007. Desde entonces, las relaciones con su jefe han sido tormentosas. "De su catadura moral, ya lo he dicho todo", lleg¨® a decir.
Ex agente del Mosad, pelea para convertirse en la segunda jefa de Gobierno israel¨ª, tras Golda Meir
Livni se presenta como una dirigente incorruptible. Y aunque carece de carisma, pocos dudan de su capacidad. "Siempre va muy bien preparada a cualquier reuni¨®n. Ello se debe a su formaci¨®n de jurista", afirma una fuente diplom¨¢tica israel¨ª, que a?ade un rasgo preocupante: "Tiene problemas a la hora de tomar decisiones, pero con el tiempo puede crecerse". Un segundo flanco de debilidad, decisivo en cuenta en Israel, es su inexperiencia en materia de seguridad. Porque son multitud quienes desconf¨ªan de ella y ponen el grito en el cielo porque muestra disposici¨®n a tibias concesiones a los palestinos.
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