"Esto es tierra sobre tierra"
Estados Unidos se queja de la pista a medida levantada en la plaza de Las Ventas para la semifinal contra Espa?a
Esta es la plaza de toros de Las Ventas, estos son sus toriles, y por aqu¨ª se llevan a los toreros heridos a la enfermer¨ªa. Lo primero que hicieron los tenistas estadounidenses al llegar el domingo a la monumental madrile?a, donde disputan desde hoy su semifinal de la Copa Davis contra Espa?a, fue interesarse por c¨®mo un torero corneado puede superar los burladeros. Se lo explic¨® su doctor, viejo en a?os y experiencias. Separaron entonces los tenistas sus ojos de los negros barrotes que se?alan la entrada al dispensario, los dirigieron hacia donde deb¨ªa estar el albero, y se encontraron con una pista de tierra batida. La conclusi¨®n fue clara. "?Esto es un nuevo tipo de pista!", dijo Mardy Fish. "?Tierra sobre tierra! Horrible. Lo nunca visto".
Hoy, al sol del mediod¨ªa, Sam Querrey abrir¨¢ la eliminatoria contra Rafael Nadal, el tit¨¢n de la arcilla. Caminar¨¢n los dos hacia el ruedo. Sentir¨¢n c¨®mo su pelo se agita con el viento, la maldici¨®n que conjuran los toreros lanzando al aire papelillos. Y pisar¨¢n la roja tierra batida. M¨¢s de 20 operarios llevan diez d¨ªas adaptando la pista a los deseos de los espa?oles. Es el ant¨ªdoto contra la altura.
"A nivel del mar, viniendo yo rodado sobre tierra, podr¨ªa sentirme c¨®modo", explic¨® el n¨²mero uno; "pero despu¨¦s de mucho tiempo sin jugar en tierra y con estas dif¨ªciles condiciones de altura... Cuesta que la bola caiga. Quien pega el primer tiro fuerte hacia un lado, que es lo que ellos hacen bien, hace dif¨ªcil la recuperaci¨®n del otro. Es dif¨ªcil jugar con control".
Los espa?oles, que no se negaron a competir en la capital, hubieran preferido jugar al nivel del mar. Madrid, sin embargo, est¨¢ a m¨¢s de 600 metros de altura. Que Pedro Mu?oz, presidente de la federaci¨®n, no escuchara sus preferencias, como hab¨ªa prometido, provoc¨® una ruptura total entre los jugadores y el dirigente. Las heridas, que ven¨ªan de antes, siguen abiertas. Mu?oz y los tenistas no se rozan. El mandatario observa los entrenamientos lejos de la pista, con la americana bajo el brazo, y durante el sorteo del orden de juego s¨®lo vio espaldas. Los tenistas guardan sus palabras para los pisteros.
"Nos han ido pidiendo que a?adamos m¨¢s tierra. El objetivo era conseguir que la bola bote mucho y que vaya lenta", explica uno de los responsables de la instalaci¨®n de la pista, que ha obligado a excavar la plaza entre 60 y 80 cent¨ªmetros en el punto m¨¢ximo para colocar las tres capas que la componen. Primero hubo que esperar a que acabaran Las ocho naciones del toreo, la novillada que se celebr¨® hace dos domingos. Luego hubo que escuchar diariamente los consejos de los espa?oles, preocupados por la velocidad, el grado de compactaci¨®n, o la solidez del firme. Y, finalmente, en un infinito concierto de carretillas, redes y operarios manchados de arcilla, que unido al canon federativo y al acondicionamiento de la plaza le ha costado al menos tres millones de euros a la Comunidad de Madrid, se ha terminado una pista a medida. Lo dijo Andy Roddick, la estrella estadounidense: "Nunca vi una pista en la que las bolas dejaran marcas tan profundas". Como las pezu?as de los toros.
Nadal, que acab¨® agotado el Abierto de Estados Unidos, deber¨¢ estrenarla. Seg¨²n los gritos de David Ferrer, que hoy juega contra Roddick, est¨¢ recuperado. "?T¨ªrame una bola normal, perro!", le ped¨ªa, porque aquello no eran pelotas, sino martillos. "?Me tiras bolas que pesan un huevo! ?As¨ª no siento ni una!". Se quejaba Ferrer de que Nadal no le dejara iniciar el peloteo con la tradicional bola de cortes¨ªa. Y Nadal, el de la camiseta provocativa -kiss my ace, b¨¦same el saque directo-, se re¨ªa. Bueno para Espa?a. Malo para Estados Unidos.
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