C¨¦line y Julie afrontan la crisis
Atenci¨®n, atenci¨®n. Comunicado del Departamento de Casos Ins¨®litos: en los ¨²ltimos cinco a?os, el joven dramaturgo catal¨¢n Jordi Casanovas (Villafranca, 1978) ha escrito veintid¨®s obras, de las que ha estrenado diez. (S¨ª, han le¨ªdo bien). Objetivo: "Captar al tercer p¨²blico", ni el maduro ni el infantil, sino a "los que tienen entre 25 y 35 a?os y creen que en el teatro no hay historias para ellos". Modus operandi: dirige sus propios textos con/para la compa?¨ªa FlyHard, un grupo de amigos y c¨®mplices. Tribunas: su trilog¨ªa Hardcore Videogames (2007), integrada por las piezas City/Sim City, Tetris y Wolfenstein, sigui¨® un recorrido igualmente pasmoso: presentada en su sede habitual, el espacio AreaTangent (off-off), pas¨® luego a la Sala Beckett y a Versus (off homologado); y City/Sim City, buque insignia de la flota, acab¨® recalando en el Capitol (circuito "comercial"). Balance: premio Revelaci¨®n de la Cr¨ªtica barcelonesa, premio Serra d'Or y varias nominaciones para los Max. Actualidad: la temporada que comienza tampoco pinta nada mal para Casanovas. Dos nuevas obras en la Villarroel, de la que es "autor residente" -La ru?na (hasta el 19 de octubre) y La revoluci¨® (de enero a marzo), y en noviembre, Lena Woyceck en Temporada Alta.
Con el apocalipsis parece comenzar una nueva edad de oro. "Todo lo que cre¨ªamos necesitar para ser felices ha desaparecido"
La ru?na cuenta una historia de ahora mism¨ªsimo (crash ladrillesco incluido), aunque fue escrita hace ocho meses, justo cuando empezaba el desplome hipotecario americano: de tener acciones, Casanovas se habr¨ªa forrado vendiendo al alza. Silvia (Roser Blanch) y Toni (Borja Espinosa) se quieren, pero su barca choca una y otra vez contra las consabidas rocas cotidianas. Viven en el piso de una abuela muerta, para no pagar alquiler. Todo es viejo a su alrededor: no tienen dinero para cambiar los muebles. Sus licenciaturas son papel mojado. ?l se malgana la vida vendiendo productos de limpieza. Ella no quiere trabajar "en cualquier cosa", pero tampoco avanza en su proyecto art¨ªstico: una exposici¨®n sobre las vidas que podr¨ªa haber vivido "de haber tomado otras decisiones". "Afronta la realidad", dice Toni. "La realidad es muy poco interesante", contesta ella, y sigue jugando a la PlayStation con Ricky (Pablo Lemmers), otro perpetuo adolescente que trabaja como dise?ador gr¨¢fico pero vive de (y con) sus padres. Una tarde, la crisis estalla. De golpe. Por todos lados. El due?o de la empresa de Toni se ha largado con el dinero. Tambi¨¦n se ha largado el marido de Laura (Clara Cols), la hermana de Silvia, perdida en un limbo de pastillas y alcohol. Abel (Sergio Matamala), un vecino agoraf¨®bico, pide consultar en Internet los ¨²ltimos informes del Fondo Monetario Internacional. Su l¨ªnea no funciona y tampoco quiere volver a casa: su mujer, Mari (Mireia Fern¨¢ndez), abogada, est¨¢ a punto de ponerse muy, muy furiosa por razones que no tardaremos en descubrir. Laura trae noticias del espacio exterior: todos los bancos parecen haber cerrado. Tras una violenta discusi¨®n con Toni, Silvia se refugia bajo las faldas de una mesa camilla. S¨®lo Laura intuye lo que va a suceder: lo mismo que ocurri¨® por primera vez doce a?os atr¨¢s, la noche de San Esteban, cuando eran ni?as. ?Misterio! De golpe tambi¨¦n, en el minuto treinta y cinco, La ru?na, que hab¨ªa comenzado como una versi¨®n ¨¢cida de Gu¨¦diguian, gira por una carretera perdida y se adentra en el territorio de Rivette, con Silvia y Laura convertidas en las hermanas catalanas de C¨¦line y Julie. Es un giro tan inesperado -de tranche de vie a comedia fant¨¢stica- que uno piensa que se quedar¨¢ en un mero recurso ingenioso y no se desarrollar¨¢ dram¨¢ticamente. Error. Lo m¨¢s interesante del mecanismo es que instala a los protagonistas en una naturalidad casi bu?uelesca, en un ojo del hurac¨¢n desde el que, parad¨®jicamente, afrontar¨¢n sus respectivas crisis.
La acci¨®n gira y gira con la entrada (o el retorno) de cada personaje. Aparece Carla (Alicia Puertas), una pobre ni?a rica con problemas de comunicaci¨®n, cuyo marido tambi¨¦n ha desaparecido. El bueno de Abel comienza a hablar como si al fin hubiera encontrado a su verdadera familia. Irrumpe de nuevo la iracunda Mari, de dibujo alicorto, pero con una frase sugestiva: "Depositamos nuestra confianza en banqueros e inversores como quien le cuenta las penas a una puta. Y si las putas quisieran escucharnos, no estar¨ªan chupando pollas". Ricky formula su teorema: cuando las cosas est¨¢n fuera de control, quiz¨¢s la ¨²nica soluci¨®n sea un plan todav¨ªa m¨¢s descabellado. La primera parte del plan es un poco forzada: ¨²nico bache de la funci¨®n. No puedo contar m¨¢s. Miremos con los ojos de Toni y llegaremos a varias reflexiones enjundiosas. ?Qu¨¦ es m¨¢s irreal, lo que est¨¢ sucediendo en la casa o lo que sucede fuera? ?Un sistema que ha saltado en pedazos o el juego favorito de las dos hermanas? Toni entra en raz¨®n y abraza una nueva fe. "No importa que lo que est¨¢ pasando sea la cosa m¨¢s extra?a que he visto en mi vida", le dice a Silvia. "Si realmente te quiero, he de creerte". De tal guisa, la disparatada espoleta se convierte en ¨®ptima vara de medir la realidad y, de rebote, el amor de la pareja. Pero a¨²n nos quedan unas cuantas conclusiones. (Si detestan los spoilers, dejen de leer esta cr¨ªtica ahora mismo y corran a la Villarroel. Hasta la pr¨®xima semana). Adelante, spoilers. Silvia decide abandonar su proyecto: "Las vidas posibles que imaginaba me hac¨ªan infeliz. Me quedo con la que tengo". Laura informa sobre la revuelta callejera: la gente est¨¢ quemando los bancos y, m¨¢s simb¨®licamente, las vallas publicitarias. Con el apocalipsis parece comenzar una nueva edad de oro. "Todo lo que cre¨ªamos necesitar para ser felices ha desaparecido", dice Silvia. Y contesta Toni, antes del oscuro (o la claridad) final: "Ahora que todo el mundo es pobre, supongo que comenzaremos a ser normales". La ru?na es una rareza: por su originalidad, por lo oblicuo de su forma, por su talento para esquivar t¨®picos. Por su romanticismo ut¨®pico, tan inesperado como su veta fant¨¢stica. Y est¨¢, adem¨¢s, estupendamente interpretada.

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