La Camorra mata a seis africanos y desata una rebeli¨®n de inmigrantes
Un ajuste de cuentas por el narcotr¨¢fico causa disturbios en la regi¨®n de N¨¢poles
Jueves por la noche, N¨¢poles y toda la regi¨®n de la Campania est¨¢n pendientes del retorno a la UEFA del Napoli despu¨¦s de 10 a?os de sequ¨ªa. A los pocos minutos de comenzar el partido, en Baia Verde, un pueblo cercano a Caserta, Antonio Celentio, de 53 a?os, propietario de una sala de juegos, muere a consecuencia de 60 disparos, muchos de ellos en la cara.
Un italiano muri¨® en otro ataque mafioso la misma noche y a escasa distancia
Veinte minutos m¨¢s tarde, "en el segundo gol del N¨¢poles", seg¨²n algunos testigos, seis o siete sicarios armados con dos metralletas y varias pistolas disparan m¨¢s de 130 proyectiles contra inmigrantes africanos, que, en ese momento, estaban dentro de una peque?a sastrer¨ªa. Dos de ellos, Samuel Kwaku, de 26 a?os, y Adam Cristhofer, de 28, son alcanzados mientras intentan huir hacia un coche. Otro m¨¢s, a¨²n no identificado, muere al volante del veh¨ªculo. Un cuarto, Julius Francis Antwi, de 31 a?os, cae mientras trata de abrir la puerta del Alfa 145. Erik Asserem Ieboa, de 25 a?os, que estaba fuera del local, y Alex Jenes, de 28 a?os mueren tambi¨¦n, el primero en el acto, el segundo ayer por la ma?ana en el hospital. Tambi¨¦n resulta herido de gravedad Joseph Ain Bora, de 24 a?os. Los inmigrantes, originarios de Ghana, Liberia y Togo eran vendedores de droga. La refriega de tiros atrae inmediatamente al lugar, un barrio de extracomunitarios, a un grupo de africanos que comienza a increpar a la polic¨ªa seg¨²n aparece. Patadas, pu?etazos, empujones, vuelco de contenedores de basura, insultos y gritos de "italianos bastardos".
Ayer, desde primera hora de la ma?ana, la comunidad africana de la localidad de Castelvolturno se lanz¨® de nuevo a la calle para protestar y pedir justicia. La manifestaci¨®n deriv¨® en una aut¨¦ntica guerrilla urbana, con barricadas, numerosos coches volcados y lanzamiento de piedras. Unos 300 inmigrantes armados con palos rompieron los cristales de algunas tiendas, tiraron piedras contra las ventanas de varios inmuebles y la emprendieron contra sem¨¢foros, se?ales y todo lo que encontraban a su paso.
Las tiendas estuvieron cerradas todo el d¨ªa, y los vecinos metidos en sus casas, mientras la lluvia ca¨ªa sin cesar. La tensi¨®n se palpaba incluso en el cercano pueblo de Lago Patria. Un gran despliegue de polic¨ªa intentaba evitar que lleguen m¨¢s africanos al lugar y estalle la guerra de los pobres entre africanos y casertanos.
El escenario de la masacre es el territorio del clan de los Casalesi, el m¨¢s poderoso y sanguinario de la Camorra, la mafia globalizada que domina N¨¢poles y su regi¨®n. La primera hip¨®tesis de la polic¨ªa es que se trata de "un feroz" castigo porque los africanos quer¨ªan vender droga sin pagar la "tangente", sin respetar las reglas impuestas por la Camorra.
Esta vez, a diferencia de otros cr¨ªmenes mafiosos locales, hay varios testigos. Unos africanos afirman que vieron a los asesinos llegar en un coche con luces de polic¨ªa en el que iban cuatro hombres. Otros aseguran que los sicarios portaban chalecos de los carabineros.
"Sois unos racistas. Nosotros no tenemos nada que ver con la Camorra, trabajamos de la ma?ana a la noche", gritaban ayer los amigos de las v¨ªctimas. Delante de la sastrer¨ªa, el t¨ªo de una de ellas se desesperaba ante las c¨¢maras de televisi¨®n: "Mi sobrino nunca ha hecho nada malo. Nosotros no somos camorristas".
Ante el local de la matanza, situado en una carretera nacional, la v¨ªa Domiziana, que une Roma con N¨¢poles desde los tiempos de los romanos, se levantaba una barricada con contenedores de basura, colchones y muebles viejos.
El alcalde, Francesco Nuzzo, trat¨® de calmar a los inmigrantes, sin ¨¦xito. "Est¨¢n descontrolados, temo alguna cosa grave", dijo por tel¨¦fono al jefe de la polic¨ªa de Caserta, Carmelo Casabona. Unos cuantos inmigrantes intentaban poner fin a los desmanes. "Algunos han bebido, por eso se comportan as¨ª", explicaba una mujer.
El Comit¨¦ provincial para la Seguridad, reunido con car¨¢cter urgente, defini¨® la situaci¨®n como "alarmante". El delegado del Gobierno, Ezio Monaco, no descart¨® la intervenci¨®n del Ej¨¦rcito. "Lo que ha sucedido es el m¨¢ximo. Nos enfrentamos a una emergencia criminal", se?al¨®.
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